Revista Cultura y Ocio

Escribir sexo

Publicado el 12 agosto 2016 por Escrilia @escrilia
Escribir sexo

Nos enseñan los principios del marketing y la sociología, con más o menos apoyo científico, que el sexo vende. La pregunta es: ¿Necesito sexo explícito en mis historias?

No hablo del género erótico en donde el sentido de la narración es exponer éstos menesteres, por supuesto, sino de los otros géneros. Una novela negra, un thriller de ciencia ficción, un relato costumbrista con tintes históricos ¿se benefician de contar entre sus páginas con una detallada narrativa de los actos físicos que se vinculan a la procreación y el placer?

Por lo general, estas novelas no se ponen a explicar mucho, encausan la situación y dejan el resto en manos de la imaginación del lector. Es lo usual, pero de un tiempo a esta parte esa línea se ha vuelto confusa y encontramos tórridas escenas en relatos por lo demás tradicionales. Tanto que nos hacen cuestionarnos si nuestro relato de terror (o detectives, o romántico) debería incluir escenas de sexo, a riesgo de quedar fuera del circuito de literatura para adultos.

Pero ¿es necesaria una escena de sexo explícito? Muchas veces las escenas calientes se centran más en la seducción que en el acto en sí, en los preliminares, en el deseo y no en el ejercicio. Recuerde que el sentido de estas escenas es despertar la libido y eso está vinculado al cerebro, no a los genitales.

Es posible que el lector no quiera detalles del acto físico en sí en una obra que no es erótica. Describir el acto sexual tiene, al menos, tres efectos negativos:

Repetición: Aceptémoslo, no hay tantas maneras de mostrar este tipo de ejercicio, que de por sí consiste en hacer algo una y otra vez, con tres o cuatro variaciones aceptables. Ponerse a versionar el Kamasutra en cada encuentro podría ser divertido, pero no resulta creíble.

Gustos: No a todas las personas les estimulan las mismas cosas. Hay quienes se excitan con los pies y otros que quedan fríos. Mientras algunos considerarían sexy jugar con aparatitos, otros lo ven como una perversión o una ofensa.

Tensión: O mejor dicho falta de tensión. Los lectores encuentran estimulante ir elevando la tensión sexual entre personajes mediante la anticipación, la búsqueda, la persecución mutua. Meterlos de lleno en el tema destruye la deliciosa expectativa y convierte esa escena sexy en mero ejercicio.

Pero no todo es negativo. Hay una buena razón para incluir una escena de sexo en una novela: Hacer avanzar el argumento.

Aquí entra la comprobación clásica para ver si una escena (cualquiera) tiene sentido en una novela: si la historia no cambia en nada cuando eliminamos una escena, esa escena no aporta nada.

Incluir texto en donde los personajes (uno, dos o más) estén dando rienda suelta a sus deseos carnales en forma explícita debe tener más sentido que solo gratificar al autor. Como escritores debemos discernir cuál es la mejor forma de escribir nuestras ideas para transmitir la historia que queremos contar. Si no hay una razón lógica para incluir una escena, que potencialmente puede herir susceptibilidades o directamente ofender a muchos de los lectores, considere excluirla. La simple adición de sexo puro y duro en su novela no garantiza más ventas.

Si el género (primario o secundario) en que usted escribe no es erótico, no hay muchas razones lógicas para incluir una descripción detallada de la mecánica física de dos personas practicando sexo. Una cuidada y bien planeada escena de seducción, donde mucha de la acción es implícita mientras se detallan emociones y sentimientos, puede provocar mucho mayor impacto en sus lectores y en su argumento.

Usted tiene todo esto claro, pero aún así quiere incluir esa escena de sexo explícito en su narración. Su argumento ha llegado al punto en que sus protagonistas necesitan un subidón de adrenalina y decide que el sexo es apropiado para ello y pertinente para la historia.

Primero le recomendaría que empiece a leer literatura erótica, porque para aprender hay que ir a las fuentes y no, la fuente no es practicar sexo, porque hacerlo bien y contarlo bien son dos cosas muy diferentes. Segundo, ya que supongo que usted escribirá en un género no erótico, debería hacerse las siguientes preguntas: ¿Cuánto sexo? ¿Cuándo? Y ¿Qué tan detallado debo ser?

La mejor forma de decidir es haber leído (siempre leer es la respuesta) cantidades industriales de novelas del género que usted escribe, lo que hará tener una adecuada noción de qué cosas funcionan y cuáles no. Leer nos indica cuál es el punto medio aceptable de sexo (y por ende el esperado por los lectores). Encontrará un amplio abanico de contenido sexual en muchos géneros, que le permitirá respaldar su decisión de escribir lo que su historia necesita, pero preste atención a cuánto de ello es implícito y cuánto gráfico, qué parte se deja a la imaginación del lector y hasta qué punto se le muestra.

Leyendo mucho nos hacemos también una idea de los límites y las consecuencias del sexo en según qué tipos de historias. Si su idea es perseguir su visión artística y la venta o repercusión de su obra le tiene sin cuidado, entonces escriba lo que quiera, no se reprima. Es posible romper las reglas y vender libros (a veces muchos libros) pero no es lo habitual.

¿Cuánto sexo?
Esto depende del tema central de la novela. Suponiendo que usted no escribe en el género erótico, el foco de la historia se centrará en el argumento, los personajes o la resolución de un conflicto, no en cuántas veces se acostaron los protagonistas.

Y que tenga sexo ¿no lo hace erótico? No. El género erótico tiene su objetivo en la estimulación y excitación mediante escenas, eventos y descripciones en las que ponen el sexo explícito como el objeto de la narración, no como vehículo de resolución de otros factores.

En promedio, las novelas de ficción general (no erótica) tienen entre 0 y 4 escenas de sexo. Estas incluyen las famosas escenas donde en algún momento "funde a negro" o esas en que se intuye el sexo que ocurre en realidad tras puertas cerradas o al otro lado de una pared, con muy pocos detalles gráficos o ninguno.

El número exacto para su novela dependerá en cómo se tratan sus protagonistas, cómo interactúan. ¿Sus personajes tienen un romance que naturalmente lleva a la intimidad sexual? Forzar las relaciones sólo para incluir escenas de sexo es lo peor que puede hacer. La narrativa se verá inverosímil y sus lectores se sentirán incómodos. Sus personajes no lograrán mantener a sus lectores interesados si actúan de forma ilógica.

Las escenas sexuales se deben limitar a la cantidad de tensión que soporte la historia. El sexo gratuito sólo funciona en erótica y porno, así como la violencia gratuita es al gore.

¿Cuándo?
El momento de introducir la primera escena sexual dependerá siempre del argumento, pero es importante sentar las bases del tema y tono de la historia antes de meterse a la cama. Poner una escena sexual fuerte en la primera página podría dar a los lectores una impresión equivocada de la historia. Si el lector no busca ese tipo de escenas puede que igualmente las tolere si están justificadas por la trama, pero al ponerlas al principio lo forzamos a abandonar una lectura en la que todavía no está implicado. Si por el contrario le atrae ese tipo de relación descriptiva, se va a desilusionar cuando entienda que la suya no es una novela erótica.

Claro que una recomendación repetida (y sensata) es que se deben enganchar a los lectores en las primeras páginas de la novela, pero tirarles a la cara una escena de sexo explícito no es la forma de hacerlo. Dejará el libro a un lado. Si lee la escena será por morbo, pero en realidad no incrementará el interés en las trescientas páginas que siguen. ¿Por qué debería interesarse por dos personajes que no conoce teniendo sexo?

Mucha gente recuerda libros por la impresión que en ellos dejaron sus personajes. Después de conocerlos y seguirlos durante cientos de páginas sufren con sus problemas y festejan sus victorias. Será difícil desarrollar un personaje partiendo de una imagen mental de tipo sexual. A menos que realmente sea un aspecto clave de su personalidad.

Primero hay que crear cierta tensión entre los personajes e involucrar así a los lectores en sus actividades, para que luego triunfe cualquier escena que compartan. Si no hay tensión previa, cualquier escena de sexo entre ellos se percibirá como gratuita y sin sentido.

¿Qué tan detallado debo ser?
El nivel de detalle en sus escenas depende mucho del género en que escriba y de su nivel de confort. Incluir una escena donde se entrelazan tentáculos y se intercambian fluidos viscosos entre dos extraterrestres no estimulará de ninguna manera a un entusiasta de la Ciencia Ficción.

Obviamente hay géneros en donde es completamente inapropiado, por el público al que se dirigen. Muchas novelas juveniles (YA) tratan temas fuertes como el sexo, violación, abusos, muerte, divorcio, etc.; pero con restricciones y casi siempre refieren al tema de forma implícita, ninguna editorial distribuirá una novela juvenil con escenas gráficas de sexo erótico.

La novela Romántica requiere un elemento de seducción y el nivel de intimidad al que se llega usualmente está anunciado por el subgénero. Hay que ser cuidadosos en ello, porque si bien están teniendo mucho éxito libros ahora denominados mami-porn (con sensuales escenas de sexo suave, escritas generalmente desde la óptica femenina) hay una legión de seguidoras del género romántico tradicional que tirarían el libro por la ventana si la escena se pasa del largo y tierno beso. Y no es que sean unas santurronas vírgenes, es que no esperan encontrarse eso en su historia romántica, no les parece necesario ni elegante.

La mayoría de la novelas no necesitan una escena de sexo detallado para hacer disfrutar al lector promedio. Algunos escritores simplemente no pueden escribir ciertas cosas sin hacerse un lío y terminar con una escena rara y vergonzosa que haga sentir incómodo al lector.

Si no destacamos emociones, sentimientos y pasión, la escena pasa a ser sólo pornografía.

Mantener las escenas simples y concentrarse en la parte sensorial, más que en la descripción física ayuda a que el lector busque sus propias referencias para completar el cuadro sin imágenes chocantes. Si decimos que algo es tierno y suave, a cada lector ha de evocarle una imagen propia catalogada como tierna, que no para todos será la misma. Pero si, en cambio, decimos de forma concreta que "acarició su cuerpo con una pluma" para algunos será suave, pero otros pensarán que eso no es sensual, más bien hace cosquillas.

Usted es el artesano de la palabra que debe mostrar su mundo al lector, para que entienda exactamente lo que usted busca comunicar. Cuando esto se refiere a la mecánica del sexo quizás sea más conveniente sugerir y utilizar la imaginación del lector más que ser gráfico y limitar las posibilidades, pero esto no significa que deba coartar su expresión.

Por un lado, si el sexo es parte de la vida, y una parte importante, entonces es natural que las novelas incluyan este tipo de escenas, para reflejar una conexión con las actividades normales de un adulto. Por el otro, hay varias actividades naturales, como las funciones y necesidades corporales, que son igualmente parte de la vida y pocas veces se reflejan en los argumentos. Todo depende de si esa escena es necesaria para la historia o no.

Recuerde que la seducción depende de la mente más que de los genitales.

Para terminar, este artículo (en inglés, sorry) lleno de sentido común y buen humor de Steve Almond: Cómo escribir escenas de sexo.


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