Revista Fotografía

Escapada a Toledo

Por Magiaenelcamino @magiaenelcamino

Desde que Madrid se convirtió en nuestro hogar temporario que queremos ir a Toledo. Miento. Desde que visitamos Madrid por primera vez, en 2008, después de haber recorrido Marruecos por un mes, es que queremos ir a Toledo. Es que mis papás nos hablaron mucho de los damasquinados, algunos amigos no pararon de decirnos que debíamos probar el mazapán toledano y otros que, simplemente, vayamos a conocerla porque es una ciudad linda con mucha historia.

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Toledo se ubica a unos 70 km de Madrid, por lo que muchos recomiendan recorrerla en un día, pero después de este viaje nos dimos cuenta que se necesita un poco más. Ambas ciudades están muy bien conectadas entre sí y, como pueden ver en las webs como GoEuro, hay trenes y buses todo el día. Si bien es verdad que el tren tarda algo menos de una hora en llegar, el bus es más barato y, en temporada alta, fines de semana y feriados, salen servicios cada media hora.

Por eso una semana antes de volver a Buenos Aires decidimos tomarnos un bus y llegamos a la Ciudad de las Tres Culturas, llamada así porque durante siglos convivieron musulmanes, judíos y cristianos. Las huellas de esas tres culturas se observan en las construcciones, el arte y la gastronomía de la actual capital de Castilla-La Mancha y son palpables a cada paso.

El día estaba soleado y la temperatura rondaba los 20 grados. Ideal para mi gusto. Desde la estación de buses caminamos unos 15 minutos hasta la Puerta de Bisagra, la entrada principal al centro histórico de Toledo, asentado sobre una colina y rodeado por un meandro del río Tajo. La puerta tiene un origen árabe, pero en 1550 se reconstruyó con estilo renacentista.
A partir de ahí, las calles empinadas y estrechas nos invitaban a perdernos en ese laberinto, pero preferimos primero seguir la vía principal hasta la plaza de Zocodover. En el camino hacia la plaza pasamos por la Puerta del Sol, del siglo XVI, por donde se ingresaba a la medina musulmana; y disfrutamos de unas lindas vistas del resto de la ciudad.

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Puerta de Bisagra.

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En esas primeras cuadras nos llamó la atención la cantidad de locales donde vendían espadas, escudos y damasquinados. Y nos seguiría llamando la atención durante nuestro paseo por la calle Comercio. Es que Toledo también es conocida como la Ciudad de la Tradición Artesana. Entre esa tradición se encuentra la de fabricar espadas de acero. En la actualidad quedan solo cinco artesanos que ejercen el oficio de espadero, ya que la industrialización y la producción china amenazaron el oficio. Por otra parte, los damasquinados son trabajos artesanales que consisten en realizar dibujos a través de la incrustación de hilos o láminas de oro/plata en acero o hierro. Algunos trabajos son realmente increíbles. La palabra damasquinado proviene del nombre de la ciudad de Damasco, en Siria. En Toledo, a este tipo de artesanías se la conoce también como Oro de Toledo. En la actualidad, al igual que con las espadas, la mayoría de las piezas son industriales, aunque quedan algunos artesanos que realizan piezas de altísima calidad.

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En la plaza de Zocodover nos encontramos con un ambiente animado, con muchos visitantes tomando algo en alguno de los bares o comprando un mazapán en alguno de los varios comercios que allí los venden. El mazapán de Toledo es otra característica de la ciudad. Muchos dicen que no podes irte de ella sin probarlo. Y eso hicimos. Instados por nuestro amigo Pablo a que probáramos lo que para él es un manjar, entramos a una de las mazapanerías más conocidas, la de Santo Tomé, y probamos uno. No nos gustó ni nos dejó de gustar. Para mí es muy dulce, pero lo puedo comer, aunque no iría a comprarlo. Cuenta la leyenda que el origen del mazapán en la ciudad se debe a las monjas de San Clemente. Cuando los árabes invadieron la ciudad en el siglo XIII, gran parte de la población comenzó a sufrir hambre y las monjas recurrieron a lo que tenían a mano: almendras y azúcar. Con eso, elaboraron una masa a la que llamaron “pan de maza” (“maza” era el mortero donde trituraban la almendra y la mezclaban con azúcar). De ahí derivo la palabra mazapán y con este alimento pudieron “engañar” a algunos estómagos. Hoy es posible ver casas especializadas en la venta de este dulce por toda la ciudad.

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Desde la plaza caminamos unas cuadras para ver el edificio del Alcázar, un castillo fortificado donde en la actualidad funciona el Museo del Ejército. No nos llamó mucho la atención su arquitectura, pero su porte es imponente. Allí empezamos a ver otra imagen repetida en el resto de la ciudad: la de Don Quijote y Sancho Panza. Es que esta zona fue elegida por Cervantes como cuna del Ingenioso Hidalgo Don Quijote y su imagen se reproduce en cada rincón.

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Retomamos la calle principal y, siguiendo el consejo de la chica que nos recibió en información turística, tomamos la calle Comercio. “Si siguen derecho por esa calle, aunque cambie de nombre, van a encontrarse con los principales atractivos de la ciudad”. Como sabíamos que mucho más que eso no íbamos a poder hacer, le hicimos caso.
La calle Comercio, como su nombre nos sugiere, está llena de comercios. La mayoría son de productos y souvenirs para el turista, pero también hay algunos bares y restaurantes.
Uno de los primeros edificios que se observa es la catedral. En realidad, lo primero que se ve es su cúpula. Si queremos ver el edificio completo y la plaza del ayuntamiento que está enfrente, debemos desviarnos un poco de la calle Comercio.

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Seguimos caminando y, después de pasar por varios monumentos importantes, llegamos a la zona de la judería. Unas placas en el suelo nos anunciaron que estábamos allí, pero el paisaje no cambió mucho. En la zona se encuentran dos sinagogas que se pueden visitar. La Sinagoga del Tránsito donde funciona el museo sefardí y la Sinagoga Santa María la Blanca. La primera fue edificada en 1355 y perteneció a los hebreos hasta su expulsión por los reyes católicos. En el museo se puede conocer la historia judía de España y observar objetos de la tradición sefardita. La segunda fue construida en el siglo XIII y perteneció  al culto judío hasta mitad del siglo XV, cuando fue utilizada por los cristianos como refugio de penitencia para mujeres arrepentidas.
Las visitas a estas sinagogas, junto al Museo de El Greco y a la Iglesia de Santo Tomé, son casi parada obligada para los visitantes de la judería. Nosotros las vimos desde afuera, pero lo agendamos para la próxima. Según nos contaron, todas valen la pena, aunque como siempre decimos, la decisión para visitarlas o no es muy subjetiva y depende de los intereses de cada uno.

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En la Iglesia de Santo Tomé se encuentra el lienzo de “El entierro del señor Orgaz”, de El Greco. Una pintura famosa mundialmente para los que conocedores y amantes de ese tipo de arte y pintor. El Greco también es una figura destacada de Toledo y su museo constituye otro de los grandes atractivos de la ciudad.
Después de caminar por esta zona decidimos descansar en los jardines cercanos y observar las vistas del río que se tienen desde el Museo Victorio Mocho. Para tener estas vistas no es necesario entrar al museo, solo con asomarse a sus jardines ya se pueden disfrutar. El puente que se observa desde allí es el Puente de San Martín, del siglo XIV, por el que se puede cruzar y llegar a los miradores de la ciudad.
Cuando se viaja con niños pequeños hacer una parada en las plazas o parques es casi una obligación, por el bien de toda la familia!

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Luego de la siesta de Tahiel nos subimos al tren turístico para llegar a los miradores. Tahiel estaba feliz porque para él era un paseo en un tren con las ventanas abiertas y con auriculares por los que escuchaba música. Y nosotros estábamos contentos porque fue la posibilidad de llegar a los miradores para poder apreciar el hermoso atardecer sobre Toledo. Algo que recomendamos no perderse. Eso sí, hay que tener en cuenta que con el cambio horario de invierno, atardece muy temprano.

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Nos fuimos de la ciudad con la sensación de que nos quedaron varias cosas por conocer. Toledo tiene mucha historia y muchos secretos y curiosidades que no se conocen en un día. Pero en estos momentos, con Tahiel, no podemos hacer más de lo que hicimos en esta visita. Caminar, observar los detalles, escuchar a algún vecino que cuenta algo y disfrutar de los paisajes. Ya llegarán tiempos en los que podamos compartir con él la ruta de los templarios, la ruta de Don Quijote, la ruta de los misterios toledanos o la del Toledo subterráneo. Para nosotros fue un primer acercamiento a la ciudad y nos encantó!

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Escapada a Toledo

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Información práctica

¿Cómo llegar a Toledo desde Madrid?

Se puede llegar en auto, tren o bus. Pueden mirar todas las opciones en webs como la de GoEuro. La estación de buses está más cerca del casco antiguo que la de trenes, aunque las dos distancias se pueden hacer a pie. Recuerden que una parte es en “subida”.

Para tener en cuenta

Siempre que se visita un casco histórico con tantas atracciones turísticas para ver recomendamos ir primero a la oficina de turismo, pedir un mapa y preguntar cuáles son las actividades sugeridas para el día. En el casco histórico hay 3 oficinas. Una en la plaza de Zocodover, la otra en la plaza del ayuntamiento y la tercera donde está la Diputación Provincial.

Previamente, pueden elegir realizar alguna de las rutas temáticas que se proponen por la ciudad. En la web oficial de turismo se muestran algunas.

Las entradas a todos los sitios varían cada año, pero lo bueno es que no son caras en comparación con otras ciudades europeas. En 2015, todas las entradas costaban entre 2,5 y 6 euros. En la parte de atrás del mapa que les dan en información turística están todas las tarifas actualizadas.

Para tener mejores vistas de la ciudad se puede subir al campanario de la Iglesia de los Jesuitas, pero primero conviene averiguar en información turística si está abierto y es posible el ascenso.

El tren turístico no recorre el interior de la ciudad, sino que lo más destacado es que rodea a la ciudad y llega a los miradores. El costo es de 5,50 euros los adultos y 1,50 los niños, pero las tarifas varían cada año. Pueden conocer más sobre el tren en la web de Toledo Train Vision (no coloco el enlace porque cuando lo consulté no funcionaba).

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