Revista América Latina

España. José Antonio Medina: Y, ¿Si gana Podemos?

Publicado el 25 enero 2015 por Joseantoniomedina1234

jami (2)Venezuela atraviesa una situación delicada y en España estamos convencidos de que el caos reina en el país del petróleo.

En el país de los toros, el turismo y las tapas, se asume que con la caída del precio del crudo  y la falta de capacidad gerencial y política venezolana, no hay necesidad de buscar otras razones para explicar el desabastecimiento.

Los españoles comienzan a preguntarse si ello será el destino que les espera si gobierna Podemos; la primera respuesta es que Venezuela no es una anarquía: En 1999 Chavez denunció que el índice de pobreza venezolana era del 80%,  el banco mundial dice que en 2012 era del 25.4%; el INE venezolano confirma que el porcentaje de hogares en condiciones de pobreza extrema era del 9.9% (1999) y en 2014 del 5.4% y que la tasa de desempleo a diciembre de 2014 era del 6.4%.

Sin embargo ello no cala en la sociedad española y Podemos se ha demostrado incapaz de zanjar la fuerte crítica sobre su bolivarismo, ¿por qué?, como hemos señalado en otro artículo hay múltiples razones pero existe una que Iglesias valora en primer término: sabe que está en Europa y que para continuar siendo la 13 economía del mundo es fundamental no tensar las relaciones con Estados Unidos, una razón que excluye toda polémica.

Ello nos señala que podríamos equivocarnos si creyéramos que Podemos aplicaría las mismas reglas venezolanas: Expropiaciones forzosas, nacionalización de empresas estratégicas o la creación de empresas mixtas con participación mayoritaria del estado; pero no estaríamos desencaminados en esperar que potenciara unas nuevas relaciones internacionales con los mismos países que lo ha hecho Venezuela: China, Arabia Saudita, Qatar, Irán, Argelia, Rusia, Bolivia, Ecuador, Siria, Cuba o Nicaragua; un nuevo escenario diplomático que no complicaría la economía española y fortalecería el liderazgo de Podemos, más en un momento donde grandes cambios se están dando como entre USA y la isla del azúcar, Cuba.

Con todo, uno de los temas que Podemos intentaría copiar del socialismo del siglo XXI, es el desarrollo del empleo público. Hay datos que señalan que en 1999 el total de empleados públicos venezolanos era de 1.3 millones y para 2012 de 2.5 y nada indica que no continuara creciendo el número; la clientela, el mayor gasto público y la estatización,  son las vías para potenciar esta estrategia política; sin embargo la pregunta y la recomendación sobre este tema, en este lado del mundo, la haría la Troika y ello condiciona la posibilidad de que  Podemos se decida a plantear este desafío porque pondría en juego la imagen de la UE y española pudiendo crear un desconcierto político y económico y dar la impresión de la aparición de un país díscolo, además, si esto sucediera, ello impactaría a medio plazo en la misma imagen de Iglesias, algo parecido a lo que le sucede a Maduro.

Equivocarse es fácil cuando se apuesta, y apostamos a un Podemos más contenido evitando tensiones innecesarias, porque como los Castro en Cuba, la mayor preocupación es garantizar que se mantenga el flujo de dinero externo, que en el caso cubano sería el petróleo venezolano y a medio plazo los dólares norteamericanos.

En España, el bipartidismo se está enfrentando a su peor crisis, similar a la de 1999 en Venezuela donde el resultado fue la conversión en revolucionarios de millones de personas y de cientos de políticos, perdiéndose la capacidad de influencia de la oposición y apareciendo decenas de preguntas sobre su futuro, dos de ellas fueron las más comunes: ¿Quién será nuestro  líder? y, ¿Ahora qué hago yo?

En Venezuela al desequilibrio económico le ha seguido el de la clase media, hoy resentida, emigrada y prácticamente desaparecida. No creemos que Iglesias vaya por ese camino, fundamentado en una actitud discrepante con la economía privada, lo que ha llevado – junto a la corrupción y el bloqueo de terciopelo internacional a la economía venezolana – a la carestía y la caída de la productividad del país petrolero.

Podemos, creemos, no ha dicho todo lo que quiere o, se aventuró, en parte, a decirlo en las elecciones europeas de mayo 2014. Sabe que desrracionalizar el gasto público potenciando el empleo y penalizando al gran capital, le obligaría más pronto que tarde a aplicar una política económica de rectificaciones, Nicolás Maduro lo acaba de decir: “no podemos excusarnos en la guerra económica por los errores que hemos cometido o que estemos cometiendo todavía”.

Las presiones internacionales, con una política española al estilo de la venezolana, también pondrían en cuestión la Inversiones Extranjeras Directas, obligando a Podemos a cumplir la promesa de un mayor control sobre la fuga de capitales, la especulación y a establecer un acérrimo control de precios para evitar lo ya dicho: el desabastecimiento.

También en el área internacional, Podemos se encuentra presionado, América Latina y el Caribe con una cultura mucho más regionalista, pero decididamente occidental, se encuentra en plena integración a través de organismos como Mercosur, el Alba o Unasur, donde España no encaja por tener su espacio natural en el mundo desarrollado y en la UE. Una posibilidad pudiera abrirse si Podemos gobierna con mayoría absoluta: apostar por las inversiones de China y Rusia, pero habría que saber si Pablo Iglesias tiene tal arresto suficiente para jugar en detrimento de la Troika.

Hay, muchas razones más para considerar que Podemos no sería un PSUV, las expuestas en este artículo obligan a pensar en un Podemos recompuesto, explicativo y moderado; el resultado de las elecciones griegas se convertirá en una importante señal pero tampoco debería tomarse como la guía del futuro español, ganara o perdiera Syriza, el largo plazo se impone. Colaboración especial para LatinPress®. http://www.latinpress.es


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España. José Antonio Medina: Y, ¿Si gana Podemos?

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