Revista Medio Ambiente

Enero en Santoña

Por Davidalvarez
Hay tradiciones que me gusta mantener, y una de ellas es una visita anual a Santoña con los amigos. La mayoría de los años quedamos en diciembre, pero esta vez la tuvimos que retrasar hasta ayer, ya bien entrado el mes enero.
Salimos de Oviedo temprano, con una helada considerable y una temperatura que apenas subió de los 3ºC hasta que llegamos a Santoña, que nos recibió con sol y cielo azul, aunque con frío. Poco después de llegar ya observamos desde el puerto a parte de las aves habituales de la zona. 
Enero en SantoñaEnero en SantoñaZampullín cuellinegro (Podiceps nigricollis)
Los zampullines cuellinegros, muy abundantes y confiados, se repartían por todo el estuario y era difícil mirar a algún lado sin encontrarnos alguno. La mayoría de ellos aún se encontraban en plumaje invernal, pero pudimos ver uno de ellos con la muda estival bastante avanzada. 
Pero si hay un grupo de aves que destaca entre todas las acuáticas de Santoña, estas son los colimbos. Seguramente Santoña sea el mejor sitio de la Península ibérica para ver colimbos, sobre todo el colimbo grande, de los que suelen invernar unos 20 ejemplares todos los años, pero además son regulares el colimbo chico y el ártico aunque en números más reducidos. Y por si fuera poco, hace 6 años, en una de estas visitas pudimos observar un colimbo del Pacífico, la primera cita y hasta ahora la única, de esta especie para España.
Enero en SantoñaColimbo grande (Gavia immer)
La "rareza" de este año fue un colimbo grande que aún conservaba parte de su plumaje nupcial. Aunque esta librea no es muy común en enero, alguna de estas aves presentan restos del plumaje nupcial durante todo el invierno. Aparte de este ejemplar, vimos otros cuantos colimbos grandes durante todo el día, algunos cerca de la desembocadura, otros cerca del puerto y varios más nadando en los numerosos canales y brazos de este estuario.
Enero en SantoñaEnero en SantoñaColimbo chico (Gavia stellata)
Además de los colimbos grandes, disfrutamos de la presencia de entre 1 y 2 colimbos árticos y un colimbo chico, aunque seguramente habría alguno más por la ría.
Enero en SantoñaÁnade rabudo (Anas acuta)
Entre las anátidas de superficie, los ánades silbones, como todos los años, fueron la especie más numerosa, con unas 8000 aves repartidas por todo el estuario, a las que se sumaron varios cientos de ánades rabudos, para mi la especie más bonita de este grupo de aves y números más pequeños de otras especies, como las cercetas y por supuesto los ánades reales, más numerosos en las zonas encharcadas de las orillas.
Enero en SantoñaSerreta mediana (Mergus serratorEnero en SantoñaEider común (Somateria mollissima)Enero en SantoñaNegrón especulado (Melanitta fusca)Aparte de los buceadores, tres especies de patos marinos llevan varias semanas en este estuario, algunas de las cuales, como la serreta mediana, es regular en los últimos años y otras como el eider común, del que vimos 4 de los 5 ejemplares que actualmente invernan aquí, o el negrón especulado, son menos comunes.
Pero si hay una especie que ha aumentado en número en los últimos años, pasando de unos pocos ejemplares a los casi 500 que pasan el invierno este año, esa es la barnacla carinegra. 
Enero en SantoñaBarnacla carinegra (Branta bernicla)
Esta especie de ganso, que tiene un tamaño similar al de un azulón, puede aparecer en grupos desde septiembre y alcanza su máximo durante el mes de enero. Su presencia en estos números está ligada a la zostera, una planta acuática muy abundante en los fondos arenosos del estuario y que es la parte fundamental de su dieta. Esta planta, además de servir de alimento para los patos y gansos, es el refugio de numerosas especies de peces y crustáceos, como los peces aguja que son la base de la alimentación de los zampullines y también de cangrejos verdes (Carcinus maenas) del que se alimentan los colimbos y los patos marinos.
Enero en SantoñaCormorán grande (Phalacrocorax carbo) y Espátula común (Platalea leucorodia)
Una de las especies más carismáticas de Santoña, y que entre otras ha convertido a este lugar en un enclave de importancia internacional, es la espátula. Santoña es uno de los lugares clave durante la migración postnupcial de esta especie, con algunos picos diarios superiores a los 300 ejemplares. De estos, la mayoría siguen su ruta migratoria hacia el sur, pero unas cuantas decenas permanecen en el estuario durante todo el invierno.
Enero en SantoñaTarros blancos (Tadorna tadorna)
Enero en SantoñaCisnes cantores (Cygnus cygnus) y Ánsar común (Anser anser)
Para redondear el día, pudimos observar tres tarros blancos y una pareja de cisnes cantores que desde hace tres años pasa el invierno en Santoña y que esta vez pastaban tranquilamente en compañía de un Ánsar común.
A todas estas aves hay que sumar la presencia de numerosas especies de limícolas, más difíciles de contar durante la marea baja ya que se reparten por las amplias extensiones de limos, entre los que destacaban los chorlitos grises y los correlimos comunes.
Sin duda, visitar Santoña, como mínimo una vez al año, es algo obligado para los que vivimos en el norte y nos gustan los pájaros, y si además cuentas con la buena compañía de unos cuantos amigos, entonces dan ganas de repetir muchas veces más.
Observadores: Jesús Menéndez, Germán Ibarra, Manolo Pajuelo, Guti Álvarez, Gilberto Sánchez, Alejandro García y David Álvarez
NOTA: haced clic en las fotos para verlas a mayor tamaño.

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