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Entrevista al Dalai Lama

Publicado el 18 septiembre 2012 por Lilik
Entrevista al Dalai Lama
China ocupó violentamente Tíbet en 1959 y desde entonces vive en el exilio de Dharmsala, en las faldas del Himalaya indio. Las negociaciones para una solución pactada con Pekín están rotas desde hace dos años. Él no exige la independencia pero sí una autonomía que mantenga la cultura tibetana y la religión budista sin injerencias de China. - ¿Hacen los países occidentales lo suficiente para incluir las enseñanzas cívicas del budismo en sus programas educativos? - Hay enseñanzas como la felicidad, el amor, la tolerancia y la compasión que son comunes a todas las religiones. La educación, en todo caso, ha de ser secular. No debe ser religiosa para que, así, pueda unir a personas de diferentes religiones. Los códigos morales se dan al margen de las religiones. Se basan en el sentido común y también en la ciencia. - ¿Cómo explica que cada día haya más científicos que se inclinan por el budismo? - Está demostrado científicamente que la práctica de la compasión beneficia a la salud porque reduce el estrés. No se trata de hablar sobre Dios y la reencarnación, sino de buscar en nuestro interior y ser compasivos. Ayuda a bajar la presión arterial y nuestra salud mejora. Necesitamos un programa educativo, desde la guardería hasta la universidad, que e sobre la importancia de la bondad. - ¿Como vía hacia la paz? - Para promover la paz mundial debemos insistir en la bondad porque la paz sólo llegará a través de la paz interior. Hay que enseñar a los jóvenes que los conflictos sólo podrán solucionarlos mediante el diálogo. Esto quiere decir la no violencia. Por eso creo que los gobiernos deben esforzarse más por divulgar la educación de la bondad. - ¿Existe en Occidente una actitud acomodada respecto a las religiones, de manera que cogemos lo que menos cuesta de cada una? - Es importante mantener las tradiciones. El budismo pertenece a Asia. Pero ciertas personas occidentales encuentran más interesante el budismo. En general, es preferible que cada individuo mantenga su tradición religiosa. Es posible escoger aspectos de varias religiones a nivel superficial, pero es imposible a un nivel más profundo. - ¿Es posible retomar las negociaciones con China para solucionar el problema tibetano? - A pesar de que cada día la situación en el interior de Tíbet es más grave por culpa de la opresión china, nosotros estamos comprometidos con una solución que no comporte la independencia sino una amplia autonomía similar a la que ustedes disfrutan aquí en Catalunya, dentro del marco de la democracia y el Estado de derecho. Depende de ellos. Esperamos que muevan ficha. - ¿Considera que la comunidad internacional debería presionar más a Pekín sobre la situación en Tíbet? - Hay países como EE. UU. e instituciones como el Parlamento Europeo que, cuando tienen la oportunidad, manifiestan al Gobierno chino sus preocupaciones sobre Tíbet, especialmente sobre los derechos humanos y la libertad religiosa. - Usted opina que las Naciones Unidas no hacen lo suficiente para defender a Tíbet. - A principios de los cincuenta apelamos a la ONU. Volvimos a hacerlo en 1959. Conseguimos apoyos suficientes para pasar tres resoluciones (1959, 1961 y 1965). En los setenta entendimos, sin embargo, que era más práctico tratar directamente con China. Tengo una visión crítica de la ONU. - ¿Piensa que es inútil para la causa tibetana? - Inútil es una palabra demasiado fuerte, pero responde a los intereses de los gobiernos. Además, ha pasado tres resoluciones y desde un punto de vista moral tiene cierta responsabilidad. - ¿Se ha convertido la religión en Iraq en una fuerza violenta? - Ciertas personas del mundo árabe ven con sospecha y desconfianza la influencia de la modernidad occidental. La principal causa de la guerra de Iraq y de los atentados del 11-S es la desconfianza. El mundo árabe ha estado un poco aislado durante siglos. Al contrario que en India o Indonesia, donde ha habido una larga tradición de convivencia religiosa. Con respecto a Iraq y Afganistán, EE.UU. trató de llevar allí la democracia, pero vio que era demasiado complicado. Frente a este fracaso, los ciudadanos se llenaron de emoción, de demasiada emoción y, es por esto que, en nombre de la religión, chiíes y suníes se matan. Es terrible, pero cuando hay tanta emoción, es muy fácil manipular apelando a la religión. - ¿Aceptaría el pueblo tibetano una solución impuesta desde fuera? - Si los chinos imponen la democracia en Tíbet, serán recibidos con los brazos abiertos. La democracia es el futuro de Tíbet. Desde hace seis años tenemos un parlamento y un gobierno en el exilio, con un primer ministro. Desde entonces yo estoy semirretirado. - ¿Es difícil conciliar ser un hombre de Estado y un hombre de fe? - En absoluto. Creo en la separación entre la religión y el Estado. Antes estaban unidos en Tíbet, pero no es bueno. La libertad tibetana, sin embargo, está muy vinculada con la religión pues sin libertad no puedes practicar el budismo. La lucha por la libertad de Tíbet forma parte de mi práctica religiosa. - A medida que envejece, ¿aumenta la nostalgia de Lhasa? ¿No le sabría mal no poder regresar? - No mucho. De veras. No es tan importante. Lo importante es la libertad.

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