FICHA TÉCNICA
Dirección: Antoine Fuqua
Guión: Michael C. Martin, Brad Caleb Cane
Producción: Basil Iwanyk, John Langley, Elie Cohn, John Thompson
Producción ejecutiva: Boaz Davidson, Avi Lerner,Danny Dimbort, Trevor Short, Robert Greenhut, Antoine Fuqua, Mary Viola, Jesse Kennedy
Coproducción: Kat Samick
Dirección de fotografía: Patrick Murguia
Montador: Barbara Tulliver
Diseño de producción: Therese Deprez
Diseño de vestuario: Juliet Polcsa
Música: Marcelos Zavras
FICHA ARTÍSTICA
Eddie Dugan: Richard Gere
Tango: Don Cheadle
Sal: Ethan Hawke
Caz: Wesley Snipes
Teniente Bill Hobarts: Will Patton
Angela: Lily Taylor
Ronny Rosario: Brian F. O’Byrne
Chantel: Shannon Kane
Agente Smith: Ellen Barkin
Carlo: Vincent D’Onofrio
Argumento:
La película resigue las historias entrelazadas de Eddie, Sal y Tango, tres desafortunados policías que se ven involucrados en sus respectivas circunstancias hechas de violencia y corrupción en tanto tratan de vencer sus propios demonios.
Estamos ante tres historias que irremediablemente se entrelazan, aunque no de la manera que podamos esperar, pero sobre todo, ante tres historias llenas de demonios personales, ética profesional y quebraderos de cabeza. El enlace estaba claro, pero no deja de resultar algo forzado cómo concluyen las tres vidas en el mismo punto.
Por otro lado, tenemos al genial Don Cheadly, al impávido Richard Gere -qué le está pasando últimamente- y a Ethan Hawke, muy cómodo en su papel. La galería de secundarios pasa sin pena ni gloria, quitando que podemos volver a ver en la gran pantalla a Wesley Snipes en la piel de un mafioso prototípico de otras películas.
Dentro de la forma de dirigir de Antoine Fuqua, en esta película vamos a encontrarnos muchos primeros planos de los actores, suponemos que porque quieren meternos de lleno en sus historias personales y que lleguemos a comprenderles, pero realmente si todo se sostuviera de manera correcta en el guión, esto no haría falta.
Sí hay que dedicarle unas palabras a la fotografía, muy cuidada y bien hecha, con escenas en las que toma el protagonismo absoluto y destaca por encima del resto de aspectos del film. Especialmente las que tienen lugar en el edificio donde confluyen los tres protagonistas.
Otra de las cosas a destacar, sino por curiosidad, es la banda sonora pero en un determinado momento. Sin realizar spoilers recomiendo fijarse en la canción que suena cuando Ethan Hawke hace su aparición en un piso que conoceremos bien a lo largo del film. Al menos por lo irónico de la situación.
En definitiva, Los amos de Brooklyn es entretenida, hace pensar y nos deja con un regusto en ocasiones amargo y en otras ocasiones con buen sabor, aunque el final sea algo precipitado y haya escenas con demasiadas explicaciones para que podamos entender cada historia.