Revista Cultura y Ocio

Escritos: Team Perseus – Riddle from Venus (Epílogo)

Publicado el 05 abril 2015 por Jacob Cora @Un_Book

Escritos: Team Perseus – Riddle from Venus (Epílogo)

Epílogo

Año 4000. Planeta Lithios (Sector Salvaje)

Malik consiguió los permisos de aterrizaje para el planeta Lithios y le ordenó a su piloto que bajase. Daba gusto volver a estar en casa después de una misión fracasada. La mayoría de sus chicos (los que quedaban con vida) estaban echos polvo y él tampoco estaba mucho mejor. Pero como líder de La Mano de Nadzia tenía que reconocer que no estaban preparados para algo así. Eran contrabandistas y ladrones, no mercenarios.

El resto de sus hombres estaban esperando instrucciones en la sala de reuniones de la nave. No tenía nada especial que decirles. Igual esperaban un rapapolvo, pero nada más lejos de la realidad. Malik podría ser considerado muchas cosas, pero un hipócrita no era. La culpa por el fracaso tenía que ser compartido por todos en igual cantidad. Tal vez, incluso un poco más por él mismo.

– Asweon ha sido una decepción para todos -dijo a sus hombres- Hemos gastado muchos recursos, hemos perdido miembros y no vamos a oler ni un jarho.

El jarho era la moneda oficial de la FCG. A algún listo se le ocurrió que sería irónico usar la palabra sheel que significaba robo como nombre de la moneda. Había un antiguo dicho humano que aseguraba que la codicia rompía el saco. La codicia de Malik no sólo había roto el saco, lo había desintegrado por completo. Nunca tendría que haber aceptado la oferta de la Emperatriz de la FCG, pero ofrecía más del triple que sus clientes originales.

– ¿Hay algún plan para rescatar a Aeron? -preguntó uno de los contrabandistas. Malik se echó a reír.

– Ese maldito demonio cobarde está bien donde está. No necesitamos a alguien así en La Mano.

Nadie de sus hombres se quejó. Si lo querían hacer, tenían el suficiente sentido común como para no hacerlo delante de su cara. Malik sacó su cartera del bolsillo y arrojó un fajo de billetes al suelo.

– Id al Taulan Cojo a tomar unas copas. Ahora me reuniré con vosotros.

Aquel tugurio era como la segunda casa de La Mano. Siempre terminaban allí todos juntos después de alguna de sus escaramuzas. Antes de ir allí, Malik tenía que hacer un inventario de sus provisiones, asegurarse de que la nave no tuviese reparaciones pendientes y comunicar a la Emperatriz que habían fracasado. Aunque pensándolo mejor, ya se comunicaría con ella una vez que su nivel de alcohol en sangre fuese lo suficientemente alto.

Un par de horas después, abandonaba su nave para reunirse con el resto de La Mano. Lithios era un planeta bastante industrial que parecía constantemente cubierto con una espesa capa de humo. No se podía salir a la calle sin un respirador especial, pero Malik no cambiaría ese lugar por nada del mundo. Era donde tenía todos sus recuerdos y donde había conseguido forjarse un nombre de la nada.

El Taulan Cojo no quedaba muy lejos de la zona de aterrizaje. Era un local bastante poco frecuentado, ya que sabían que era el preferido de La Mano. Puede que esa organización no fuese muy conocida en el resto del Universo, pero en Lithios eran lo reyes del mambo. Nadie se atrevía a meterse con ellos y procuraban alejarse de los lugares que frecuentaban. No pagaban impuestos, les suministraban recursos a precios ridículos y el burdel reservaba una noche a la semana sólo para ellos. La vida les sonreía en aquel lugar, así que no tenían nada de que preocuparse.

– ¡Ey, chicos! -se anunció entrando en el Taulan Cojo.

– ¡Ey!

Malik frunció el ceño al ver el desconocido que le había saludado. Es más, había bastante gente que no conocía. Debían ser un grupo de turistas o algo, porque todos llevaban el mismo tipo de túnicas anchas. Al parecer nadie les había dicho que el Taulan Cojo era territorio de La Mano. ¿Por qué sus hombres no les habían echado de allí?

– ¡Ey, Vovlov! -llamó la atención del camarero- ¿Dónde están mis hombres?

Los tentáculos nasales del camarero se agitaron, cosa que Malik sabía que indicaba gran cantidad de estrés. Vovlov no hacía más que mirar de reojo a los turistas, los cuales se habían puesto todos de pie. El líder de La Mano sacó su pistola y comenzó a disparar a los que tenía más cerca. Derribó a dos o tres. No fue capaz de comprobar sus dianas, ya que un descarga eléctrica le recorrió todo el cuerpo.

Malik cayó al suelo entre espasmos y fue entonces cuando vio los cadáveres de sus hombres debajo de las mesas. Aquellos tipos habían hecho una masacre. No le dieron tiempo a recuperarse de la descarga, pues enseguida se acercaron a arrearle patadas y a aplicarle más corriente. Pero a pesar de todo el dolor que estaba sintiendo en ese momento, no se le escapó el detalle que debajo de las túnicas llevaban uniformes militares de la NCP. Al parecer, su cliente original tampoco estaba conforme con el resultado final…

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Año 4000. Planeta Koruta.

No sabía en qué momento había perdido el conocimiento, pero la paliza que le habían dado había sido monumental. Malik podía dar gracias a su armadura por seguir con vida, pues los soldados de la NCP no tenían mucha intención de contenerse. O tal vez era que sabían que llevaba armadura y no se habían cortado un pelo por ese mismo motivo.

Se había despertado varias veces. La primera recordaba ser arrastrado por el suelo de Lithios. En las dos siguientes veces, estaba dentro de una nave con las piernas y brazos atadas. Y en ese momento volvía a abrir los ojos para encontrarse dentro de un transporte planetario bastante lujoso y cómodo. Aún así, seguía bien atado. No le habían tapado los ojos, por lo que por las ventanas pudo ver los jardines y la bella arquitectura del Mundo Senado. Al menos ese era el apodo que le habían puesto a Koruta, la capital de la NCP.

Prácticamente, todos los habitantes de ese planeta eran políticos o personas que trabajaban para ellos. El resto eran periodistas para cubrir los eventos que se producían allí. La nave dejó atrás el gran anfiteatro de reuniones y los edificios más lujosos que albergaban a los planetas más poderosos. Llegaron a un conglomerado de edificios algo más modestos a primera vista que eran las sedes de planetas menos importantes.

Malik sabía quién le esperaba en uno de esos edificios. Al parecer, su cliente original se había ofendido e iba a demandar respuestas por la traición de La Mano. Los guardias no fueron nada delicados a la hora de sacarle de la nave, arrastrándole por el hangar sin miramiento alguno hasta llegar a una oscurecida sala de reuniones.

Le arrojaron al suelo y le obligaron a ponerse de rodillas para encarar las siluetas de las personas que tenía delante. No les veía las caras, pero por los peinados y tocados sabía que eran senadores. Sólo uno de ellos mostró su rostro, el Senador de Sonyadra: Xiomar. El cliente original.

– ¿Qué hay de nuevo, Mr X? -dijo Malik enseñando unos dientes llenos de sangre.

– ¡¡Cállate!! -estaba furioso- ¿Con qué permiso se te ocurre asesinar a los miembros del Team Scorpius?

– Con el de mi cliente -respondió encogiéndose de hombros.

– ¡¡Yo no te di permiso para algo así!!

– Recibí otra oferta y la acepté.

– ¿Quién te contrató?

– Es confidencial.

El Senador Xiomar hizo un gesto a uno de los guardias y éste propinó una patada en el costado a Malik. El contrabandista escupió sangre por la boca y se rió. El Senador gruñó enfurecido, haciendo gestos a otros guardias hasta que rodearon completamente a Malik para golpearle sin piedad. Tras un par de agonizantes minutos, el líder de La Mano suplicó que parasen.

– ¡Vale, vale! Os diré quién es. No me iban a pagar de todas formas.

– Veo que todavía te queda un poco de cerebro ahí dentro.

– Mi cliente era la mismísima Emperatriz Vanora de la FCG.

Malik no pudo contenerse la sonrisa ante la cara de estupefacción de Xiomar. Por algún motivo, aquella respuesta le había descolocado totalmente. Aunque no tardó en recuperar la compostura, sacando una pistola que tenía oculta en su túnica de Senador. Al contrabandista se le quitaron las ganas de sonreír y tuvo el tiempo justo de maldecir antes de que un rayo de energía le perforase el cráneo.

– Deshaceros del cadáver -ordenó el Senador a los guardias.

Éstos asintieron con la cabeza y recogieron el cuerpo sin vida de Malik. Cuando abandonaron la sala, Xiomar se giró hacia sus compañeros. Podía sentir el nerviosismo que se había acumulado en el lugar.

– ¿Por qué la Emperatriz haría algo así? -dijo una mujer.

– ¿No teníamos un acuerdo? -preguntó otro Senador.

– Seguro que ha sido todo un malentendido -aseguró Xiomar- Dejadme hablar con ella y aclararé el asunto.

El resto de Senadores abandonaron la sala. Cuando se quedó totalmente sólo, activó el sistema de comunicaciones e introdujo una clave secreta para contactar con la Emperatriz Vanora. Estaba penado con cadena perpetua comunicarse con el FCG sin permiso del Senado, pero Xiomar hacía tiempo que no seguía las normas de la Coalición.

– Emperatriz -dijo Xiomar haciendo una reverencia en cuanto apareció el holograma.

Vanora llevaba como siempre uno de sus enrevesados tocados, que dejaban clara su posición. Si no sabías quién era, un incauto podía caer prendado de su belleza y elegancia. Pero Xiomar era consciente de la crueldad que se encontraba bajo la superficie.

– ¿A que se debe esta llamada? -dijo la Emperatriz aburrida.

– Mi señora -el Senador tragó saliva. No se atrevía a mirar a la cara de Vanora- Me ha llegado el rumor de que has contratado a La Mano para recuperar el amuleto. A bien sabiendas de que yo lo había hecho antes.

– ¿Esto es por la muerte de Kyros? ¿No quedó claro lo primordial que es recuperar el amuleto?

– Sí, mi señora. Pero…

– ¡Pero nada! -exclamó con autoridad- La posición de vuestros planetas en el próximo orden que se avecina depende de que tengáis éxito. Mis planes dependen de que tenga el control sobre el artefacto sheel. No hay tiempo para juegos, mi querido Xiomar. Toma lo del Team Scorpius como una lección y aprende. Mánchate las manos de sangre o la próxima que humedecerá el suelo será la tuya. ¿Ha quedado claro?

– Sí, mi señora -varias reverencias más.

– Ahora recupera el amuleto. No me vuelvas a decepcionar, Xiomar.

El holograma se apagó y el Senador se sentó en el suelo hasta que recuperó su pulso normal. Contrariar a la Emperatriz nunca presagiaba nada bueno. Tenía que encontrar ese amuleto sheel cuanto antes. El problema residía en que no tenía ni idea de por dónde empezar. Por suerte, Vanora le había prometido tener acceso a todos los recursos del FCG. Y si en algo destacaban, eran en sus compañías de mercenarios, asesinos y cazadores de recompensas. Xiomar iba a soltar a todos los perros de caza por el terreno de la NCP y tarde o temprano daría con las personas que lo tenían en ese momento.


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