Revista Humor

Entre pillos anda el juego

Por Informatria
La película que da nombre a este artículo es tal vez uno de mis cuentos de navidad preferidos. Basada en la fábula de El príncipe y el mendigo, explica como dos ruines hombres juegan con las vidas de dos personitas en el mundo de la bolsa. Pero como comedia que es, acaba estupendamente para estas personitas.
El nombre original de esta película es Trading Places, que es un juego de palabras genial dado que puede traducirse de dos maneras muy interesantes: Lugares donde se comercia (muy aplicable por el tema de la bolsa) y cambiando lugares (también por ser representar el argumento de la película).
En castellano, el traductor de nombres de películas tenía muy pocas ganas de trabajar aquel día...
- Hay que ponerle nombre a esta peli
- ¿Cómo se llama en inglés?
- Trading places
- Mmmmm... Entre pillos anda el juego
- Ostras
- Ya ves
- Te veo futuro en unos años como guionista de anuncios de Mixta
- Ni lo dudes
Supongo que de haberla traducido de manera un poco más literal no se podría aplicar a la historia que os quiero explicar hoy. Voy a hablaros de subcontratación. Y de pillos.
La RAE define pillo como 'persona pícara que no tiene crianza ni buenos modales'. La parte de pícara no sé si aplicará mucho, la de crianza tampoco... Ahora, la de modales ya os digo yo que sí.
Era un día de otoño cerca de Navidad (como deben ser estas cosas). Nuestro amigo Paco llevaba un tiempo trabajando subcontratado por una empresa grande (que no Gran Empresa) y se encontraba muy bien.
- Hola, Paco. ¿Cómo estás?
- Pues estoy muy bien
Como podéis ver, efectivamente estaba muy bien. Como llevaba un tiempo trabajando ya con el mismo sueldo, su responsable decidió que estaría bien subírselo un poco y dado que los márgenes de subcontratación muchas veces / normalmente / casi seguro siempre son pequeños, le planteó a la empresa grande una subida de tarifa del 10% de manera que pudiese subir en consonancia el sueldo a Paco.
Obviamente, la empresa grande se negó y lo hizo de una manera muy particular: con un mail en el que se informaba a la empresa de Paco que iban a internalizarle.
- ¿Perdón?
- Sí, que pasará a formar parte de nuestra empresa
- Pero eso lo prohíbe expresamente el contrato de colaboración
- Os lo prohíbe a vosotros, nosotros somos guays
- Ya veo, ya...
Total, que los responsables de Paco se reunieron con el departamento de compras de la gran empresa para discutir del tema y dado que en el proyecto en el que estaba Paco faltaba personal, hicieron una propuesta para compensar tal acción.
- Mira, nosotros necesitamos más personal, así que internalizamos a Paco pero vosotros nos traéis a dos personas que encajen en el proyecto y os las subcontratamos.
- Ah, eso no está mal del todo... Aunque ya fastidia porque es un buen profesional.
- Sí, pero por lo menos así tampoco perdéis el negocio. Se pondrá en contacto con vosotros uno de mis técnicos de selección para llevar el proceso.
(...)
- Qué majo este de compras, ¿no?
- Sí, me ha sorprendido gratamente.
Y es aquí donde encontramos al primer pillo...
- Hola, soy el técnico de selección
- Hola
- Necesito los currículums mañana como muy tarde
- ¿Perdón? Pero si la noticia de la internalización es de ayer y hoy nos hemos reunido con compras...
- Ya, pero es que si no me los dais mañana tengo que abrir la oferta a más proveedores
- Pues sí que estamos bien...
- Es lo que hay
Efectivamente, no hay piedad en estas cosas. El caso es que se contaba, parecía ser, con un día de margen de cierta exclusividad para presentar candidatos. Tras un arduo esfuerzo y muchas prisas, la empresa de Paco presentó a tres candidatos en la fecha límite.
Y aquí empieza la parte de los modales que os decía, porque tras presentar dichas candidaturas y hasta la finalización del proceso de selección la empresa de Paco pidió y repidió y rerepidió feedback de los candidatos... Y no se le dio.
Durante el proceso, además, una de las cadenas de mails que habían enviado como contestación antes del límite dado a la empresa de Paco contenía un dato muy particular: no había tal exclusividad dado que la oferta estaba abierta a todo el mundo desde el principio.
- ¡Qué cabr...!
- Pillos, se dice pillos...
- Ya, lo pillo, lo pillo...
Finalmente, dado que el departamento de la gran empresa no daba feedback de los candidatos, no pedía candidatos nuevos ni era posible que el técnico de selección contestase a mail o teléfono, la empresa de Paco optó por la elegancia que la gran empresa no había tenido. Y se retiró del medio para que Paco no sufriese en su internalización por los negocios de ambas compañías.
Los procesos de subcontratación son algo normal en nuestro negocio. Y a veces son fáciles de realizar y otras veces no tanto. Pero independientemente de dicha dificultad, resulta lamentablemente lamentable que una empresa de tamaño opte por el silencio administrativo ante una situación particular como la que os he descrito. Y no sé si se trata de algo específico de la compañía o bien de las personas particulares que participaron en el proceso de selección.
Creo entonces que queda claro en este caso cuál es la gran empresa y cuál la Gran Empresa. Siempre hay que tener un poco de clase, creo...
Mucho mucho mucho cuidado ahí fuera.
Entre pillos anda el juego

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