Revista Coaching

Entrevista de trabajo sin nervios. Take it easy!

Por Maria José Maria José Vizcaíno @VentProfesional

A la entrevista de trabajo hay que ir con relax, calma y sosiego. Los nervios sólo te traerán malestar y te impedirán centrarte en la entrevista, que no deja de ser una conversación amable entre dos personas que tiene por finalidad analizar la adecuación de tu perfil a un determinado puesto.

Entrevista de trabajo sin nervios

Hasta aquí la teoría. Muy breve, concisa y de perogrullo.

Ahora la realidad, ¿por qué acudes con tantos nervios y tensión a una entrevista de trabajo?

  • Porque es algo muy importante para ti y crees que te “juegas mucho” en poco tiempo.
  • Porque no es la primera vez que te enfrentas algo así y la mayoría de las veces sales desconcertado sin saber muy bien qué narices pensará realmente el entrevistador de ti.
  • Porque has tenido la mala suerte de toparte anteriormente con un listo/a de tres al cuarto que no tiene ni idea de hacer bien su trabajo y considera que te está haciendo “el favor de tu vida” con esa entrevista.

Pues bien. Hay cosas que con un poco de ayuda puedes llegar a controlar, para todo lo demás, que se vayan al carajo. Así de claro.

Estado máximo de nervios

La que está escribiendo esto es una auténtica experta en sufrir en sus propias carnes un estado casi-permanente de nervios. Y te puedo asegurar que con tiempo y buenos consejos se puede llegar a controlar bastante.

Nuestra mente a veces nos hace pasar muy malos ratos sin ningún sentido. Estamos muchas veces en un permanente “estado de alerta” que nos impide ver la realidad.

En la mayoría de las ocasiones solemos imaginar situaciones futuras frustrantes, y no tiene por qué ajustarse a lo que realmente sucederá, ¿por qué amargarte entonces con algo que no sabes cómo va a suceder?

Esa tensión es un círculo vicioso que hay que tratar de frenar como sea. Lo ideal es identificar la clase de pensamientos o actividades que nos generan ese malestar para pararlo, analizar la situación, e ir reemplazándolo paulatinamente por otros pensamientos o actividades que nos lleven a un estado más positivo o neutro. La clave está en no alimentar los malos pensamientos, en saberlos parar a tiempo para que tu cuerpo no empiece a emitir esas señales tan típicas del nerviosismo: temblores, sequedad bucal, sudoración excesiva…

Variables controlables

Si no trabajas estos dos aspectos y eres como yo, una persona propensa a estar en tensión, estarás preparando el terreno para meter la pata y dar lugar a situaciones que no te  favorecerán en absoluto.

Variables incontrolables. Pasando del tema.

Por desgracia muchos de nosotros nos hemos topado alguna vez con entrevistadores muy poco ortodoxos (sí, ¡yo también he hecho muchas entrevistas!).

Esta variable es totalmente incontrolable, por lo que no merece la pena perder la calma y amargarse.

Entiendo que en ocasiones nos enfrentamos a proyectos profesionales que a priori suenan maravillosos, pero en cuanto “rascas” un poco y conoces la empresa y sus Managers te dan ganas de salir corriendo sin volver la vista atrás.

Estar hecho un manejo de nervios en estas situaciones no te va a beneficiar en nada.

No obstante, si quieres algún “truco” para sobrellevarlo mejor…

Te ofrezco algunos pequeños consejos.

Analiza qué actividades te hacen sentir mejor, ¿escuchar tu música favorita, por ejemplo? Seguro que hay cosas que pueda hacer justo antes de la cita, que te relajen un poco y desconecten tu mente de la vorágine de pensamientos que tendrás en esos momentos.

  • Dar un paseo.
  • Leer un capítulo o dos de algún buen libro.
  • Tomar un café, té… (no alcohol!!)

Confía en el entrevistador. Si es una persona normal y profesional estará acostumbrado a que haya gente que vaya nerviosa a la entrevista y será comprensible con la situación (dentro de unos límites, claro está).

No entiendo, sinceramente, a aquellos reclutadores que para hacer una entrevista se ceban con los nervios del entrevistado, o que les ponen al límite para ver cuál es su reacción. Por muchos argumentos que me den no me parece ético.

Moraleja: no te amargues por las cosas que no puedes controlar. Si te preparas bien los “deberes” puedes ir con la conciencia bien tranquila. Apuesto a que tu mejor empleo siempre está por llegar.

¿Y a ti, qué “trucos” de funcionan para controlar los nervios?

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