Revista Viajes

En Penang, Malasia: menuda mezcla cultural

Por Bbecares
mayo 27, 2013

Después de casi un año, cuando me fui de Marruecos tras siete meses maravillosos, vuelvo a territorio musulmán. Tiene un lado que me encanta, además de que aquí también parecen muy hospitalarios, aunque no sé si lo serán tanto como en Marruecos, es que me encanta las llamadas al rezo que hacen desde las mezquitas, que es algo que me encanta ya desde que viví en Struga.

Restaurante malayo en Penang donde cada familia come a su manera

Restaurante malayo en Penang donde cada familia come a su manera

Pero estar en territorio musulmán también tiene sus desventajas. Una es que tomarte una cerveza, es un lujo. Por lo que ví, una lata de cerveza local en el supermercado es más de un euro y medio. Imagináos en los bares. Otra pega muy grande será lo de tener que taparme las piernas y el escote, algo duro cuando estamos a 40 grados de temperatura, por respeto en general, porque si vengo aquí, pues vendré con sus consecuencias y, sobre todo, para no tener que aguantar la mirada de algún pevertido de esos que no está acostumbrado a ver a mujeres.

Por ahora no me ha tocado taparme porque estoy en Penang, una ciudad al norte muy multicultural, donde hay muchos malasios de etnia china, por lo que las chicas se visten como les da la gana. Y, además, como estoy de couchsurfing con una chica que siempre va en shorts y camisetas de tirantes, pues yo también.

Penang es una isla al norte del país, con muchos edificios altos y parece que también hay mucha gente rica y muchos extranjeros que tienen mucho dinero a vivir aquí la buena vida. Ayer estuvimos de fiesta en un bar de esos, que no es mucho de mi estilo, la verdad, pero hay que adaptarse a todo en esta vida para saber.

Se estima que en Penang hay un millón y medio de personas, de los cuales un 45% es de etnia china, un 43% de etnia malaya, estos son los musulmanes y hay un 10% de etnia india que, por ahora, me ha parecido que son los que más miran a las chicas que se visten ‘veraniegas’ de manera molesta.

Caminar por las calles de Penang es una experiencia multicultural. Puedes ver a chicas con vestidos largos, bien tapaditas y con su pañuelo enganchado a la cabeza, esperando para cruzar el semáforo al lado de una chica en vestido corto. Tan normal.

Otra cosa que me llamó mucho la atención hoy fue que fuimos a comer a un lugar típico de comida malaya muy popular (y rico y barato) y había familias de todas las etnias porque es un sitio que gusta mucho a todo el mundo. Y allí vi como las familias chicas comían el arroz y sus cosas con tenedor y cuchara (una manera aquí normal de comer el arroz, y también en Tailandia) y las familias de musulmanes y las de indios lo comían con la mano (con la derecha, la izquiera es para limpiarse tras ir al baño, para quien no lo sepa). Al igual que hacen en Marruecos.

A mí me encanta comer con la mano, pero no sé comer arroz con la mano, nunca aprendí a hacer bien las bolas del cuscús. En Marruecos es más fácil porque te ayudas con el pan para cualquier comida que cojas del plato, pero aquí en Asia no se come pan.

A primera vista parece todo muy pacífico, y estaría bien que otros países de esos balcánicos que yo tanto adoro, aprendieran de la convivencia. Sin embargo, me cuenta mi amiga que sí que hay racismo entre unos y otros y que sí que había ciertos altercados por temas religiosos. Me iré informando pero, para quien no lo sepa, las mezclas étnicas me apasionan. ¡Creo que me queda mucho por descubrir!

penang


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