Predicar el cristianismo, el budismo, el ateísmo o lo que se desee distinto a la ortodoxia en el poder en Arabia Saudita o Irán supone la pena capital, sólo evitable previa conversión pública a la secta islámica dominante, sunita o chiíta.
Pero las autoridades de Arabia Saudita o Irán sí pueden predicar por tierra, mar y aire sus creencias y difundirlas desde Madrid con emisoras de televisión de TDT y satélite ayudadas, además, por rostros populares del periodismo español que, tras quedar sin trabajo, necesitan vivir y cobrar petrodólares de jeques y ayatolás.
Coincidiendo con las Navidades y el Año Nuevo comienzan a emitir en español hacia España y todos los países de habla hispana dos canales de televisión islamistas que difunden lo mensajes más radicales de las dos principales sectas de esa religión, la sunita wahabita y la chiíta, en permanente competencia y frecuentes guerras.
La wahabita, cuya rama más extremista es Al-Qaeda, se llama “Córdoba Televisión”, el sueño de Reconquista, y comienza a emitir el 1 de enero desde San Sebastián de los Reyes, Madrid.
Pertenece a la Fundación para el Mensaje del Islam del jeque Abdulaziz al Fawzan, que habla de la enemistad permanente de los musulmanes con los infieles, y que cuenta con el apoyo de la familia real saudí.
Lo que permite preguntarse, sin más comentarios, si la instalación de esta emisora facilitó el contrato obtenido por empresas españolas para construir la línea de trenes de alta velocidad Medina-La Meca, 450 kilómetros y unos 7.000 millones de euros.
El premio de la iraní “Hispán TV” es darle trabajo para varios periodistas desempleados de la progresista y extinta CNN+, y que ahora deberán portarse como buenos chiítas.
Ellas deberán vestir chador redactando y en antena: esto sí que es crisis de personaliad.
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