Revista En Femenino

Empezamos la fecundación in vitro (FIV)

Por Clara Ingeniera @mamaingeniera

Como muchas pudisteis ver por Twitter, ayer tenía cita en la clínica de infertilidad para determinar si comenzaba a inyectarme Procrin o no.

Mientras maridín hacía recogida de su muestra de semen para congelar, en un cuartito con pornografía asiática, yo entraba en consulta. Allí me hicieron una ecografía, puesto que me encuentro en plena fase lútea y era necesario ver el estado de mi sistema reproductor. Así, a rasgos generales.

Espero mi menstruación la próxima semana, y ya que voy a someterme a protocolo largo (esto es a criterio del médico), tengo que empezar a inyectarme Procrin antes de la regla.

En la ecografía, la doctora vio mi eterno folículo residual del ovario derecho. Ese que lleva ahí más de un año, ese que ni se ha inmutado con el Omifín. Ese.

Las directrices de la doctora, tras entregar un consentimiento de FIV más largo que la escritura de mi casa, fueron que necesitaba hacerme un análisis de estradiol, y que me llamarían para decirme si empezaba a pincharme Procrin ayer mismo o qué hacíamos.

El análisis fue de lujo, como todos últimamente. Mis brazos ya lo soportan todo, cuando antes un análisis era motivo de trauma.

La espera fue algo angustiosa y tuve que llamar yo para apretarles. Me devolvieron la llamada y me dijeron que mi estradiol está a 133, cuando lo normal, en fase lútea, es que esté por debajo de 50.

La doctora me explicó que así no podíamos hacer frente al tratamiento, pues este quiste provocaría que la medicación no me hiciera efecto, además de existir el riesgo de que proliferasen otros quistes.

¿Y cuáles son mis opciones?

Es lo único que alcancé a preguntarle con un hilillo de voz. Otro bache más, otro contratiempo. ¿Por qué?

La primera opción que me dio, fue que fuera a consulta entre hoy y mañana para hacerle una punción al quiste y absorber su contenido. Que empezase, ya mismo, a pincharme igualmente. Yo, en cortocircuito, le pedí una alternativa.

La alternativa, sin mucha esperanza, sería seguir un tratamiento con anticonceptivas, y el mes que viene, volver a comprobar. Aunque según el historial del dichoso quiste, si Omifín no lo había movido, poco harían las anticonceptivas por mí. Y tendríamos que recurrir a la primera opción.

Me dijo que sería una intervención rápida, sin necesidad de anestesia. Sólo pude decirle que enseguida le llamaba porque me lo iba a pensar. Cuando colgué, me eché a llorar.

Lloré de impotencia, de miedo a que me pinchasen ahí abajo sin anestesia. Pero lo más doloroso era el hecho de que, si no tenía suficiente con un fallo ovárico prematuro y con una FIV, aún encima tenía que lidiar con esta mierda.

Pero lo tuve claro. Iría a por todas.

Volví a llamar a la clínica y me han citado mañana jueves a las 12:30. Mi 4º día de trabajo, y ya tengo que faltar. Es de locos, ¿no?

La parte más negativa de todo esto es que anoche me puse mi primera banderilla, y en lugar de hacerlo con alegría e ilusión, lo hice con un toque amargo, pues si la regla se me retrasa más de 5 días, independientemente del quiste, no podremos completar el ciclo, ya que la clínica cierra en navidad.

inyección procrin

Así que, todas a proyectar para que la regla me baje la semana que viene y pueda empezar a inyectarme Gonal, con un ovario derecho, sin rastro de folículos residuales. ¡Ah! y que no me duela demasiado la punción de mañana, claro.


Empezamos la fecundación in vitro (FIV)

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