Revista Arquitectura

“Eppur si muove”

Por Zuloark

por Inteligencias Colectivas - Martes, 12 de junio de 2012

¿Como meterías la teoría heliocentrista en un carro de la compra? “Eppur si muove”

Nosotros, la verdad sea dicha, hemos sido de aquellos que queríamos ir al supermercado sólo por poder manejar el carro de la compra. Ese fue nuestro primer contacto [y el de muchos más], con el que se ha bautizado en innumerables ocasiones, como "el gran invento de la historia de la humanidad", la rueda. Y no somos un caso aislado, como se verá a continuación.

Hay sitios en los que, ya sea por cultura o por necesidad, cualquier actividad es susceptible de convertirse en móvil a través de "la colocación de unas ruedas". Grosso modo se trata de otorgar a programas fijos, cualidades dinámicas. Encontramos desde un vivero hasta una discoteca pasando por un horno.

Habitualmente estos negocios surgen del ingenio de las personas con afán de crear pequeñas empresas clandestinas que permiten sacar a la calle todo aquello que se les ocurre vender. Cada uno de estos productos tiene unas especificaciones infraestructurales que han de cubrirse y por tanto los resultados son un sin fin de especies distintas de carritos, bicicletas customizadas, soportes con ruedas y un largo etcétera.

La gran mayoría de los carros no se han fabricado ex profeso para ese uso sino que casi todos son evoluciones y adaptaciones. El uso los ha ido modificando. Por eso mismo, podríamos hablar de que los carritos forman parte de esa maravillosa familia que son las Inteligencias Matrioska, inteligencias que contienen otras dentro de ellas. Ya que ninguno de estos carritos existe previamente, es el propio negocio el que los fabrica. Su construcción se realiza seleccionando siempre un soporte inicial al que evolucionar o modificar, carros de la compra, cochecitos de bebés o bicicletas, son las bases más utilizadas. Incluso algunas personas se fabrican el soporte ellos mismos para llegar a un mayor grado de optimización. Otro ejemplo de una inteligencia dentro de otra inteligencia podrían ser los sistemas de almacenaje que le son propios a cada uno de los carros y que ha retratado en la serie 'Totems' que tomó el fotógrafo Alain Delorme en Shanghái.

Las virtudes de lo móvil son muchas, algunas son más evidentes que otras y la extensión del artículo y su temática no permite ahondar en todas pero nos parece relevante destacar que un carrito que venda arepas con queso, por ejemplo, puede estar a las 15,00h en la puerta del cualquier facultad con el ánimo de saciar el hambre voraz de unos estudiantes y estar a las 20,00h en la puerta del estadio del equipo local de fútbol a la salida de un partido. La incorporación de un elemento que lo transforme en móvil, permite que el mismo negocio de servicio a personas distintas en momentos distintos y en sitios distintos.

Para dar el primer salto de escala, no existe mejor ejemplo que la noticia del pasado 24 de mayo en la que se movió un edificio histórico de Zurich para evitar su demolición, nos recordó al mítico capítulo número 200 de la serie The Simpsons llamado "Trash of the Titans" en la que tienen que trasladar todo el pueblo ya que lo ha convertido en un enorme estercolero. Claro que los Simpsons son una serie de ficción, ¿o no? De ahí nos surge la perversa pregunta de si se podría, entonces, de un día para otro trasladar una ciudad.

En la ciudad norteafricana de Marrakech, a escasos metros de la Mezquita Kutubia, se encuentra la curiosa plaza de Yamaa el Fna. Una plaza de grandes dimensiones rodeada por todos los lados, menos uno, por la medina repleta de zocos organizados según su actividad principal. Todo en Marrakech gira en torno a Yamaa el Fna. Miles de personas se dan cita en este espacio público llenándolo de color, cultura y negocio. Contadores de cuentos, maestros exponiendo sus enseñanzas, encantadores de serpientes, danzantes, dentistas, vendedores de zumos de fruta, acróbatas, escritores de cartas, aguadores... un infinito número de actividades y personas que se juntan y van abarrotando la plaza y sus callejuelas adyacentes según va llegando la noche.
*Remezcla de Wikipedia.

“Eppur si muove”
*Fotografía de Alexandr Dimitri

En el año 2008 la Unesco registró la plaza Yamaa el Fna dentro de su novedosa lista representativa del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad. ¡Un espacio público, denominado por la Unesco como un bien inmaterial! Equiparándolo al tango o al flamenco. Esto señores, no es cualquier cosa, es una prueba fehaciente, una demostración contrastada de que los ladrillos del espacio público son líquidos y humanos, son dinámicos y responden a lógicas en movimiento. El valor de esta plaza no está definitivamente en su pavimento o su alumbrado, sino en la actividad mutable que en ella se produce.

Esta plaza es un sistema complejo, dinámico, líquido y relativo; esta, es una plaza en continuo cambio, un objeto crítico, una plaza que no puede ser dos veces organizada de manera idéntica. Una plaza construida a partir de carritos, mantas, lonas, puestos desmontables, sombrillas y ciclotiendas, muy parecidas en esencia a las que aparecen en la primera imagen de este artículo.

Como todo el mundo sabe, la ciudad, es un conjunto de edificios y calles, regidos por un ayuntamiento, cuya población densa y numerosa se dedica por lo común a actividades no agrícolas. Esta definición recogida por la RAE, no habla de ciudadanos ni de carritos, no habla de muebles ni de situaciones dinámicas. Esta definición no recoge de manera intrínseca, que la ciudad como ciudad, lo es desde el punto de vista en el que muta y se mueve, en el que se transforma en función del comportamiento de sus ciudadanos y carritos.

Si pensamos la ciudad desde sus muebles, desde su acondicionamiento para el uso, descubrimos que casi todas las experiencias de dispositivos móviles en la ciudad informal, sucumben a diseños estáticos e invariantes cuando son controlados de manera oficial. Salvo pocos ejemplos onerosos como el mágnifico y casi olvidado el progreso de la ciudad española ha dado la espalda a lo ambulante y a la . ¿No se da cuenta la oficialidad que lo que hace a la ciudad CIUDAD, es precisamente su condición dinámica, sus personas en movimiento, sus ciudadanos con ritmos imprevisibles y también sus carritos?

Si hacemos caso a la historia, la experiencia nos enseña que prácticamente todo depende "del punto de vista", de la situación referencial que escojamos para contemplar el problema. De si nos movemos nosotros, o en realidad somos nosotros los movidos. Nos quedamos con el "Eppur si muove" que dijo , porque en realidad era la Tierra la que se movía, pero ¿no estaría el genio de Pisa refiriéndose a la Ciudad?

La ciudad es inmóvil. Inmueble, del latín immobilis, es un bien que está unido al terreno de modo inseparable tanto física como jurídicamente. Por lo tanto, se trata de algo imposible de separar del suelo o de trasladar sin que se produzcan daños. Los edificios, las casas y las parcelas son inmuebles, son bienes conocidos como bienes raíces por estar, como un árbol, vinculados al suelo. Por contraposición existen los bienes muebles, que son aquellos que pueden trasladarse de un lugar a otro, manteniendo su integridad y la del inmueble en la que se hallaran, también son bienes muebles aquellos que se trasladan entre los bienes inmuebles, como coches, barcos o aviones. Así pues, podría considerarse la ciudad como un gran conjunto inmueble, formado a su vez por bienes inmuebles, que contienen y por el que se desplazan bienes muebles. Todos ellos sujetos a unas leyes concretas y acotadas de disfrutes e impuestos.

Pero ¿qué pasaría si todos los bienes dentro de una ciudad fuesen muebles? Todo lo que contiene la ciudad y los programas que la definen serían móviles. Habríamos pasado de un urbanismo sólido a uno líquido, en un cambio de estado del urbanismo que pondría a prueba las leyes de los humanos, no tanto las físicas. Sería una ciudad más "conceptual", quizás funcionaría de un modo parecido a la citada Yamaa El Fna, más pendiente de los usos dinámicos y los calendarios que de Kevin Lynch y sus senderos, bordes, distritos, nodos e hitos.

Pero ¿y si en un derroche imaginativo completásemos la transición de estados de la materia urbana? Llegaríamos entonces a una suerte de urbanismo "gaseoso", en el que todo lo que contiene la ciudad, incluida la propia ciudad, serían bienes inmuebles. Habría entonces que plantear sistemas de Ciudad Mueble, y al no estar anclados literalmente a un municipio, provincia o incluso país podríamos ir todo lo lejos que quisiéramos, física y conceptualmente. ¿Qué tipos de leyes le afectarían? Podría transformarse en un estado independiente reinstaurable al estilo de Kugelmugel Republik, podría buscar alianzas con los gobiernos locales de ciudades y municipios inmóviles en una especie de acuerdo simbiótico tipo Instant City, o algo más mecánico más apegado al territorio y sus dilemas como la Walking City ambos proyectos de Archigram. Algo cuyo programa sea permeable en el territorio y viceversa, una maquina grande que haga el trabajo de muchas maquinas chiquititas y que sea por tanto más eficiente. Pero una maquina pequeña en relación al territorio que gestiona, en relación al programa que es capaz de implementar ya que sería capaz de concentrar, mover y gestionar programa que de otra manera, quedaría disperso, inmóvil sobre la superficie terrenal. Ejemplos míticos serían paradigmas de la ingeniería como la F60 Abraumförderbrücke o de la imprevisibilidad humana como el antiguo asentamiento de .

“Eppur si muove”

Al final nos queda recorrer el camino, movernos a hacia un urbanismo en el que convivan estados sólidos, líquidos, gaseosos y si nos apuráis, de plasma. La diversidad que caracteriza a una ciudad viva.


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