En profundidad: Justin Bieber, Never say never

Poco hay que decir de esta película-documental que sigue la vida de un chaval de 16 años atosigado por la fama. Nos muestra su desesperación por perder la voz y tener que posponer un concierto, sus vídeos de cuando era pequeño, su familia hablando y todo lo que le rodea desde que se convierte en una estrella.

Hay que reconocerle el mérito de que aprendió él solo a tocar la batería, y luego ya fueron el turno del piano y la guitarra, pero está claro que sin el empuje de una madre que vio en él un niño que podría triunfar, posiblemente se habría quedado en otro de esos tantos que cuelgan vídeos en YouTube. Lo que no se explica es el boom que surgió de repente con él, pero es como todo, modas.

La película es para fans, o llamados Bielibers o como mucho, para curiosos de cómo se crea una estrella de la nada, que consigue hasta colaboraciones en sus conciertos con gente de la talla de Usher -descubridor/mentor-, Ludacris o incluso Boyz II Men. Por lo demás, es demasiado pronto para dedicarle un film a alguien de tan poca edad, por mucho éxito y alcance que tenga entre las adolescentes de todo el mundo.