FICHA TÉCNICA:
Dirección: David Pastor, Àlex Pastor
Guión: David Pastor, Àlex Pastor
Música: Fernando Velázquez
Fotografía: Daniel Aranyó
Montaje: Martí Roca
Escenografía: Nuria Muni
Diseño de vestuario: Olga Rodal
FICHA ARTÍSTICA:
Marc Delgado: Quim Gutiérrez
Enrique: José Coronado
Julia: Marta Etura
Andrea: Leticia Dolera
Dani: Mikel Iglesias
Ángela: Momo Ballesteros
Argumento:
Marc es ingeniero informático en una empresa de software. Un buen día aparece un nuevo jefe de recursos humanos y la presión en el trabajo aumenta. Sin embargo algo empieza a afectar a la rutina diaria. Todo comienza con sutiles detalles en la actitud de ciertas personas, gente que desaparece. Pronto se escucha el rumor de que una epidemia denominada “El pánico” se está extendiendo y las consecuencias podrían afectar a nuestra propia civilización.
Película post-apocalíptica sin grandes alardes con una estudiada situación que ayuda a que lo técnico no prevalezca, de manera que lo humano resulte el centro de atención. El cine más comercial ya ha explotado infinidad de veces los apocalípsis y las distopías, pero aquí no encontraremos espectaculares excusas para llenar la pantalla de “fuegos artificiales”. Ante todo hay que valorar la valentía de llevar una propuesta semejante al cine español. Complicada tarea. No solo porque exige una puesta de largo en la producción, sino porque además, hay que ofrecer algo nuevo.
La idea metafórica de una epidemia como resultado de la vida alienante en la que se ha transformado nuestra civilización siempre es un buen punto de partida, suficiente y efectivo. No hay que pensar sino en otras epidemias similares como en “El día de los trífidos” la novela de John Wyndham adaptada diversas veces, o el muy humano “Ensayo sobre la ceguera” de Saramago que en cine se llamó “A ciegas”. Un agente causa la alarma social y la estructura misma de esa sociedad se desmorona, haciendo descubrir que dicha estructura no era sino un espejismo frágil. La supervivencia de Marc (Quim Gutiérrez), el protagonista, se sostiene por la necesidad vital de reencontrarse con su novia. Pero el destino le pone en manos de su “enemigo” en la empresa: Enrique (José Coronado); ambos serán improvisados aliados. Espectadores de un caos no excesivamente ruidoso. Una rutina que ha sucedido a otra.
Lo que garantiza el peligro es el hecho de que nuestra civilización depende demasiado de sí misma para funcionar y así la comida y la dignidad son lujos difíciles de conseguir y aquello que parecía controlado se rebela surrealista, con los animales dominando las calles y las personas comportándose como animales. Por lo demás, la película es un poco larga, puede resultar algo predecible y los continuos flashbacks a veces entorpecen la narración. Pero su componente de aventura es su mejor baza. ¿Lo mejor? Que no va dando lecciones morales al espectador.