La Asociación del Fútbol Argentino había decidido cambiar el formato del torneo de Primera División, ya no se jugaría a 38 fechas, sino que se dividiría en Apertura y Clausura.
El fútbol vernáculo tendría entonces dos campeones por año, dos goleadores por año. River se encontraba en plena renovación tras el frustrante paso de César Menotti en 1988 y el fugaz paso de Reinaldo Carlos Merlo.
A “Mostaza” lo reemplazó Daniel Alberto Passarella a partir de la segunda ronda de la temporada 1990/91. El “Kaiser” llevó a ese equipo a consagrarse campeón en lo que fue la explosión de Ramón Ismael Medina Bello en el equipo millonario.
Para el Apertura ’91, el refuerzo más resonante fue el regreso de Ramón Angel Díaz tras su exitosa aventura por Europa en equipos como Internazionale y Mónaco, entre otros.
Nombres como el de Angel David Comizzo, Sergio Angel Berti, el propio Medina Bello y jovenes como Leonardo Astrada y Juan José Borrelli, hacían de ese plantel un verdadero candidato al título.
El debut, con Carta Credencial como nuevo sponsor en reemplazo de Peugeot y Sevel, debía ser en el Estadio 15 de Abril, el siempre reducto de Unión de Santa Fe, sin embargo, la presentación en sociedad de ese equipo fue en el Monumental ante Rosario Central bajo una fuerte lluvia.
Los rosarinos se pusieron en ventaja y los aún dos puntos que se le adjudicaban al ganador, parecían viajar derechito hacia la ciudad santafesina. Sin embargo, el regreso del delantero riojano no podía ser más soñado. Faltando pocos minutos igualó el partido y, casi sobre el final del juego, metió un memorable zapatazo que estampó el 2 a 1 definitivo. El romance con los hinchas fue inmediato. Uno de los hijos pródigos estaba de regreso.
Hoy, Díaz suena como sucesor para reemplazar a Matías Almeyda, ante una posible salida del oriundo de Azul de su cargo de entrenador. Hace 21 años, Almeyda era un proyecto de inferiores, observado atentamente por el entonces entrenador y hoy presidente de la institución, Daniel Passarella.
River “regularizó” su fixture finalmente con su visita a Unión, fue triunfo también por 2 a 1 con goles de Díaz y Berti. La fulminante racha se prolongó hasta la octava fecha, jornada incluida la cual, el equipo de Passarella cosechó la totalidad de los puntos en juego.
1 a 0 frente a Racing, partido que debió ser suspendido por agresión al arquero de River y que se definió en los tribunales de AFA; 3 a 0 a Gimnasia; 3 a 0 a Belgrano; 1 a 0 a Vélez; 1 a 0 a Ferro y 2 a 1 a Deportivo Español.
La seguidilla de triunfos se cortó con el 0 a 0 con Deportivo Mandiyó en Corrientes, pero la ventaja sobre sus perseguidores ya era de notoria importancia. Díaz ya llevaba siete goles en su cuenta personal y restaba, ni más ni menos, que la mitad del certamen.
El triunfo 1 a 0 sobre Huracán precedió al empate sin goles como visitante con Boca para luego vencer a Newell’s e Independiente. El título estaba cada vez más cerca para un equipo que tenía una contundencia llamativa y, mientras tanto, disputaba la Supercopa, torneo que perdería en la final a manos del Cruzeiro de Brasil.
La doble corona no iba a poder ser, pero el título local estaba a la vuelta de la esquina. En su visita a Estudiantes rescató un empate en dos y luego fue el turno de Talleres de Córdoba en Núñez, una de las revelaciones del certamen.
Díaz, Medina Bello y compañía no dejaron dudas con aquel contundente 5 a 1, goleada que permitía una posible consagración el fin de semana siguiente en la cancha de Vélez con San Lorenzo como rival.
Sin embargo, el festejo se vio postergado, porque los de Passarella perdieron el invicto, producto del 0-2 frente a los de Boedo. En la fecha 17, Boca, escolta de River, perdió con Estudiantes (gol de Roberto Trotta) y el “Millonario” recibía a Argentinos ya como nuevo rey del fútbol argentino.
Los festejos y la alegría probablemente relajaron al equipo, que cayó a manos de los “Bichitos” de La Paternal por 1 a 0. Solamente faltaba cumplir con el calendario y, para eso, se le debía ganar a Platense (1 a 0) y cerrar el campeonato recibiendo al descendido Quilmes, equipo al que goleó 5 a 1.
River cosechó 31 puntos, marcó 33 goles de los cuales 14 fueron firmados por el delantero riojano, que había vuelto, sin saberlo, para iniciar un inolvidable nuevo ciclo en Núñez, primero como jugador y luego como entrenador.
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