España, magnífico país

Si habla usted con extranjeros que conozcan España descubrirá que tienen una imagen sumamente positiva del país, de manera que muchas personas de las nacionalidades más ricas, como estadounidenses, centroeuropeas y nórdicas, afirman que si pudieran vivirían siempre aquí.

Miles de jóvenes de ambos sexos de habla inglesa que vienen a España con becas Erasmus, o como profesores temporales de apoyo de su idioma en centros públicos y privados pelean por ampliar indefinidamente sus visados de estancia.

Algo que raramente ocurre entre los españoles en el extranjero que, con excepción de los Erasmus, marcharon porque no les quedaba otro remedio, dicen, aunque quizás podrían vivir aquí si aceptaran cualquier empleo como hacen fuera, lejos del temido control social y familiar.

España es un magnífico país que denigran periodistas y políticos. Unos, porque los españoles, perennes masoquistas, gozan con las malas-peores noticias, y los políticos porque están encerrados en el bucle de la corrupción y de la incompetencia que los periodistas denuncian.

No importa quien gobierne, PP o PSOE: ambos hacen e hicieron igual, y lo mismo harán Ciudadanos y Podemos si llegan al poder, aunque para entonces será más difícil defraudar porque el vigilantismo actual creará leyes anticorrupción más difíciles de quebrar que las actuales.

Por lo demás, España es uno de los países con menor violencia y delincuencia del mundo, incluida la económica, y con mayor felicidad ciudadana, según numerosos sondeos.

Basta de complejos, que debieron abandonarse hace bastantes años: como resaltan los periodistas extranjeros, que sí dan noticias positivas, los españoles gozan de excelente sanidad, fiesta y alegría, buena comida y bebida, sol, playas, montañas, monumentos y arte.

Además, numerosos corresponsales reconocen que la corrupción aquí no es mayor y hasta es menos sanguinaria que la hábil y cuidadosamente disimulada por políticos y medios informativos, por ejemplo, en Francia, Reino Unido, Alemania, Bélgica, Italia y tantos otros.

Observe el océano de turistas de este año: si pudiera, la mayoría se quedaría aquí para siempre.

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SALAS