Algunos siguen sin enterarse de que llevamos casi dos años en una pandemia que ha segado la vida de más de cinco millones de personas en todo el mundo y que las normas de control sanitario son para todos. Algunos viven en una burbuja permanente, a los que parece que la realidad no les afecta porque, claro, el planeta allá afuera no es un sitio tan agradable y les perturba su paz mental.
El laureado tenista serbio Novak Djokovic lleva más de una semana pretendiendo ser el único ser humano para el que el Gobierno australiano haga una excepción y lo deje circular por el país para jugar el Open de Australia sin estar vacunado contra la COVID-19. O eso es lo que ha dejado ver hasta ahora, al negarse a informar en un principio de si estaba o no inoculado contra este coronavirus. No solo se cree por encima del resto de mortales, sino que se siente ofendido y él y su familia hablan de persecución política.
Y además de ser lamentable que pretendiera eludir informar sobre si estaba vacunado o no −hasta que se ha visto contra la espada y la pared y ahora sus abogados dicen que pasó la enfermedad en diciembre; yo tengo realmente mis dudas− una vez que se le impide jugar el gran slam por no cumplir supuestamente con la obligación de estar vacunado, se monta su maquinaria mediática de perseguido político. Realmente no sé quién es peor, si él o su padre, aunque su mujer tampoco se queda atrás, lo que me hace pensar en que en esa familia falla algún tornillo.
Djokovic pretendía jugar con una "excepción médica" cuyo contenido no ha trascendido, lo que genera dudas acerca de en qué argumentos estaba basada: ¿alergia al pistacho?
En estos casi dos años hemos asistido al crecimiento del negacionismo, de los antivacunas o de los "yo no pienso permitir que se vulneren mis derechos, es anticonstitucional, no se puede discriminar el acceso a un lugar por cuestión de raza, religión... o vacunación". ¡Lo que nos faltaba! No solo han brotado los epidemiólogos desde debajo de las piedras en esta pandemia, sino también los abogados constitucionalistas.
Los datos están ahí y, mientras no exista otra evidencia científica, yo no veo argumentos para pensar de otra forma que no sea estando del lado de la ciencia.
Así que... Djokovic, déjate de endiosamientos y cumple las normas. O atente a las consecuencias. Otro día hablamos, si eso, de los serbios que se han manifestado por esta gran causa social.
*Actualización: horas después de haber escrito este post, un juez australiano anula la cancelación de su visado y podría disputar el Open de Australia. En fin...
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