Revista Salud y Bienestar

Escupir, mucho más que mala educación

Por Lolamontalvo
Escupir, mucho más que mala educación Image courtesy of Serge Bertasius Photography at FreeDigitalPhotos.net
 Con la vuelta a la rutina, con el fin de las vacaciones estivales, regresa la liga de fútbol... Sí, regresa la Liga, regresa el machacón cante de goles y las declaraciones insustanciales en ruedas de prensa multitudinarias a señores con fichas/contratos que se cuentan por millones de euros. Vale, léase como una crítica aprovechando la parrafada. Sí, critica.   Ea, ya en serio... Regresa el fútbol. No cuento nada nuevo si afirmo que los futbolistas son ídolos mediáticos, que hay muchas personas que, con mayor o menor base, los consideran héroes y cuasi-dioses. Que son imitados, venerados, admirados, adorados... amados.      Pero estos señores, cuando están en el campo de fútbol llevan a cabo una práctica que puede poner en riesgo la salud de todos, no sólo por su propio pequeño acto, sino porque todo lo que hacen es imitado hasta la saciedad y considerado como un postureo guay y cool. Escupir.
He consultado varios documentos intentando buscarle a este asqueroso proceder una justificación científica... y no se la he encontrado. No, aplicado a una situación de vida o muerte que no se pueda aplicar a otros deportes como el tenis o el baloncesto. Hasta ciertos documentos publicados en la FIFA restan valor o necesidad imperiosa al mero acto de escupir en un futbolista y hablan de una cuestión de educación... de mala educación, afirmo yo.     Todos tenemos en mente a Messi o Ronaldo lanzando sendos proyectiles mucosos al césped, sabiendo —porque lo saben, por eso ponen tales posturitas— que millones de personas en el mundo les están observando, anhelando sus gestos y sus ademanes... que más tarde emularán con el mismo gesto de concentración que Cristiano adopta cuando suelta su vil escupitajo.      ¿Les da asco la imagen en su mente? ¿A que sí?
   Pues imaginen que seguidamente otro jugador cae sobre su mucosidad con sus brazos, con su tronco o con su cara... Más asqueroso, si cabe. Lo sé. Porque lo es.
      Y se supone que los jugadores están sanos, ¿verdad? Pero no perdamos de vista que el esputo es una de las vías de contagio de la tuberculosis por un bacilo, el Mycobacterium tuberculosis, que tiene la mala costumbre de ser muy resistente y, aún en espacios hostiles, aguantar hasta que alguien lo inhala y encuentra tejido para reproducirse. Sé que muchos y muchas pensarán que soy exagerada... ¿de verdad lo creen? Sí, nuestros jugadores ricos y espléndidos están supuestamente sanos, pero no se puede decir de tantas y tantas personas que les imitan, porque esos jugadores son sus ídolos y todo lo que hagan es un algo a imitar... hasta escupir. A diario se ve a jóvenes lustrosos y bien vestidos —si eso sirve para indicar algo o para hacer una idea de algo— que sin cortarse carraspean y escupen en medio de la calle, así, sin más... igualico que hacen sus ídolos en el campo de fútbol. Lo afirmo porque lo he visto, lo veo a diario. Si sus ídolos futboleros pueden, por qué ellos no ¿verdad?   ¿Por qué a los futbolistas se les consiente un acto tan repugnante y sucio y... sanitariamente tan peligroso? ¿Por qué tenemos que ver en un primer plano de cámara, en nuestras TV, a un señor con los brazos en jarra, la mirada perdida en el horizonte, el gesto serio... como si estuviera buscando su destino, que haga algo tan asqueroso? No olvidemos que todo lo que hacen estos señores es un algo a imitar por grandes, medianos y pequeños. Igual que no se tolera la violencia física o verbal en el deporte en general y el fútbol en particular, no se debería tolerar este gesto tan sucio. Sucio, lo haga quien lo haga. 
Y, por ahora, nada más. Cuidáos, por favor... 

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