Revista Coaching

Engañar siempre es mal negocio

Por Falcaide @falcaide
Engañar siempre es mal negocioEl pasado jueves 14 de abril estuve participando en el Club Naútico de Zaragoza en el evento La gota del éxito para recaudar fondos para la Fundación Carlos Sanz (@fundacarlossanz) y en el que participamos como ponentes Javier Iriondo, Ángel Sanz, Jorge Gutierrez y yo mismo, presentado por David Asensio y con una sala llena de gente [ver álbum fotográfico del evento]. Durante mi ponencia, titulada La magia del desarrollo personal, estuve a lo largo de 40 minutos comentando en la primera parte como el éxito no es algo que consigues sino algo que atraes a tu vida como consecuencia de la persona en la que te conviertes. Si no estás preparado, las oportunidades no van a aparecer en tu vida. El éxito ama la preparación. Por eso, tu nivel de éxito sólo puede crecer hasta el nivel al que crezcas tú; tu nivel de éxito es proporcional a tu nivel de desarrollo personal. O dicho de otra manera: en quién te conviertes se refleja en lo que obtienes. Tu vida es el resultado de tu desarrollo personal; tu desarrollo personal es tu destino.
En la segunda parte, estuve desglosando 7 ideas que son especialmente importantes, a nivel general, para tener éxito. Hablé de aprender a vender (1), estrechar relaciones (2), cultivar hábitos (3), desarrollar una buena actitud (4), ser productivos (5), jugar en equipo (6) y cultivar y no perder de vista nunca los valores (7).
Hoy sólo me quiero detener en la última de ellas: la importancia de cultivar y no perder de vista nunca los valores.
A veces, hablar de valores parece un fastidio, como si fuesen piedras que dificultan hacer cumbre en la cima que hemos definido, pero conviene tener en cuenta, que en esta vida, nada perdura sin la ética. Engañar siempre es mal negocio. Abraham Lincoln decía: «Se puede engañar a alguien siempre; a todo el mundo alguna vez; pero no a todos indefinidamente».
Quien la hace, casi siempre la paga. Tardará más o menos, pero lo que se construye sobre materiales de barro acaba desmoronándose, porque siempre que hay falta de ética, hay perjudicados por el camino y eso por algún lado acaba estallando y saltando por los aires. Quizás, por eso, el filósofo Ortega y Gasset ya apuntaba: «Toda verdad ignorada prepara su venganza».
Además, conviene decir que hoy día engañar es mucho más complicado que en el pasado, porque con internet y las redes sociales, las cosas no solo se saben más sino mucho más rápido. Hoy día, los consumidores y usuarios tienen canales a través de los cuales expresar su descontento y malestar, de tal modo que lleguen a un público amplio y que al mismo tiempo ese malestar se generalice. Hoy día las marcas han reducido su poder y lo han ganado los consumidores.
Todos los días desayunamos con escándalos, tanto en el ámbito público como privado. Pero, ¿cuál es el mayor enemigo de la ética? ¿Por qué hay tanta falta de ética? Básicamente por una razón, por el cortoplacismo asfixiante en el que vivimos. La falta de ética te permite llegar rápido donde sólo el trabajo, la constancia y la paciencia aseguran. Y esas son cosas que no tienen glamour.
Muchas actuaciones dudosas proceden de la ansiedad por querer llegar a destino demasiado rápido. La ambición sin paciencia siempre es peligrosa. La ambición sin paciencia conduce casi siempre a la falta de ética. La ambición sin paciencia te lleva a coger atajos, pero los atajos habitualmente no suelen conducir a ningún sitio interesante. Todo lo bueno de la vida se cuece a fuego lento, con esfuerzo y entrega, y cuando uno intenta saltarse esta norma, no suele salir bien parado. La inmediatez es uno de los grandes enemigos de la integridad. Cuando algo crece como la espuma hay que empezar a sospechar que está levantado sobre pilares frágiles y acabará viniéndose abajo. Ya sentencia un dicho inglés: Easy come, easy go.
En definitiva y como se dice en Aprendiendo de los mejores (Alienta, 9ª edición):
No basta hacer buenos negocios, hay que hacer negocios buenos. No basta hacer las cosas correctamente, hay que hacer las cosas correctas. 
Es fácil dejarse arrastrar por el camino fácil, pero se acaba pagando. El conocido inversor Warren Buffet afirmaba: «Cuando contrato a personas busco tres cualidades: integridad, inteligencia y un alto nivel de energía. Pero si no tienes la primera, las otras dos pueden matarte».
Aunque siempre existen tentaciones para intentar coger caminos más rápidos, antes de llevar a cabo conductas poco éticas, dejando al margen los valores, conviene pensárselo dos veces; porque aunque todos nos equivocamos y pecamos, pero hay errores que salen demasiado caros.
La vida siempre es la adecuada combinación de resultados (beneficios) y valores (ética). Otra cosa no es sostenible. Como escribimos en Tu futuro es HOY (Alienta, 2ª edición):
«El éxito de una empresa depende de muchos factores —producto, calidad, servicio, marketing, entre otros— pero hay algo previo que se olvida: para que una empresa haga negocios, es preciso que inspire confianza; sin confianza cualquier oferta es percibida con escepticismo y produce rechazo en la compra. Los negocios se basan en la confianza. La gente quiere cerrar acuerdos y trabajar con personas en las que confía; y la mejor manera de generar confianza es actuar con integridad».
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* Hoy te dejo el artículo Hablar en público, clave para tu marca personal, publicado en la web de Divertia Smile Company [@DivertiaSmileCo].
* También Entrevista en Emprendedores Digitales podcast con @josemiguelMKD hablando de  múltiples cuestiones de #TuFuturoEsHoy.
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