Revista Cultura y Ocio

Emociones a flor de piel en Las cosas que perdimos en el fuego

Publicado el 03 septiembre 2017 por Imosver

Emociones a flor de piel en Las cosas que perdimos en el fuegoOnce relatos son los que componen este libro de Mariana Enríquez, Las cosas que perdimos en el fuego, un libro para sentir la cotidianeidad de vidas ajenas, porque aunque nuestro ritmo diario sea distinto al de Mariana Enríquez, nos encontraremos sumergidos en su realidad a través de unas pocas frases, unas cuantas palabras que no siendo muchas sí que son certeras.

En este libro de relatos cortos, Las cosas que perdimos en el fuego, nos encontraremos con las autodenominadas mujeres ardientes, las cuales protestan contra la violencia doméstica, una violencia que en parte se ha hecho viral. Pero además, encontraremos relatos de muchachas que se arrancan las pestañas y las uñas y más allá de este horror, de muchachas que incluso intentan ayudarlas.

Quienes han leído Las cosas que perdimos en el fuego, afirman que a través de este libro se han olvidado de ellos mismos como lectores y se han sumergido en todas las vidas que se nos relatan en estos relatos, para en un momento dado solo ser capaces de seguir las investigaciones sobre cuerpos que desaparecen y sobre cuerpos que reaparecen de manera inesperada.

Sabemos que a muchos de vosotros os resultará desgarrador la historia de estos relatos de Las cosas que perdimos en el fuego, pero a fin de cuentas Mariana Enríquez es una escritora valiente, hija de este siglo y nombre destacable en la nueva literatura argentina. En este sentido, deberemos entender que esta escritora se ha atrevido a transformar géneros literarios a través de diferentes recursos literarios, porque en este libro encontraremos atisbos de novela negra, de realismo sucio, de terror, pero también se atreverá con el humor o en la crónica.

Seguro que Las cosas que perdimos en el fuego puede ser una magnífica opción para disfrutar de la lectura a la vuelta de las vacaciones, porque estos once relatos te harán incluso olvidar la depresión posvacacional. Sumergirnos en estas realidades nos dejará exhaustos.


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