Entrevista a un editor: Felipe Ponce

Felipe Ponce es director de Ediciones Arlequín y miembro fundador de la Alianza de Editoriales Mexicanas Independientes Esta conversación es un adelanto a su encuentro con Sobre Edición en la FIL Guadalajara 2009.

Leroy Gutiérrez: ¿Cuáles son los atributos que definen a una editorial independiente?

Felipe Ponce: Libertad, sobre todo, porque los imperativos del mercado no definen en grado sumo el catálogo; ni las opiniones ignorantes ni las falsas pretensiones de accionistas engreídos o ambiciosos gerentes de ventas. También mencionaría —no se me ocurre otra palabra—, la elasticidad; es decir, una editorial pequeña puede aguantar mejor los vaivenes económicos, camuflarse, crecer a menor o mayor ritmo, quedar en estado de latencia por un tiempo y volver a la vida como si nada, y más en estos tiempos vertiginosos e inciertos. Lo digo, esto último, por experiencia propia.

LG: ¿En qué medida el ser independiente determina el trabajo que se realiza en una editorial?

FP: Me parece que todo se concibe desde otra óptica, que tiene que ver con el tamaño —inferior— y la posición —en la esquina ruda— de casi cualquier editor independiente. Se ve a la competencia y se arrojan piedras como si se tratase de un pleito diario entre davides y goliates. Muchas, si no es que casi todas nuestras decisiones se toman con la mano de la honda. Ser independiente es una cuestión de convicción: se abominan los trabajos editoriales al vapor, la manidas ediciones, las bobas traducciones, el mercado leonino, la burdísima mercadotecnia, etc.

LG: ¿Los editores independientes publican los libros que quieren o eso es un espejismo?

FP: Cuesta mucho publicar lo que uno desea, pero creo que puede lograrse en cierto porcentaje, casi siempre bajo. Lo bueno es que un editor como yo cambia de gustos con cierta rapidez, sin que sea una declaración de la liguereza de mis convicciones; pero los intereses de un editor son tan diversos que si se no publica lo que al principio se buscaba sino otra obra buena o muy buena, queda uno satisfecho.

LG: ¿Cómo definirías a Arlequín Ediciones y su propuesta editorial?

FP: Como al arlequín —que no es un bufón ni un payaso, si no un pícaro, lascivo e ingenioso personaje—, nos gusta burlar a los importantes. Por lo tanto, aunque vivimos en un país donde impera la meritocracia y la prebendas del Estado, no nos interesa unirnos a la lista y premiar a los mejor portados sino a los rebeldes con bueno oficio literario.

LG: ¿El que una editorial sea considerada independiente le confiere algún prestigio?

FP: El adjetivo comienza a oler a perfume barato, pero es útil aún utilizarlo para evitar confusiones.

LG: ¿Una editorial independiente está obligada a publicar exclusivamente literatura?

FP: De ninguna manera. Debe publicar libros de texto, por ejemplo, y de cualquier otro ámbito en el que pueda desarrollar su impronta independiente.

LG: Si una editorial depende de programas del Estado o de la ayuda de empresas, ¿puede decirse que es independiente?

FP: Sí, siempre y cuando la ayuda no incida en la toma de decisiones. Esta ayuda puede ser beneficiosa al comienzo, y puede mantenerse de manera intermitente durante el periodo de arranque de la editorial, aunque siempre es deseable la total independencia financiera.

LG: ¿Cuáles son las estrategias a las que una editorial independiente puede recurrir para mantenerse financieramente?

FP: Mejorar como empresa, es decir, profesionalizar todas las áreas, delegar las tareas, encontrar sus nichos de mercado y ser muy eficientes. Probar otros mercados y cualquier otra área editorial que pueda ser susceptible de mejora y de negocio.

LG: ¿El ofrecer servicios editoriales es la mejor estrategia que puede emplear una editorial para mantener su independencia?

FP: No es la mejor, pero sí es una buena fuente de ingresos y de alguna manera lleva implícita la idea de extender el prestigio editorial al ofrecer servicios de gran calidad.