Muchas veces en arquitectura, nos encontramos con obligaciones y necesidades estructurales a los que no podemos renunciar. Distribuciones que a veces marcan el espacio para bien, o para mal, y detalles en los que el miedo o el riesgo, no nos deja atrevernos a innovar. Plantear una escalera sin barandilla, una ventana mas baja de lo normal, o techos tan angostos y bajos, que convierten la falta de altura, en un reto por la amplitud.
Como vemos, muchos de ellos, handicaps o retos con los que el ingenio nos puede llevar a tomar soluciones y apuestas que llevan al acierto o al toque justo de diferencia.
Por eso hoy, nos descubrimos a este pequeño loft de escaleras aligeradas, de una esencia vintage, y en el que los suelos pulidos de hormigón, pueden llegar a combinarse con algunas piezas y soluciones de almacenaje de lo mas livianas.
Cuando contamos con un espacio reducido, y los elementos de arquitectura distribuyen en doble altura nuestro espacio, lo mejor es que queramos disminuir la visión de obstáculos con escaleras de lo mas ligeras y de estructuras vistas y abiertas
Un lugar propio y sencillo para disfrutar en el que comprobamos que el textil o ciertas piezas se encargan de aportar el toque justo de elegancia. Y a mi eso… me fascina.
¿No os parece?
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