Fry visitando la prisión de Newgate
De la época victoriana he de reconocer que me atrae todo, tanto los esplendores del Imperio como sus miserias, que fueron muchas. La Revolución Industrial llenó las grandes ciudades del Reino Unido de pobres, de desarrapados, de buscavidas,… que acababan llenando las prisiones, como la de Coldbath Fields o la de Newgate.
Elizabeth Fry (1780-1845) visitó la prisión de Newgate (Londres) en 1813. Las condiciones en que vivían los allí recluidos la horrorizaron, sobre todo las de la sección para mujeres. A partir de esa visita dedicó su vida a mejorar las condiciones de las cárceles para mujeres.
Recordemos que el estado no proporcionaba cama ni ropa a los reclusos y, por lo tanto, aquellos que no disponían de recursos económicos vivían en las condiciones más miserables; incluso tenían que pagar para poder salir una vez cumplida la condena. La prisión estaba dividida en dos zonas: una zona común para los prisioneros pobres y otra para los que se podían permitir un alojamiento más confortable.
La pena de muerte se aplicó allí en 222 delitos diferentes, incluyendo robo de correspondencia, sodomía, hurtar 25 peniques, robar en un huerto,… La juventud tampoco era una barrera para la pena capital: dos hermanos, Michael Hammond, de 7 años, y su hermana, de 11 años, fueron ahorcados en 1708.
Una de las celebraciones dominicales en la capilla de la prisión
de Newgate: un féretro sobre una mesa rodeado de los
prisioneros sentenciados a muerte
La sección de las mujeres estaba abarrotada con mujeres y niños, algunas de las cuales ni siquiera habían ido a juicio. Comían, cuando podían, y se lavaban en las pequeñas celdas en las que dormían sobre paja. Elizabeth Fry pasó una noche con ellos y al día siguiente volvió con comida y ropa para algunos de los prisioneros. Aunque animó a las clases altas y nobleza a que hiciesen lo mismo, la verdad es que durante los tres años siguientes no pudo continuar con su labor debido a las dificultades económicas que atravesó su familia.
Pero Fry volvió en 1816 y, con el tiempo, pudo establecer una escuela en la cárcel para los niños que estaban encarcelados con sus padres. Dio comienzo a un sistema de supervisión y sugirió a las mujeres que trabajasen cosiendo o leyesen la Biblia (Fry era devota Cuákera). En 1817 ayudó a fundar la Asociación para la Reforma de las Prisiones para Mujeres en Newgate. Esto dio lugar a la creación de la Sociedad para Promover la Reforma de las Prisiones para Mujeres, descrita por muchos biógrafos e historiadores como la primera organización femenina de índole nacional en Gran Bretaña.
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