Revista Asia

En defensa del español en filipinas

Por Perimetroviajero

El destacado escritor y pensador Filipino Guillermo Gómez Rivera escribía esta carta en 2009 donde hacía una velada defensa de la que él defiende como su lengua materna.

Guillermo Gómez Rivera (Iloílo, 12 septiembre de 1936) es una figura histórica de la cultura filipina. Es sobrino-nieto del escritor Guillermo Gómez Windham, primer autor que recibió el prestigioso Premio Zóbel en 1922.
Estudió en la Universidad de San Agustín de Iloílo y en el colegio San Juan de Letrán de Manila y, posteriormente, fue catedrático de español en la Adamson University de Manila. Periodista, escritor, poeta, lingüista y ensayista, durante décadas ha animado la cultura de su país promoviendo la valoración del aporte hispánico a través de varias actividades. Fue miembro y presidente de la Conape (Confederación y luego Corporación Nacional de Profesores de Español) y ha dirigido revistas de lengua española como El Maestro (órgano de la Conape) y el semanario Nueva Era de Manila (única revista filipina en español que todavía se sigue editando). En 1975 ganó el premio Zóbel por la obra teatral El caserón. Importante es también su trabajo como lingüista; participó en la Philippine Constitutional Convention (1971-1973) como Secretario del Comité del Lenguaje Nacional, donde defendió la preservación del español. Su labor de defensa de la cultura hispánica ha valorizado, incluso, el antiguo cine, la canción en castellano y el baile español (es consultor del Ballet Nacional Filipino “Bayanihan”). Es el miembro más antiguo de la Academia Filipina correspondiente de la Real Academia Española. Aunque sus ideas puedan resultar algo radicales, es considerado un punto de referencia imprescindible y una personalidad para toda la cultura filipina de hoy.

EN DEFENSA DEL ESPAÑOL EN FILIPINAS

GUILLERMO GÓMEZ RIVERA

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Estimados amigos:

Permitidme explicar por qué se consideró ‘snobbish’ el hecho de hablar español en este país. En mis años de joven en Iloilo recuerdo que se propagó entre mis condiscípulos en la Universidad de San Agustín y amigos jóvenes que participaban en los bailes y en el rigodón de honor en las fiestas de Molo, de La Paz , de Jaro, de Don Vicente López, del Club Selecta de Iloilo, del Casino Español de Iloilo, esa especie de que hablar español era ‘snobbish’.

Desde luego que mis contemporáneos ya salían de estos mencionados colegios chapurreando el inglés y no se daban cuenta de que hablarlo entre las masas de mi provincia también se consideraba “snobbish”.

Pero, como la persecución en contra de la herencia hispana estaba en su auge por la propaganda de hispanofobia que se hacía desde las mismas escuelas en las clases de “history” y “social science”, el odio al idioma español se desarrolló con mucho éxito. Y servidor se dio cuenta que cada vez que hablaba español algún amigo pedía que se hablase en inglés.

Perplejo pregunté sobre este tema del “snobbish idioma español” a un tio-abuelo que hablaba y escribía en español por doquier a pesar de ser puro indio-bisayo y a pesar de haber sido revolucionario en contra del gobierno español aquí y en contra luego de los invasores WASP usenses que destruyeron a la República Filipina de 1896 hasta 1907 asesinan a más de un millón y medio de filipinos y robándoles su reserva en oro y plata valorada en más de cien billones de dólares. 

Y éste, que era el Capitán Epifanio de la Concepción del Ejército de Emilio Aguinaldo en Iloilo, isla de Panay (es autor del libro “Memorias de un revolucionario”, Iloilo, 1952), se sorprendió que se calificasen de “snobbish” a los filipinos que, como él, hablaban en español por ser, según él, idioma oficial de la República de Filipinas de 1896-98.

Tras reflexionar un momento muy serenamente me dijo que, de hecho, se daba cuenta que existía una campaña de menosprecio en contra del idioma español y concluyó, al instante, que dicha campaña provenía sin duda de los invasores norteamericanos (los que hoy llamo WASP usenses) para destruirnos a los filipinos toda noción de lo que somos y de la independencia que se nos da, por supuesto, pero que en realidad nunca se dio ni nunca se dará por el hipócrita dador que controla hasta ahora, y mediante sus viles lacayos, el mismo sistema educativo de todo este país.

Entonces servidor se dio cuenta de la conspiración oficial en contra del idioma español que estaba afectando a todos aquellos filipinos que lo tenían como su idioma propio.

Pero no contento con esa explicación arrancada de los hechos, un servidor persistió y le volvió a preguntar al mismo tío abuelo (por parte de mi madre natural nacida en Passi, Iloilo de padres oriundos del vecino Municipio de Calinog) si alguna vez, durante el tiempo español, el español se consideraba “idioma snobbish”. Y nos respondió que no existía tal cosa ni tal situación.

Pero recordaba que los ilustrados, o los letrados, Indios como él, que ya hablaban el español como suyo, recriminaban a los de la masa (‘del montón’ como él los llamaba) como gente que, de costumbre, nunca quiso pagar impuestos ni al gobierno español, ni a la primera República de Filipinas, por lo que se les calificaba de “indios”. Entonces caí en cuenta que los de la masa que no pagaba impuestos quedaban calificados, peyorativamente, de indios.

Los indios, por su parte, cayendo en cuenta de la calificación de “indios” (es decir indios inútiles) que se les hacía por los que pagaban impuestos, calificaban de “soplados” a   “los mestizos” (de chino, por negociantes) porque eran éstos los que muy dignamente hablaban en español entre ellos y con los hispanofilipinos, o criollos, que antes no quedaban clasificados como “mestizos”. 

En resumidas cuentas, para los de las masas (la clase baja y la clase media más baja) los “soplados” eran los de la clase media y clase alta que pagaban impuestos y hablaban en español.

Esta consideración por parte de las mencionadas clases más bajas fue luego explotada por los “educadores” WASP usenses y sus incautos empleados, por ellos entrenados en la ignorancia de su propia sociedad e historia en lengua inglesa.

Para que el inglés gane aceptación (ya que antes se odiaba, muy abiertamente, a este idioma como idioma de los invasores Protestantes) se tuvo que adrede denigrar al idioma español y, naturalmente, a los filipinos que lo hablaban como suyo.

Esta interesante “situación social y lingüística” que adrede se fabricó en la sociedad filipina por la atroz “mis-education” en inglés se vino agravando con el tiempo hasta que aquellos filipinos que hablan español, para ganar favores o para avanzar socialmente, tuvieron que fingir no hablarlo y tuvieron que igualmente chapurrear en inglés.

Y la campaña de persecución ha seguido adelante y sigue hasta en nuestros días. El mero hecho que la presidente Gloria Macapagal Arroyo, y su marido Mike, no hayan movido un dedo a favor de la propagación del idioma español de forma pública u oficial, ya indica que no lo pueden hacer porque están amenazados por los WASP usenses desde la sombra de sus organizaciones secretas como la CIA , la USAID , la AGILE , y los títeres como el DECS y la CHED.  

(El reciente hecho de la injusta destitución del Presidente Joseph Estrada Ejército por los mismos WASP usenses y sus lacayos locales, también tiene su dimensión lengual porque se temió, entre tantas otras cosas, que Estrada (que entró triunfalmente hablando en tagalo), se le ocurra en momento a otro quitar al antifonético e inconsistente idioma inglés, difícil para los niños filipinos, como medio de instrucción en todos los niveles de educación. Y ese temor también se puede percibir en el momento de triunfar Fernando Poe, hijo, a pesar de ser este hijo de una “mestiza Kaná” puesto que los artistas del cien tagalo son todos potentes defensores del idioma tagalo que el WASP usenses no quiere porque teme que suplante al inglés obligatorio que a todos nos impone a la fuerza y a costos muy altos. )

Para contrarrestar este genocidio un servidor recuerda que unos grandes filipinos formaron entre los años 50 y 60 una sociedad fortísima que se llamaba ” La Peña Hispanofilipina “ encabezada por pilares del idioma como el Dr. José Ma. Delgado de Manila y San Pablo, Laguna,  Los Senadores Mariano Jesús Cuenco, Claro M. Recto, Vicente Soto, Manuel Briones, Sergio Osmeña, hijo, el Dr.

Sixto Orosa, el escritor y fundador de El Debate y Nuevo Horizonte Don Francisco Palisóc, el fundador del diario Nueva Era, Don Emilio Yncióng Manguiat y Kálaw de Lipá, el Senador José Zuueta, el Arzobispo de Jaro, Don José Maria Cuenco, el Diputado Miguel Cuenco, Doña Pura Villanueva Kálaw, el P. Joaquín Lim Jaramillo, D. Pablo Lorenzo de Zamboanga, Don Julio González Anguita, D. Enrique Fernández Lumba, el Senador D.Pedro Sabido, el Senador D. Oscar Ledesma, mi abuelo Felipe Gómez y mi tío-abuelo Guillermo Gómez Wyndham, el Senador Eulogio Rodriguez, D. Ricardo Padilla, etc. etc.

Esta fuerza filipina fue la que logró la aprobación de las leyes Magalona y Cuenco por las que se incluyó la enseñanza del idioma español y su literatura filipina como asignaturas regulares en el colegiado.

Pero, como bien se sabe, los WASP usenses, y sus lacayos pinoyes, nos persiguieron esas leyes en el terreno de su implementación desde la sombra y desde los secretarios de educación como Onofre D. Corpus, Juan Manuel.

Y cuando la Pdta. Cory salió con su ‘Cory Constitution”, nos lo anuló todo. Y nos anuló hasta al país con el altisimo costo de la electricidad, el agua potable, los tuition fee, el alimento, las medicinas, el servicio médico, el cobijo, la ropa y el arroz. 

Los WASP usenses por boca de sus viles lacayos, filipinos desnaturalizados que eran y que son, cuestionaron por qué se tenían que legislar asignaturas compulsorias en el programa general de estudios como las de idioma español.

Este “argumento” demuestra la maldad de estos canallas porque bien deben de saber que la primera asignatura aqui legislada, obligatoria y compulsoria, sin alternativas, es el inglés.

Pero la lógica de los filipinos “mis-educated” en inglés ha quedado retorcida y como resultado tenemos a la actual política “Phlippine” donde casi todo está al revés y en estado caótico.

En fin, hablar español aquí no es “snobbish” porque los verdaderos “snobbish” son los pinoyes ignorantes que hablan inglés, o se creen hablarlo, cuando, al final, terminan hablando, para destrucción de la mente filipina (que ya no discurre) eso que llaman taglish.

Hasta en eso del taglish hemos llegado. Es una degeneración personal, colectiva y espiritual sin precedentes en la historia social de este país. 

No se habla ni el tagalo de forma decente y digna. El gusto filipino por la cultura, la dignidad, el honor y la decencia, siquiera en el hablar, está por los suelos. Todo por obligar a todos a hablar en inglés hasta a los “squatters” que son ya la mayoría de votantes en este país. ¿Mabuhay ba si GMA?

Saludos. Guillermo Gómez Rivera.


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