The fortune cookie (Billy Wilder, 1966. EEUU): de nuevo, un extremadamente ácido (aunque menos que en sus trabajos más celebrados) Wilder en un film con una influyente premisa tanto en productos posteriores como en televisión, además de la primera de las conjunciones de talento que tuvo como vértices al director vienés y a Jack Lemmon y a un superlativo Walter Matthau (en los 70 llegaría Primera plana y, ya en los 80, Aquí un amigo). Un guion exquisito y las habituales tremendas interpretaciones que Wilder saca de su reparto convierten al conjunto en una obra no del todo exitosa ni redonda (le sobra metraje y algún que otro tramo intrascendente, seña de que Wilder ya iba más de vuelta que otra cosa) pero sí que invita a reflexionar sobre la mezquindad, hipocresía y honradez del ser humano.
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