Revista Cultura y Ocio

Entrevista a Javier Sierra, autor de El ángel perdido

Publicado el 27 julio 2011 por Goizeder Lamariano Martín

Entrevista a Javier Sierra, autor de El ángel perdido

Hoy os traigo una entrevista muy especial, porque es diferente a todas las que he hecho. Hasta ahora todas las entrevistas con autores las había realizado por e-mail, pero después de casi medio año esperando, por fin el pasado 12 de junio, el día del cumpleaños de Pablo y justo un año después del Concurso de Microrrelatos del Ayuntamiento de Madrid, pude entrevistar a Javier Sierra en la Feria del Libro de Madrid en persona, en vivo y en directo.

Aquí os dejo el vídeo y el texto de la entrevista, espero que os gusten. Os pido por adelantado disculpas por la mala calidad del sonido, es lo malo de usar una cámara de vídeo personal y no profesional y, sobre todo, de hacer la entrevista en pleno Parque de El Retiro un domingo por la mañana durante la Feria del Libro.

Javier Sierra nació en Teruel en 1971. Es el único autor español contemporáneo que ha logrado situar sus novelas en el top ten de los libros más vendidos en Estados Unidos. Sus obras se traducen a más de cuarenta idiomas. Formado en el mundo del periodismo, fue director de la revista Más allá de la Ciencia durante siete años y presentador y director de programas en radio y televisión. Ahora invierte su tiempo en investigar arcanos de la Historia y escribir sobre ellos novelas y ensayos. Es autor de La cena secreta, La dama azul, La ruta prohibida, En busca de la Edad de Oro, Las puertas templarias, Roswell: Secreto de Estado, La España extraña, El secreto egipcio de Napoleón y su última novela, El ángel perdido.
-¿Cómo y cuándo supiste que querías ser escritor? -En el fondo yo creo que es una certeza que me acompaña desde que era muy pequeño. Porque con ocho o nueve años ya jugaba a escribir mis textos, ilustrarlos e incluso me inventaba nombres de editoriales que supuestamente lo imprimirían. Así que he estado jugando siempre a eso. Cuidado, también en paralelo a mis juegos de infancia para ser periodista. Era como una combinación, sabía que quería contar historias.
-Finalmente acabaste dedicándote durante un tiempo al periodismo. ¿Cómo llegaste a esa profesión, qué te aportó y qué recuerdas de esa etapa? -Mira, llegué al periodismo y todavía me resisto a irme de él. Aun a fecha de hoy sigo haciendo viajes y organizando mis trabajos de campo muchas veces inspirado pues por recortes de prensa, por teletipos, por noticias que veo en Internet y que quiero comprobar in situ... Por lo tanto, no es algo que haya abandonado y lo que me ha aportado es método: método de trabajo, método de encuesta y la gran cobertura de poder hacer preguntas a cualquiera, en cualquier lugar sin parecer impertinente.
-Comentas que te inspiras en métodos de trabajo periodísticos. ¿Dónde buscas y encuentras la inspiración para tus novelas?-La busco en lugares muy dispares. Desde lo más antiguo, por ejemplo, no sé, una estela perdida en medio de una selva en Colombia de la que no se sabe nada y que perteneció a un pueblo que no dejó escritura y por lo tanto te permite fabular e imaginar mucho sobre para qué se construyó y por qué, hasta las noticias de último minuto, no sé, sobre avances científicos, sobre el avance de la física cuántica, la exploración del espacio profundo, hasta lo que pueda estar ocurriendo en el Sol en estos momentos... Todo ese tipo de cosas se combinan en mi mente y tratan de mover mi literatura hacia un tipo de textos que sean intrigantes y que además edifiquen y que inspiren e inciten a la curiosidad del lector.
-Mucha inquietud, por lo que veo. -Sí, es mucha inquietud, es verdad.
-¿Eres maniático a la hora de escribir, no sé si sigues algún tipo de ritual, de pauta?-Tenía mis manías hasta que nacieron mis hijos y me obligaron a escribir en los momentos que me dejaban libres. Ahí desaparecieron todos esos rituales y esos, digamos, esos protocolos que yo establecía antes de escribir.
-¿Cómo definirías El ángel perdido?-El ángel perdido es una novela de aventuras. Pero también es un libro de búsqueda un poco en la línea de textos como La epopeya de Gilgamesh, que tiene un papel importante dentro del libro, o el cuento del Grial de Cretién de Troya, donde sus personajes van en busca de algo que es superior a ellos mismos y en el camino terminan dándose cuenta cuando lo culminan que se han transformado, que no son los mismos que eran cuando empezaron esa búsqueda de aquello que es superior. Lo superior puede ser desde el amor, que es lo que le pasaba a Don Quijote de la Mancha con Dulcinea, hasta el Santo Grial que busca Percival, es decir, no tiene por qué ser algo material o físico.
-¿Qué hay de cierto y qué hay de imaginación en esta novela tuya, en la última, qué parte hay de cada?-Yo escribo como si todo fuera cierto, como si, si no fuera cierto, se le parece mucho a lo que debería ocurrir o a lo que debería haber ocurrido, por lo tanto no me planteo esa separación hasta que termino y todo está encajado dentro de la narración.
-¿Qué es lo mejor y lo peor que has escuchado de este libro? -Lo mejor es ver cómo muchos lectores que se han leído El ángel perdido y me han descubierto con esta novela han empezado a leer mis novelas anteriores y lo peor, la verdad es que no he escuchado nada malo, hasta ahora, y eso es bueno, o quizás si lo he escuchado, que también es muy propio de mi personalidad, lo olvido fácil.
-¿Cómo se te ocurrió una historia tan original?-Pues nació de una inquietud, digamos observacional, de algo que yo había visto y que me había preguntado leyendo libros de Historia y es por qué en el Mundo Antiguo nuestros antepasados tenían facilidad para comunicarse con lo trascendente, con lo divino, con lo superior, y ahora que estamos en la era de las comunicaciones esa vinculación con lo sagrado se ha perdido. Quería responder a esa pregunta.
-¿Qué le dirías a la gente que te compara con Dan Brown?-Que me lean mejor. Yo creo que hay diferencias. Por supuesto, hay paralelismos, quizás incluso en El ángel perdido hay paralelismos a nivel de ritmos, en cuanto a desarrollo de la trama, es la novela quizá más vertiginosa que he escrito hasta la fecha, pero yo creo que el trasfondo es diferente. Mientras que Dan Brown, y lo hace muy bien, busca entretener, yo busco que el lector se cuestione cosas.
-¿Qué tal te ha ido la gira de presentación de El ángel perdido por toda España? -Por toda España y por cuatro países más de Sudamérica. Pues muy bien. Han sido 49.000 kilómetros, 43 ciudades, muchos encuentros con lectores, un sin parar desde que tuvimos nuestro encuentro con blogers en el mes de enero hasta hoy que estamos terminando la Feria del Libro y la verdad es que ha sido una experiencia muy gratificante. Muy cansada. Yo no sé si el Javier Sierra de dentro de una década sería capaz de aguantar este ritmo. Pero creo que era lo que me tocaba, lo que me correspondía y además me apetecía mucho conocer a mis lectores.
-¿Qué te ha aportado la gira o un día como hoy firmando libros aquí en la Feria del Libro, qué te aportan estos encuentros con los lectores?-Pues más de lo que te puedes imaginar. No sólo ya los comentarios a la obra, sino muchos lectores que vienen con ideas propias o con pistas o con recortes de prensa o con fotografías que te las confían porque aquí hay una historia que a lo mejor te puede interesar. Y a mí me gustan las historias. Por lo tanto, para mí es un punto de encuentro. No es un lugar de exposición, no es simplemente mostrarse como autor a los lectores, firmarles los libros en un acto que tiene algo de afectivo pero también de comercial, no, no es sólo eso. El caso es que es un nexo de unión, sí, como un intercambio.
-¿Qué buscas a la hora de leer?-Busco emoción, sorpresa, busco que me sorprendan realmente, que me iluminen. Por eso mis lecturas también son muy heterogéneas. Leo novela, por supuesto, pero no es lo que más leo. Leo mucho más ensayo, mucho más libro de investigación, en fin, lo que busco es sorprenderme y aprender.
-¿Cuáles son tus escritores favoritos?-Son muchos, pero por quizá acudir a los que para mí han sido marco de referencia en un momento u otro de mi vida te hablaría por ejemplo de Christian Jacq, sobre todo en su primera etapa, que es quizá más desconocida, que no escribía tanto sobre Egipto sino sobre catedrales o sobre masonería por ejemplo, o sobre simbolismo. Me gusta mucho Eduardo Cirlot y su diccionario de símbolos, que para mí ha sido una compañía permanente. Me ha gustado mucho un libro que por fin se ha traducido al español y que estuvo conmigo mucho tiempo, acaba de publicarlo ahora Martínez Roca, que se llama Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, de Manly P. Hall. Y también de los novelistas para mí son referentes Umberto Eco, Catherine Neville con El ocho, y te diría que también de los referentes de mi juventud porque devoré todos sus libros y lo conocí y establecimos amistad, J.J. Benítez, aunque el escribió mucha menos novela que ensayo.
-¿Y al escribir, qué buscas?-Al escribir busco tensión, es decir, que el lector no se despegue de las páginas. Soy muy autocrítico en ese sentido, me cuesta dar por terminada una página. Me obligo mucho a repasar y a reescribir. Porque busco que tenga ese ritmo.
-¿Cómo la valoras, cómo ha sido tu experiencia en el mundo editorial?-Pues ha sido la experiencia de alguien que navegaba sin brújula y que ha ido pasando por distintos editores con los que ha compartido buenos y malos momentos, sueños y decepciones, y finalmente creo que he encontrado mi entorno, mi equipo editorial. Es un equipo con el que me siento muy libre de soñar y la verdad es que Planeta hasta ahora no ha puesto barreras a mi creatividad y bueno, no tengo palabras para agradecérselo.
-¿Cómo ves la situación actual del mercado editorial en España?-No sólo el español, el mundial. Yo creo que se está redibujando y que lo que nos va a obligar a los autores es a hacernos una pregunta antes de entregar nuestro libro al editor y es, ¿este libro es realmente necesario? Cuando nosotros respondamos a esa pregunta y la respondamos con conciencia creo que la vida del libro está asegurada. Se ha publicado mucho libro que no era necesario y creo que eso nos debe llevar también a la reflexión de por qué se ha saturado a lo mejor el mercado y mucha gente no encuentra su autor y muchos autores no encuentran a sus lectores.
-¿En qué crees y en qué no?-Déjame que te responda con mi lema. Yo siempre quiero creer.
-¿A qué tienes miedo?-Fíjate, quizá, mis miedos, no tenía miedo a nada, sobre todo después de algunas experiencias personales, y algunas están reflejadas en la literatura, pero quizá ahora tengo miedo de dejar desamparados a mis hijos. Cuando uno tiene hijos comienza una nueva fase de preocupación que antes no existía. Exactamente, cambian las preferencias.
-¿Qué tal llevas que te definan algunas personas como el rey del best-seller?-Bien, nunca he hecho mucho caso a las etiquetas, me han llamado de todo en esta vida, sobre todo porque siempre me han interesado cosas muy heterodoxas y poco de la corriente principal y estoy acostumbrado a que me pongan etiquetas de todo tipo. Pero son etiquetas que se van cayendo. Sobre todo cuando el trabajo demuestra lo que hay detrás. Así que bueno, me llaman así, me parece bien.
-¿Y qué te parece que tus libros puedan venderse en porta-aviones, bases militares, submarinos nucleares e incluso, en el futuro, en la Luna o Marte?-Bueno, a mí me parece emocionante. Que es una de las palabras de las que pondría en el friso de entrada a mi casa.
-¿Te has sentido en algún momento presionado por superar los más de tres millones de ejemplares que vendiste de tu anterior novela o porque Planeta haya editado una primera tirada de El ángel perdido de 200.000 ejemplares, la mayor de la editorial este año, aunque ya va por la cuarta?-No, no. Mi presión no es la comercial. No es la de vender tres millones de copias o más. No te lo puedo explicar. No es lo mismo el mundo del año 2006 cuando La cena secreta se convirtió en un éxito internacional que el 2011, no tiene nada que ver. Por lo tanto yo no tengo esa presión. A mí la única cosa que me presiona es no decepcionar a mis lectores y por eso quería verles la cara con El ángel perdido.
-¿Cómo fue tu ascensión al monte Ararat? -Fue muy dura, porque yo no soy un hombre que venga de un mundo relacionado con el deporte ni menos con la montaña, pero fue una lección de vida muy importante. Además yo creo que ya lo he comentado otras veces pero es cierto, me dio mucha, cómo diría, mucha solidez incluso desde el punto de vista literario, porque hay similitudes entre subir una montaña y escribir, es decir, son pasos cortos, e ir mirando hacia el destino al que quieres llegar. Una carrera de fondo, efectivamente, es que la literatura y la alta montaña son carreras de fondo, no son sprints.
-Por último, yo soy de Navarra y allí hay un monte que se llama monte Aralar, no sé si lo conocías y dicen que allí se apareció el arcángel San Miguel. Sabes si tiene alguna relación con el monte Ararat, porque los nombres se parecen. -Sabes que la sierra de Aralar está también muy próxima al Camino de Santiago y que a lo largo del Camino de Santiago hay varios topónimos que tienen que ver con Noé y con el trasunto bíblico del diluvio y por lo tanto Aralar podría tener conexión. Pero a mí lo que realmente me intriga desde siempre, desde que lo leí en un libro de Juan García Atienza hace muchos años, es esa especie de santo con escafandra que es San Miguel de Aralar que se venera en la ermita de esa montaña.


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