Revista Cultura y Ocio

Enseñar teatro 6: Bachillerato de Artes Escénicas

Por Fuensanta

 

El teatro en el Bachillerato

En esta nueva etapa, lógicamente, el joven podrá aprender y practicar teatro continuando su afición, si la hubiera iniciado en la ESO. Pero en este momento se le abren nuevas posibilidades. Por una parte, está en una edad en la que puede participar como aficionado en grupos juveniles, por ejemplo, en el del propio centro de enseñanza, si estuviera organizado como actividad extraescolar, pero también en grupos de aficionados de otros ámbitos. Incluso se puede dar el caso, no frecuente, de que su talento le lleve hasta una compañía profesional o al cine. Su proceso de aprendizaje del teatro seguirá de este modo con la práctica, pero también debería continuar los estudios que lo conviertan en un verdadero profesional de las artes escénicas. A este efecto, puede cursar una nueva modalidad de Bachillerato, cuyo currículo está pensado para alumnos que orientan su futuro en esta dirección.

Bachillerato de Artes Escénicas, Música y Danza

En esta nueva etapa, que ya corresponde a la Secundaria no obligatoria, los alumnos y alumnas han evolucionado naturalmente hacia la edad adulta y empiezan a plantearse su futuro profesional. Aunque aún mantienen rasgos y características de la adolescencia, dependiendo del nivel de madurez de cada individuo, pueden ya tomar decisiones importantes para su futuro. Es precisamente el momento en que, dentro del sistema educativo, tienen que tomarlas; la propia permanencia en el sistema por dos años más ya es una importante decisión, pues amplían su período formativo con carácter voluntario y se abren camino hacia posibles estudios superiores, sean universitarios o profesionales. En segundo lugar, y dentro ya de la propia etapa, se les presentan diferentes opciones que se encaminan a prepararles para los estudios futuros y para el tipo de actividad profesional que prefieran. Entre las opciones que pueden elegir encontramos el llamado Bachillerato de Artes, específico para jóvenes con vocación artística y con mayor o menor talento creativo. Este Bachillerato está dividido en dos vías: la de Artes Plásticas y la de Artes Escénicas, Música y Danza. Dentro de la segunda vía, encontramos, como en cada modalidad de Bachillerato, unas asignaturas comunes o troncales y otras de modalidad. Estas asignaturas de modalidad son las que distinguen los diferentes tipos de Bachillerato y las que tienen un valor de iniciación profesional, al tiempo que aportan la base fundamental de futuros estudios especializados. Para afinar más aún en las posibilidades, entre las de modalidad se encuentran las materias optativas, que precisan aún más la orientación futura de las carreras profesionales que cualquier alumno o alumna se plantee como actividad profesional en sus estudios posteriores.

El Bachillerato de Artes Escénicas, Música y Danza tendría que ofrecer esas posibilidades, pero encontramos en su diseño curricular una desproporción. Tenemos que decir que a este Bachillerato acuden alumnos y alumnas de tres diferentes orientaciones, en las que no incluimos a aquellos que no tienen vocación decidida por ninguna de las artes, pero que van a él equivocadamente creyendo que será una manera más fácil de obtener el título de Bachillerato, los cuales encuentran serias dificultades finalmente para obtenerlo. Encontramos, pues, tres tipos de alumnos: los que ya cursan estudios de Música en el Conservatorio o en otros centros de enseñanza especializados, que elegirán aquellas asignaturas optativas de carácter musical, como Análisis Musical I y II y Lenguaje Musical; los alumnos y alumnas que ya cursan estudios de Danza, que seguirán los mismos pasos de sus compañeros de Música, añadiendo la Expresión Corporal y Danza en el Primer curso, y posiblemente Artes Escénicas, por la estrecha relación entre la Danza y el Teatro; y un tercer grupo de alumnos, menos numeroso, cuya orientación vocacional se dirige al Teatro y que tendrán la opción de la asignatura de Artes Escénicas en Primero, pero nada más. La mayoría de las asignaturas de modalidad están dirigidas a estudiantes de Música, ése es el problema. El Análisis musical es la única asignatura de modalidad que se presenta en los dos cursos de Bachillerato, existiendo además una optativa, el Lenguaje musical. Los alumnos y alumnas orientados a la Danza encontrarán en Primero la ya nombrada asignatura de Expresión Corporal y Danza, y además Artes Escénicas, y en Segundo una Historia de la Danza y la Música, además de las de Música propiamente dichas. Pero un alumno o alumna cuya orientación sea el Arte Dramático no encontrará la misma oferta de asignaturas en su especialidad. La única asignatura específica será la de Artes Escénicas en Primero, sin continuidad en Segundo, de modo que la asignatura concentra unos contenidos amplísimos en un solo curso. En alguna Comunidad Autónoma, como en Asturias, por ejemplo, se ha dado una solución a este problema ofreciendo en Segundo de Bachillerato una optativa de Teatro, pero no ocurre así en todas partes, de modo que lo mejor habría sido que desde un principio el diseño curricular hubiera sido más equilibrado, por ejemplo, dividiendo la materia de Artes Escénicas en dos cursos, como ocurre con Análisis Musical, lo que habría dado como resultado un reparto de contenidos más equilibrado y menos sobrecargado, además de ofrecer un Bachillerato más específico para alumnos orientados al Arte Dramático.

No queremos decir con esto que sea inútil o inadecuado que alumnos y alumnas que optarán en futuro por estudios de Arte dramático adquieran conocimientos musicales o de danza, que le serán muy útiles para su profesión y estudios posteriores, sino que no encuentran total satisfacción a sus expectativas en esta modalidad de Bachillerato, al faltarles opciones más específicas en uno de los cursos. Así que nos encontramos una única asignatura optativa en Primero de Bachillerato, en la que el teatro forma la principal parte de los contenidos, la de Artes Escénicas, pero nada más.

Profesorado

Además del problema de diseño curricular que encontramos para el teatro en el Bachillerato de Artes Escénicas, Música y Danza, encontramos un problema adicional, que puede afectar a la correcta y adecuada impartición de la única asignatura específica para la escena que ofrece, y es quién está habilitado para impartirla. Las asignaturas relativas a la Música no encuentran problema a la hora del profesorado especializado, pues existe en cada instituto un departamento ya constituido de la asignatura. Anatomía aplicada, otra de las asignaturas, ha sido asignada al departamento de Biología, aunque lo lógico habría sido que se adscribiera al de Educación Física, a quien se le ha asignado Expresión Corporal y Danza, que presenta en esta adscripción algunos problemas, pues el profesorado de este departamento no siempre está capacitado para impartir esa asignatura a los niveles de exigencia de los contenidos que se contemplan en el Decreto de Bachillerato. Un caso parecido, y aún más grave, presenta la asignatura de Artes Escénicas, que se adscribe al Departamento de Lengua Castellana y Literatura. Aún no se pueden explicar las razones de esta adscripción, a no ser que se considere que esta asignatura tenga un carácter meramente literario y teórico. Quizás la nunca resuelta relación del teatro con la literatura, al que se considera un género literario y no una práctica escénica, haya influido en esa decisión, pero también debe haber obrado su influencia el hecho de que la mayoría de las veces es este departamento el que se hace cargo tradicionalmente de cualquier actividad teatral que se produzca en los centros de enseñanza, lo cual no significa que en todos los casos disponga de un profesor o profesora que esté capacitado para impartir una asignatura tan compleja como la de Artes Escénicas, que aúna, como veremos luego, todos los aspectos de la representación, de la historia del género dramático y de la teoría del teatro, un repaso sumario de los contenidos que componen los estudios superiores de Arte dramático concentrados en un único curso. Lo apropiado habría sido que esta asignatura la impartieran licenciados en Arte Dramático, adscritos a un hipotético departamento de Artes Escénicas, pero no existe tal departamento en los centros educativos y no hay muchas posibilidades de que alguna vez se pueda crear.

Se comprende que esto deriva de un problema organizativo y administrativo. La única asignatura de Artes Escénicas tiene cuatro horas semanales, cuando un horario de profesor tiene entre diecisiete y veinte horas lectivas. Incluso en el caso de que hubiera dos cursos encontraríamos un horario de solamente ocho horas. Ese supuesto profesor de Artes Escénicas tendría que impartir otras asignaturas, como la Anatomía aplicada y la Expresión corporal y Danza, para las cuales quizás no estaría capacitado. Si continúa integrado en el Departamento de Lengua y Literatura, entonces tendría que completar su horario lectivo, la mayoría de él, con asignaturas de esta especialidad en diferentes cursos. El perfil de este supuesto profesor sería complejo y difícil de encontrar. De hecho, actualmente, en los programas de oposiciones no existe ningún tema referido a esta asignatura, que cualquier profesor quizás tenga que enfrentar algún día, y no hay tampoco materias especializadas en los master de posgrado en educación. Esto quiere decir que, salvo en casos muy concretos, esta asignatura sufrirá los azares de cada centro educativo y de cada departamento, donde además personas no capacitadas podrán impartirla, simplemente porque en la rueda de elección de cursos estén por delante de los más capacitados, o porque se deje para el último (un interino que tendrá que impartir lo que le digan, tenga o no tenga preparación para ello), dado el caso de que ningún profesor definitivo se atreva con la asignatrura,con las consecuencias de falta de rigor y calidad que se pueden imaginar. Lo cual no quiere decir que los profesores o profesoras que se hagan cargo de ella no puedan estar capacitados, pues suele ocurrir que quien decide hacerse cargo de esta asignatura lleve muchos años de dedicación al teatro pedagógico, a la pedagogía del teatro o al teatro como recurso didáctico, que son tres cosas bien diferentes; sólo se indica que se trata de algo dejado al albur de las circunstancias y de la buena voluntad de los departamentos; tampoco puede implicar una reforma que los que han defendido la asignatura hasta el momento, la han programado, creado los materiales y demás tareas de puesta en marcha, sean apartados de ella. Se trataría de preservar estos derechos adquiridos, dando paso paulatinamente a la incorporación de licenciados en Arte Dramático. En definitiva, algo realmente complejo que habría que replantear, y que se hace más difícil por el coste económico que supondría la creación de un nuevo departamento didáctico.

La solución de este problema pasa por la reforma de la organización, lo cual administrativamente es bien difícil, para que sean licenciados en Arte Dramático quienes impartan la asignatura de Artes Escénicas. Para ello habría que ampliar las horas y esto se puede hacer, desde luego, por los siguientes medios:

  • Concentrando lo más posible los cursos en un centro.
  • Implantando talleres de expresión dramática en la ESO.
  • Dividiendo la asignatura en dos partes, de modo que estuviera presente en Primero y en Segundo de Bachillerato.
  • Implantando un taller de interpretación, teatro, teatro de objetos, etc., en Segundo como continuación de Primero.

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