Revista Opinión

Ensayo sobre la vagancia (reedición)

Publicado el 30 agosto 2013 por Miguelmerino

Como no cuesta nada ser prolífico cuando lo único que se hace es programar entradas ya escritas, aquí les dejo un ensayo sobre la vagancia, que es una forma de justificar mi falta de escritos nuevos.

________________________________________________________________________________________________________________________

A veces me da por pensar, y quizás piense bien, que estamos aquí ignorantes de nuestra función en este valle de lágrimas. De este modo, nos pasamos la vida haciendo cosas, con el quizás vano propósito de acertar en la función que el orden cósmico nos tiene asignada. Alguien puede pensar, y creo que piensa mal, que cuanto más cosas se hagan, mas opciones hay de acertar. No es mi caso. Yo pienso, y quizás piense bien, que hay que hacer lo que te apetezca y te dejen, y si luego resulta que esa no era tu función, pues que se hubiesen explicado. No veo motivo alguno para que nosotros, pobres e ignorantes mortales, tengamos la obligación de cumplir nuestra misión en este mundo, sin que ese ser superior, orden cósmico o como quiera llamársele, se moleste en explicarnos de pe a pa y sin margen para la improvisación, cuales son todas y cada una de esas funciones.

Quiero, con esta divagación, dar a entender, y creo que se entiende, que cuanto más cosas haces, mas posibilidades tienes de errar. Por el contrario, si dejas pasar la vida, con el dulce aroma del ocio, que es dulce, pero no empalagoso, es muy posible que no hagas aquello para lo que estabas destinado, pero seguro que harás pocas cosas inapropiadas, al margen de que cabe la posibilidad, a mí al menos me gusta pensarlo, que nuestra función vital sea la vida contemplativa.

Que se preocupen filósofos, teósofos y cualquier otro ósofo de esos que quieren explicarnos de dónde somos, a qué hemos venido y hacia dónde nos encaminamos, que se preocupen digo, de averiguarlo y luego que me lo cuenten, pero por lo llano y menudito, para quedar bien enterado. A partir de ese improbable  y, para mí, nada necesario momento, empezaré a cumplir mi misión en esta vida. Mientras tanto, pido, y si hace falta, de forma humilde y genuflexa, que se me permita intentar no meter la pata, haciendo algo para lo que no estoy destinado, y se me deje practicar el “dolce far niente” por si acaso ese fuera mi destino, que muy bien pudiera ser, por lo espectacularmente dotado que estoy para ello y la gran vocación que me impulsa.


Volver a la Portada de Logo Paperblog

Dossier Paperblog

Revistas