Revista Cocina

En casa, ya han venido los Reyes Magos

Por Dolega @blogdedolega

White Ranger

Una de las sensaciones que más me gustan en este mundo es estar metida en la cama, bien arropadita debajo del edredón y estar calentita. No pasar frío.

Una de las cosas que más me molesta en este mundo es tenerme que levantar de madrugada, cuando la calefacción lleva ya rato apagada y todavía no es hora de que se encienda. Son horas en las que se supone que todos estamos dormidos, descansando.

Yo, el otro día, no he tenido esa suerte. Me han levantado a las cuatro de la mañana para decirme que los Reyes Magos existen y no le he dado ninguna bofetada, miren que buena persona soy.

-¡Madre, madre!- Oía yo en la lejanía mientras sentía que me movían. Abrí los ojos sobresaltada. Ahí estaba él, que como tiene un trabajo nocturno, es como Drácula, duerme de día y le jode la vida a la gente de noche.

-¡Levántate, que no te vas a creer quienes han entrado en casa!

- ¿Ladrones? Porque no ha saltado la alarma.

-No, que han venido los Reyes magos, Madre. ¡¡¡Los Reyes Magos!!!

-En serio, tienes que cambiar de marca; ese tabaco que fumas es malísimo, tío.

-Yo mañana madrugo, así que a otra parte con vuestras historias- Masculla el Consorte de mala leche y con toda la razón.

Me levanto resignada. Hay madres que tienen otras desgracias. Sus hijos tocan la batería ó les da por el parapente ó se van a recorrer el mundo en patines de hielo. El mío sin embargo, estudió en un colegio de curas, se hizo ateo y ahora me levanta a las cuatro de la mañana de un 15 de Diciembre, para decirme que han venido los Reyes.

-No te lo vas a creer.

-Puedes jurar que no.

-Siéntate que te cuento, porque esto es increíble, madre.

-Pero que sea cortito que si no me quedo helada ¿vale?

-Vale. Pues resulta que estoy yo tan ricamente en mi cuarto jugando al Fifa Manager, termino la partida y me acuesto a ver la tele, le pongo el temporizador y de repente se abre la puerta y se me presentan en la habitación tres tíos vestidos de Reyes Magos.

-¿Así, sin anestesia ni nada?

-Si vas a empezar con tus ironías no te cuento nada ehhh. Bueno, el caso es que uno se sienta en la butaca, otro en la silla del ordenador y el tercero en los pies de la cama. Yo, me quedo ahí flipando y el de la corona blanca me empieza a decir que vienen porque no he hecho todavía la carta a los Reyes.

-¿Pero, quién es el de la corona blanca?

-Y yo que sé, yo soy ateo no tengo ni idea.

-Ningún Rey Mago tiene una corona blanca, Niño.

-¡Los míos sí! Además tú no los viste y yo sí joder, yo te digo que uno tenía la corona blanca con cristalitos rojos.

-Vale, lo que tú digas.

-Y claro, yo les tengo que explicar que yo no creo en los Reyes Magos, que además a mí, cuando creía en esas cosas, no me traían los juguetes ellos y entonces salta el listo del rubio-Ah claro, te los traía Papá Noel- Y yo ahí otra vez dando las mismas explicaciones de siempre, que me jodían un huevo, porque yo era el raro, si Madre el raro. A todos los niños les traían los juguetes ó los Reyes ó Papá Noel.

Pues a mí no, coño a mí el Niño Dios y todos los compañeros de colegio ¿¿¿Ehhhh???? Y yo venga a contar la historieta de que en mi casa se celebraban las navidades de otra manera porque mi madre se empeñaba en que fuera como en Panamá y claro, allí los lleva el Niño Dios y bla, bla… ¡Y es que tú a mí me has traumado mucho madre!

-¡Si hombre, ahora voy a tener yo la culpa de que se te aparezcan los Reyes un 15 de Diciembre! No te fastidia.

-Bueno el caso es que me le quedo mirando al rubio y le suelto – “Pues no, listo a mi me traía los juguetes tu jefe, el mismísimo Niño Dios”- y claro ahí los tres flipando, mirándose, mirándome y va el de la corona blanca

-Yo te digo que ninguno tiene una corona blanca

-¡Que pesada eres, Madre! Si te digo que había uno con una corona blanca lo había, créeme. Pues va y me dice

-Que venimos a por tu carta, así que dinos qué es lo que quieres- ¡Y yo me empiezo a descojonar vivo, Madre! Y voy y les digo-Venga majetes, ya estáis apuntando:

-Quiero 50 millones de euros, la paz en el mundo, todos los políticos al centro de la Antártida ahí juntitos y sin tener cómo volver, que se acabe el hambre, a la novia de Cristiano Ronaldo loquita por mis huesos, el 75% de las acciones de Apple y una finca de tres millones de hectáreas en el Amazonas, pa’ dejarla tal cual ¡Ah! y mirar si soy bueno, que podéis hacer lo que decía mi madre cuando éramos pequeños, de ahí escogéis tres. ¿Vale machotes?

Entonces los tíos van, se levantan…

-No me extraña. Porque mira que hay casas para ir a llevar ilusión y van a caer en la parte de abajo de ésta.

-¡Exacto! Eso es lo que me suelta el negro mientras se iban. Lo siento chaval, nosotros solo podemos traerte cosas que le hagan ilusión a tu corazón de niño y nada de lo que has pedido depende de nosotros.

Y yo empiezo a reirme y a vacilarlos -¿A qué partido político han dicho sus majestades que pertenecían? Y cuando ya van en lo alto de la escalera va el negro, se vuelve, baja unos escalones y me dice bajito, como para que los otros dos no lo oigan

-El caso es que me da pena irme sin dejarte nada. En el fondo eres buen chaval. Mira, en el garaje en la cesta verde donde tienes todos tus muñequitos de cuando eras pequeño, esa que está en lo alto de la estantería de los juegos de mesa ¿Sabes cuál te digo?

-Y yo Madre, empiezo a tener un mosqueo imperial, porque no sé cómo el tío sabe esas cosas y lo miro con cara de –como me falte un muñeco te enteras- pero el continúa.

-Pues en el fondo, te he puesto el Power Ranger blanco que nunca encontraste el año que a tu madre le dio por esconder los juguetes como si fueran huevos de pascua por la casa, ese pobre se traspapeló dentro de tu armario y sé que aunque le dijiste a ella que daba igual, a ti era el que más ilusión te hacía y te quedaste siempre con esa espinita.

Madre y que salgo escopetado al garaje y bajo la cesta y la vacío en el suelo y ¡MIRA!

Y me enseña un paquetito que reconozco al instante, porque ese año el papel de regalo era papel marrón de embalar, lo que se llama “papel manila” y se lo decoré yo pintándolo con ceras con sus nombres y las cosas buenas que habían hecho en el año y que ellos recordaban.

-Joder Madre, que yuyu más impresionante cuando lo encontré. Porque ¡es que era mi favorito y me ha hecho una ilusión que no te la puedes imaginar!

-Vale, pues ahora que ya crees en los Reyes me marcho a la cama.

-Vale, yo me voy a buscar a los otros para ponerlos todos juntitos, que los estoy guardando para mis niños.

-Espero que recojas todo lo que has desordenado. Porque yo todos los años les pido un alma caritativa que ordene el garaje y no me la traen jamás. Debe de ser por lo de la ilusión de niña y eso.

Y no crean ¡yo también tengo un yuyu…!

 


Volver a la Portada de Logo Paperblog