Revista Comunicación

Es esto

Por Jalonso

Juan Alonso

Acodada en la mesada de la cocina, sentada sobre una banqueta de madera, fuma sin parar y estira una sonrisa nerviosa que se escurre por el ambiente como una lágrima glaciar. Su tristeza cabalga sobre una mosca verde que la gata vizca ni siquiera ve ni escucha. No sabe por qué carajo está así con el mate en la mano y busca en la bolsa del pasado algo para rescatar del olvido y saciar su abulia. Todo le da igual con tal de sumergirse en otra nueva distancia solitaria de retracción autoimpuesta. Ella busca ser atendida con los límites de la escucha de una carente emocional.

Como ácrata de los sentimientos es una inválida de amor. Lo dimensiona como un castillo siempre a punto de desmoronarse.

Ahora que llega el día de la madre es posible que reciba un par de regalos poco habituales. De esos que se prueba hablando sola frente al espejo largo, solitaria en su murmullo mental y privado, mientras se saca el maquillaje y camina con los suecos por el piso de madera. Entonces dirá que podría ser feliz y pronunciará palabras de ocasión y hasta se sentirá querida. Pero el pozo vacío que está tapado en el fondo es el todo que no la completa.

Ya será de noche y llamará a una amiga para hablar del mal que la aqueja. Correrán los tequilas y las mariposas de madera, las imágenes de las últimas vacaciones en Brasil, las fotos viejas, las nuevas, el cumpleaños de ayer nomás, y las voces se confundirán en un único tintineo metálico, marcial, de ceremonia de la complicidad de la muerte. Porque todo desamor es una muerte por más que el mozo traiga otra ronda de Suoza con sal y limón.

Con el porro llegará la risa histérica, el hambre dulce de más tango y la voz de Villamil se colará en el auto rumbo a ninguna parte.  Porque en general, así empiezan y acaban los días como los finales.

Es esto.

 

leyendadeltiempo.wordpress.com   


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