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Encuentro de Dos Realidades: Retroalimentación en el Proceso de la Fe Cristiana.

Publicado el 27 abril 2009 por Daniel_barona1981
Hace ya varios meses encontré un post en el blog Soy Dios y Tengo un Blog: http://soydiosytengounblog.blogspot.com/2008/12/la-opulencia-y-el-hambre-de-fe.html, en el que encontré este interesante diagrama:
Encuentro de Dos Realidades: Retroalimentación en el Proceso de la Fe Cristiana.
En este artículo me voy a permitir hacer algunos comentarios acerca del mismo, aún después de algunos meses desde que dicho post se publicó, debido a que, del diagrama se desprenden muchas cosas.
Creo que es necesario aclarar que el diagrama se refiere exclusivamente a la fe cristiana, aunque podría extrapolarse a alguna otra religión, o al menos, a algún grupo religioso perteneciente a otra religión.
Primeramente, existen dos realidades marcadas en toda sociedad humana: la realidad de los ricos y los poderosos, y la realidad de los pobres. Es evidente que hay muchos estados intermedios, pero para los fines del análisis, podríamos considerar solo estos dos grandes grupos.
Según mi parecer, la parte más importante de este gráfico la constituye el ciclo de la Fe del hambriento; sería justo pensar que para los más pobres y los que viven rodeados de miseria, incultura, violencia, discriminación, etc., es necesaria algún tipo de esperanza a la cual aferrarse para algún día poder salir, como por arte de magia, de esas cosas negativas que los aquejan.
En primera instancia, podría parecer que es lo mejor y lo más justo que estas personas piensen de esta forma, porque, ¿cómo se podría lidiar con tantos aspectos negativos sin algún elemento superior que prometa algún tipo de vida mejor en el futuro? Sin embargo, la pregunta que yo me hago es: ¿acaso no es mejor construir las esperanzas en cosas concretas y en el desarrollo de cualidades personales, que hacerlo en algo etéreo como lo es cualquier entidad divina? Y es esto mismo lo que se ve reflejado en el ciclo mostrado en el diagrama que lleva de la pobreza a la ignorancia y, por último, a la fe del hambriento (y viceversa).
Tal parece que hay una tendencia natural a recurrir a lo más fácil, que es en este caso, delegar nuestra propia responsabilidad a algún agente externo a nosotros, en lugar de ser uno mismo el que asuma dicha responsabilidad por completo.
Y he dicho que, según mi parecer, la parte más importante del gráfico es la del ciclo de la Fe del hambriento, debido a que sirve de base – y de excusa – para que los más ricos y los más poderosos, puedan aprovechar dicha situación para su propio beneficio. Y es que no podría ser de otra forma, sino véase la situación de la política a nivel de Latinoamérica, por ejemplo. Los políticos (mal llamados así) utilizan algunos ingredientes a su favor: la ignorancia de la gente, el fanatismo político, la demagogia, entre otros, para manejar con éxito a las masas de gente. Esta situación se agrava mientras la gente sea más ignorante y, por lo tanto, más crédula.
Entonces, después de esto, vemos que es necesario que el líder político se identifique con la masa, adquiriendo una fe en común. Esta fe puede ser honesta (es decir, que el líder puede creer sinceramente en ella) o, en muchas ocasiones, deshonesta.
Ya lo había dicho Napoleón cuando gobernaba:
“¿Cómo se puede tener orden en un estado sin religión? la religión es un formidable medio para tener quieta a la gente.”
Por supuesto, esto funciona a la perfección en una nación ignorante, manipulable, acrítica (o pobremente crítica), y crédula. Obviamente estos atributos van de la mano con una poca cultura. Dicho de otro modo, la cultura y el conocimiento son inversamente proporcionales a la credulidad y a lo manipulable que es una persona, o una nación.
Después de todo esto, vemos que en el proceso en cuestión existe una retroalimentación constante, ya que una esfera no puede existir sin la otra. Creo que este es uno de los principales motivos por los cuales la ignorancia predomina en muchas partes del planeta: con gente más culta y más crítica de sus autoridades, el robo impune, la corrupción, y los beneficios personales a cualquier costo, se harían virtualmente nulos. Y esto, por lamentables motivos obvios, no le conviene a la mayoría de líderes políticos que buscan solo su beneficio a corto plazo.

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