Revista Pareja

Escuchar: El Secreto de las Relaciones

Por Marialaura @lauracarrizo

Escuchar: El secreto de las relaciones
Los resultados de una encuesta global online sobre el comportamiento de la gente en sus relaciones de pareja han sido publicados en un nuevo libro, The Normal Bar. Más de 70.000 personas de todo el mundo contestaron un promedio de 100 preguntas. Al agrupar las respuestas, los autores se hicieron una idea de lo que es normal para los encuestados y compararon sus resultados con otros. El mayoritario respaldo a una de las cuestiones planteadas sorprendió a los autores. Los resultados de la encuesta a nivel mundial confirmaban exactamente ese hecho. Cuando pedimos a la gente que nos dijera cuál era el mayor éxito de su relación, ¡la comunicación ganó por goleada! Más de un tercio de los hombres y mujeres de los Estados Unidos la pusieron en primer lugar, muy por delante de la amistad. Estos resultados indican que la comunicación es algo muy importante en el mundo entero. Los encuestados de casi todos los países dijeron que la comunicación era lo más preponderante de su relación. Los únicos que no estaban de acuerdo fueron los franceses, que pusieron el afecto en primer lugar y la comunicación en segundo. Todos necesitamos que nos escuchen y nos comprendan. Todos necesitamos a alguien con quien hablar de forma segura, divertida y con sentido, y alguien en quien poder confiar, que nos dé su opinión sincera pero también compasiva, que nos escuche y que sepa verdaderamente de qué estamos hablando y viceversa. Sin embargo, muchas parejas tienen que trabajar mucho antes de lograr este tipo de comunicación maravillosa. Cuando Sandra, de 30 años, ama de casa en Wilinis, Holanda, se dio cuenta de que su marido John, de 40 años, asesor financiero, le hablaba cada vez menos, prefería ver la tele o revisar sus correos electrónicos, incluso cuando ella le hablaba, se enojó mucho. Cada vez que le decía algo, le parecía completamente ajeno. Ella sabía que tenía algún problema en el trabajo, pero él no contaba mucho. El año pasado ella sugirió que debían buscar ayuda y él aceptó. Hasta que no fueron a un consejero matrimonial, Sandra no se enteró de que su marido estaba pasando verdaderos apuros a causa de la crisis económica. John dice: “Yo siempre intentaba apartar a Sandra de mis preocupaciones laborales. Pero no me daba cuenta de que eso la frustraba. Ahora siempre le cuento lo que me preocupa y nuestra relación ha mejorado mucho. Sandra asegura:  “Estoy encantada de haber dado el paso de buscar ayuda”. No se trata de intercambiar información, sino de aceptar la realidad del otro, de  encontrar un camino común. Como dice Oleg, comerciante de Moscú, casado con María, diseñadora de moda, desde hace nueve años, “¿que si nos peleamos? Bueno, sí, aunque no tan a menudo como antes. Establecimos algunas reglas: cada uno tiene su opinión; buscamos una conclusión  que nos satisfaga a los dos”. La comunicación abre las puertas, no solo de las emociones importantes, sino también de la compatibilidad física. Si quiere algo más —o menos— de su pareja, necesita sentir la libertad de expresar ese deseo, y necesita que la persona reciba el mensaje adecuadamente. ¿Quién se comunica mejor, los hombres o las mujeres? Uno podría pensar que son las mujeres. Es prácticamente imposible de determinar, sobre todo porque mucha gente piensa que se comunica bien. Por ejemplo, más del 90 por ciento de los hombres y mujeres estadounidenses encuestados se declararon buenos o magníficos comunicadores. Pero cuando les preguntamos a las mujeres si consideraban a sus parejas buenas comunicadoras, una de cada tres dijo que ¡para nada! Y uno de cada cuatro hombres dijo que estaba muy descontento con la capacidad de comunicación de su pareja. La comunicación de la pareja es complicada e implica aspectos físicos, emocionales y verbales que muchos de nosotros tenemos dificultad en dar o recibir. A continuación exponemos seis herramientas que lo pueden ayudar a comunicarse mejor y crear su propia “nueva normalidad”. 1) ¡Cinco esenciales!
Los cinco esenciales tienen el poder de cambiar en gran medida la calidad de nuestra comunicación y pueden aportar armonía incluso a las parejas con problemas. Primer paso: encuéntrense en una habitación cómoda donde no vayan a molestarlos. Acuerden escucharse atentamente y no interrumpirse. Segundo paso: entender, comprender y respetar las necesidades del otro para ser feliz. Cada uno de ustedes debe pensar en las 5 prioridades, actividades o intereses del otro para ser feliz, sin incluirnos a nosotros mismos ni a nuestros hijos. Comparta su lista con su pareja y hablen de eso. Las listas no son negociables: no se puede negociar con lo que hace feliz individualmente a la otra persona. El tercer paso: cada uno escribe y prioriza las cinco cosas más importantes que puede hacer su pareja para hacerlo feliz. Describa su exigencia número uno. Sin críticas, hagan un trato con soluciones intermedias o compromisos que respeten y satisfagan las exigencias del otro. Siga los pasos de cada una de las otras cuatro peticiones de cada lista. ¿Parece fácil? Lo es. Y sorprendentemente efectivo, mientras hable y escuche con respeto, negocie con honestidad y haga un auténtico esfuerzo por alcanzar y respetar un acuerdo mutuo.
2) Escuche y no hable

La forma de comunicación más fácil es escuchar lo que su pareja quiere decir. Puede parecer fácil, pero escuchar bien requiere concentración y apertura  de miras. Una de las quejas principales de hombres y mujeres es que nunca tienen la atención incondicional de sus parejas. Si el otro/a no está escuchando, ¿cómo podemos saber si nos ha oído? Un modelo para corregir eso es el método terapéutico Imago que ralentiza la conversación y refuerza la comunicación. Incluye un ejercicio en el que una persona dice lo que piensa y su pareja escucha. Después, el oyente recapitula lo que ha oído. Entonces, la persona que estaba hablando lo ratifica o lo corrige. Una vez que los dos miembros de la pareja se ponen de acuerdo sobre el mensaje que se ha escuchado (no es necesario estar de acuerdo con el contenido del mensaje), le toca el turno de hablar al oyente. Así una y otra vez, teniendo la oportunidad los dos de hablar y escuchar bien. Imago funcionó con Martha y Zoltan, un matrimonio húngaro casado desde hace 18 años. Uno de sus problemas era que Zoltan, director de una gran empresa, sentía que no podía hablar de temas laborales en casa, así que fue intimando con una compañera joven del trabajo que siempre lo escuchaba. Eso dio lugar a una aventura. Para intentar salvar su matrimonio acudieron a un terapeuta que les dio a conocer el método Imago. Dos meses después, eran capaces de escucharse mutuamente y de hablar honestamente. Ahora, planifican el día para tener tiempo de hablar el uno con el otro. “Aprendimos la lección —dice Martha—, debemos escuchar y comprender adecuadamente lo que el otro nos quiere decir”.
3) Imprescindible: tiempo para hablar
Haga un hueco para poder hablar todos los días. No importa la hora del día. Si los dos se levantan temprano, hablen en la cama o durante el desayuno. Si se pueden relajar juntos, los dos solos, después del trabajo o después de la cena y si hacen de eso un ritual, será muy útil para su relación. Lo importante es reservar tiempo todos los días para compartir sus ideas, experiencias y sentimientos íntimos. Jeanne y Pascal, una pareja francesa ambos de 50 años y llevan juntos diez de convivencia, hablan siempre durante el desayuno antes de que Pascal se vaya a trabajar. También salen mucho a pasear juntos. “Siempre hay tiempo para hablar, es importante”, dice Jeanne: “Cuando me parece que hemos perdido contacto el uno con el otro, se lo digo. Pasa cuando trabajamos mucho los dos”.
4) No lo piense únicamente, dígalo
Otro consejo sencillo para una buena comunicación: cuando piense algo positivo, no lo analice demasiado ni se lo guarde. Compártalo con su pareja. Si piensa que ha dicho algo inteligente o lindo, ¡dígaselo! Compartir sus pensamientos con su pareja ayudará siempre a mejorar la conexión emocional.
5) Tiempo muerto
Puede que su madre le haya dicho que “nunca se vaya a la cama enojado/a”, pero en lo que respecta a su relación, ese consejo no es siempre el mejor. Con frecuencia, es más constructivo dejar enfriar los sentimientos antes de hablar, que afrontar el problema inmediatamente. Quede con su pareja para hablar al día siguiente y no lo haga hasta entonces. Durante ese tiempo muerto, es más fácil dejar enfriar las cosas y no dirigirse a su pareja a gritos, diciendo cosas hirientes o estando a la defensiva.
6) Rompa el ciclo
Para romper el ciclo negativo que parece que se ha convertido en algo normal, deje de reafirmar el comportamiento negativo. Pero ¿qué ocurre si verdaderamente está deprimido/a, al borde del abismo? Si la comunicación se ha vuelto insoportable y contraproducente, necesitan a alguien ajeno, como un psicólogo, que los ayude. Mariana, de 29 años, profesora de un colegio de Bucarest, se había casado hacía ocho años con Bogdan, de 31, ingeniero mecánico. Todas las noches, después de la cena, Bogdan se ponía a trabajar con la computadora. Mariana, sin embargo, deseaba que pudieran hacer algo juntos. Cada intento de diálogo terminaba de la misma forma, con una discusión. La pareja estaba al borde del divorcio cuando consultaron a un consejero matrimonial a fines de 2010. Lentamente, empezaron a hablarse y se fueron abriendo el uno al otro. Deseaban compartir sus intereses y sus deseos. Su psicóloga, Roxana Olaru, afirma: “Era evidente que los dos querían salvar su relación”. Durante diez meses, Mariana aprendió a ser menos crítica y Bogdan a hablar de lo que pensaba y lo que sentía, y han salvado su relación de pareja. Encuentre un buen asesor de pareja o terapeuta matrimonial. Nadie quiere vivir con una persona triste, hiriente o depresiva, sobre todo porque es bastante fácil encontrar a alguien nuevo y mejor. Si desea ver cómo es su relación en comparación a la de los demás, la encuesta interactiva The Normal Bar sigue estando disponible en www.thenormalbar.com. Fuente: Chrisanna Northrup, Pepper Schwartz y James Witte Del libro The Normal Bar con la Colaboración de los redactores de Reader’s Digest

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