Revista Cultura y Ocio

En fiestas

Publicado el 23 septiembre 2017 por Mda
En fiestas
Vetusta Blues. -En fiestas”
Me ha sucedido en este San Mateo y no sé realmente por qué. Me he fijado en aspectos que, quizás por las efusiones nocturnas, no lo había hecho hasta la fecha. Ocurrió tras el desfile del Día de América. No son lo mío ni desfiles ni cabalgatas ni carrozas ni similares, si acaso me quedaba estupefacto ante las fotos y las imágenes en vivo de los haigas, esos enormes vehículos tan raros de ver por las calles de la mayoría de ciudades españolas y que se pasean ese Día, con su majestuosa estampa de poderío motorizado.
Paseaba por las calles del centro, desde el trabajo a mi domicilio, al tiempo que observaba el concienzudo y eficaz trabajo de los servicios de limpieza, mientras observaba los rostros de ilusión, incluso de felicidad de niños y padres, de pequeños con sus abuelos. Un trayecto en paz, un tránsito con -parafraseando a Pablo Moro en esa bella canción “Gente feliz”- casi todo el mundo “moderadamente feliz”. Y no podía borrarme las imágenes del odio loco en Barcelona, en Londres, en París... sin encontrar razones, pensando en cuánto están cambiando nuestras vidas. Las propias y las ajenas.
Sentí muchas ganas de disfrutar de la vida más que de la fiesta. Llegué a mi casa, me senté en el sofá, zapeé los canales despistado, me puse una canción y preparé la cena. No, ya no saldría a beberme la noche porque muchas cosas han cambiado en estos meses y parece que otras muchas deberán cambiar. Y en este tránsito extraño, donde los reveses han de ser encajados con entereza, donde la incertidumbre volverá a oscurecer amaneceres, donde el trabajo arduo no parece haber servido de mucho, apenas me queda tiempo para fiestas. Sólo para asistir como un observador -sobrio o ebrio- de la fiesta de los demás, como si no me perteneciera, ausente de otro empuje que el de quedarme como estoy, de que nada más llegue para hacerme perder el equilibrio tan buscado.
Suena el “All tomorrow´s parties” de los (no diga “la”, aunque sea de los que siempre lo dicen) Velvet Underground como esa banda sonora que ilustra lo último que queda, cuando en un intento desesperado, uno intenta dejarse embriagar sólo por el bullicio, sólo por los rostros felices de niños y mayores. Sigo aquí, en mi ciudad, en Oviedo, donde siempre quise estar. Mi ciudad sigue en fiestas y me alegro de que haya quien pueda disfrutarla. Felices y en paz con el mundo y consigo mismos.
MANOLO D. ABADPublicado en el diario "El Comercio" el sábado 23 de septiembre de 2017.

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