Revista Arte

Entrevista a Miguel Leal

Por Bill Jimenez @billjimenez

miguel leal

Un arcoíris como metáfora de lo perdido, un símbolo intermedio entre la tormenta y su calma posterior, un ejemplo más de las batallas épicas que se libran dentro del alma humana y el motor de las obras que compondrán la próxima exposición de Miguel Leal en la Galería Artevistas, titulada “The rainbow is gone” en homenaje a una canción de la banda The Irrepressibles, un grupo que realiza una música muy melódica y que oí en bucle mientras trabajaba. Con la música soy un poco psicótico, y si una canción me inspira, entro en una especie de trance, algo un poco enfermizo, en el que no puedo dejar de escucharla. Una de las frases de la canción venía a decir que el arcoíris se ha ido, dejando una oscuridad detrás, tras la tormenta, que se asemejaba al trabajo que estoy realizando.

Banda sonora ideal para unas obras influidas por la oscuridad que solemos vincular a las pasiones más bajas del ser humano: La idea de la canción se asemeja a la oscuridad que caracteriza a los protagonistas de mis obras. Estos personajes muestran tinieblas interiores, pero en lugar de recurrir a los colores apagados y tétricos que he usado en otras series, en esta ocasión el color actúa de contraste con esa oscuridad. Este año ha sido más tranquilo, dedicándolo a mí mismo y así poder trastear en mi cabeza y mi trabajo. Lo estoy haciendo a través del color, unos tonos atípicos: pasteles, colores cálidos que transportan en otra dirección y muestran la basurilla que llevamos dentro, el contraste entre luz y tinieblas. Luego, cuando ya he obtenido lo que quiero de ellas, destierro las canciones y no vuelvo a escucharlas más.

miguel leal artevistas

Este arcoíris perdido englobará las obras que ha realizado a lo largo del año, más las que produzca este mismo verano. Aún queda mucho por hacer, llevo todo el año dándole vueltas. Ahora mismo estoy con las sesiones de fotos que determinarán los collages. Tengo todo un verano para terminar y adelantar. Me gusta trabajar con estrés.

Porque la muestra ya tiene fecha, el 12 de septiembre de 2013, un ejercicio de collage en el que entran en juego fotografías que luego intervengo hasta la saciedad, más toda la experimentación con la que trasteo. Me gusta mucho investigar y encontrar cosas nuevas, cambiar mucho, darle vueltas de tuerca a mi procedimiento, pues en eso soy de aburrirme fácil. Soy muy inquieto.

Miguel reconoce que le gusta el cambio, no como filosofía, sino como una línea que quizá pueda desconcertar a sus clientes y seguidores, pero que en el fondo responde a su necesidad de evolución: Si me levantara una mañana y me diera por pintar flores, por ejemplo, tampoco creo que llegue ese caso, pero si me diera, lo haría sin ningún tipo de reparo. No me guío por lo que tengo o debería hacer. La gente puede pensar que qué le pasa a este, se le está yendo la pinza… y sí, que se le vaya, todo lo que se tenga que ir y más.

Una prueba de este eclecticismo es su web, donde comparten espacio trabajos recientes y las series que le permitieron exponer en Madrid, Francia, Italia y Jordania; una transición desde la ilustración descarnada a un presente dominado por el retrato y la intervención, en el que destaca su serie “Mad Face”: El retrato es importante para mí porque recurro primero a la fotografía, que es lo que me gusta. Me da la oportunidad de captar la mirada, la expresión, tomar todo lo que transmiten y desfigurarlo parcialmente o por completo. Me apasiona la transfiguración de la imagen real, removerlo todo y luego trasladarlo a la obra. El retrato da mucho juego en ese sentido, la figura estática en general.

miguel leal mad faces

Eso no quiere decir que haya renunciado a otras herramientas o formatos. Mi primer contacto con la obra de Miguel Leal fue el mural que realizó el pasado diciembre en Mutuo Centro de Arte, una llamativa amalgama de símbolos e iconos religiosos que le supuso todo un desafío: Es el primero que hice así, de esas dimensiones, nunca había hecho algo igual. Cuando los chicos de Mutuo me lo pidieron, dije: adelante, claro, encantado. La experiencia fue alucinante, aparte de su elemento efímero, el tener una fecha de nacimiento y de muerte. Eso también me gustó. Un mural que requirió dos semanas de trabajo y que sacó su espontaneidad a la hora de trabajar: “Sé cómo empiezo pero no cómo voy a terminar, y tampoco sigo unas reglas. Tenía la idea de las imágenes que iban a componer el mural, y de ahí inicié el trabajo con collage. Todo fue muy espontáneo, accidental, a ver qué pasaba. Además, estaba casi instalado en Mutuo, no salía de allí para nada. Tuve que dejar de ir tres días nada más terminarlo, tenía una sobredosis de mural y pintura y ya no veía nada con claridad.

miguel-leal-mutuo

Y, claro, uno de los aspectos llamativos de “Bad Religion”, el mural, es su carga crítica, apuntando a un tema siempre candente: la religiosidad. Miguel reconoce entre risas que es algo que tengo ahí y a lo que me gusta darle caña. No sé si será porque vengo del sur y lo tengo bastante marcaíto. Me he criado con esa simbología y se ha vuelto un tema recurrente porque le tengo fijación a las religiones. Me parecen tan absurdas…

Naturalmente, es una fijación negativa pero a su vez inspiradora. Me gusta bajar a Sevilla en Semana Santa y ver el espectáculo que se monta. Me parece alucinante, toda esa hipocresía resulta brutal y choca bastante. Por eso, cada vez que puedo, rescato el tema, y aparte, la religión da mucho juego porque cuenta con una iconografía muy amplia, unos elementos extensos que puedo llevar a mi terreno y darles réplica. Darle a la Iglesia la patadita que se merece. Me gusta darle caña a todo lo que está estipulado.

miguel leal the rainbow is gone

Crítico y siempre dispuesto al cambio, como confirma su reciente colaboración con el diseñador Manuel Bolaño, al que conoce desde hace tiempo. Unos meses atrás me propuso una colaboración en la colección que presentará en julio. Fue muy interesante porque tampoco había hecho nada parecido. Manu me lo propuso y, al principio, fue como decir: a ver qué sale. La idea era trasladar lo que hago a su colección, a los estampados que usará en sus diseños. Fue un reto meter tanta textura y collage en uno, pero ha salido genial y fue sencillo gracias a la relación de amistad que existe entre nosotros, que también pudo llegar a convertirse en un arma de doble filo. En este caso salió muy bien. Ambos estamos encantados con el resultado. Colección que veremos durante el próximo 080 Barcelona Fashion y que Miguel tampoco ha visto completada: Yo solo he visto el material que le entregué. Lo parí y se lo dejé. Le dije: haz lo que quieras con el niño. La experiencia ha sido tan desafiante que no descarta repetirla, aun sabiendo que su obra es difícil de adaptar. Tiene que ser una colaboración muy particular, muy pictórica para que dé resultado. Trabajo con mucho volumen y menos con la ilustración, soy un poco caballo desbocado a la hora de trabajar y la ilustración siempre es más comedida. Aun así estoy abierto a cosas nuevas e investigar.

La última pregunta gira en torno a los ochos años que lleva en Barcelona y las diferencias entre una escena que está muy bien, tiene bastante por dónde tirar y te obliga a saber aprovechar las oportunidades y su Sevilla natal, donde reconoce que es otro mundo, y aunque ahora hay más movimiento y se le está viendo ese color especial, también es cierto que siempre ha estado muy estancada, con su idiosincrasia, en la que, artísticamente, tienes que seguir la línea que se traza, y si te sales de ella resulta difícil hacerse un hueco. Por el contrario, Barcelona da mucho juego, no me puedo quejar. Voy a un ritmo bueno.

leal miguel


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