Revista Coaching

Empresa Familiar: Del síndrome del ADN al príncipe destronado

Por Juan Carlos Valda @grandespymes

Empresa Familiar: Del síndrome del ADN al príncipe destronadoPor Josep TàpiesUn proceso de sucesión dejado al albur de los acontecimientos tiene muchos riesgos. Sin embargo hay padres que no son capaces de ver un riesgo obvio: El primer hijo varón no tiene que ser el más capacitado para liderar la empresa y la familia en la segunda generación.

Muchos empresarios desde jóvenes padecen el denominado síndrome del ADN que consiste en pensar que sus hijos van a heredar la capacidad emprendedora y de gestión que tienen los padres.

Es comprensible que para él esto sea así. Para un empresario la obra empresarial que ha creado es tan importante como sus hijos. Cuando nace el primogénito es fácil sucumbir a la tentación de pensar que puesto que nada hay tan importante para ellos como la empresa que han creado,  esto es lo mejor que pueden desear para sus hijos y así crean en su mente la ilusión de que su primer vástago será tan buen empresario como ellos.

Se esfuerzan en darle la mejor formación para ser un buen directivo (a veces contra la voluntad del chico) y si el chico tiene cabeza y voluntad acaba graduándose en una de las mejores universidades, alcanzando un post grado en una prestigiosa escuela de negocios y además consigue trabajar en dos o tres multinacionales demostrando lo mucho que vale.

El padre rebosa satisfacción y ve cumplida la obra de su vida. Ahora que el chico ya ha demostrado lo que es capaz de hacer, vamos a aprovechar todo ese talento para la empresa de la familia.

Pero hete aquí que la empresa no es una empresa cualquiera. Es una empresa familiar. No basta con saber dirigir. Hay que saber liderar en la empresa y en LA FAMILIA, y es ahí en la familia, donde esa misma persona puede que no cuente con los apoyos necesarios para ser aceptado como líder. Papá era papá, pero él es solo el hermano mayor. Después de muchos dimes y diretes la realidad acaba por imponerse y el hermano mayor  es sustituido por un hermano o una hermana que nadie pensó nunca que pudiera ser tan buen directivo como el mayor y mejor aceptado por el equipo de hermano.

El problema está servido.

El resto querido lectores lo dejo a vuestra consideración.

¿Qué hay que hacer para evitar que el problema tenga un impacto irreversible en la familia?

Autor Josep Tàpies – http://blog.iese.edu/empresafamiliar/2012/del-sindrome-del-adn-al-principe-destronado/

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