Revista Sociedad

Esperanza de España

Publicado el 22 abril 2014 por Salva Colecha @salcofa

Espero, de verdad, que hayamos vuelto todos sanos y salvos de comer la mona de pascua, volar la cometa y saltar a la comba cantando viejas y entrañables cancioncitas. Ahora ya volvemos a la rutina diaria en la que son otros los que nos cantan viejas letanías que nos han devuelto a los “Tiempos Modernos” de Chaplin. Atrás dejamos kilómetros y horas de colas en esas descuidadas 20060722022000-tiempos-modernoscarreteras de Dios, que este año han sido especialmente crueles y se han cobrado 35 vidas. Una ofrenda de sangre demasiado dolorosa como para poder ignorarla. Más si tienen tan poca decencia de soltarnos de que ya nos atrevemos a salir de vacaciones debido a la “mejoría económica” y así no admitir que ha contribuido muchísimo a este desastre el que nos vemos obligados a viajar en coches viejos que no podemos ni siquiera mantener en condiciones y que evitamos como Drácula a una catedral el tener que pagar peajes. Si, viajamos pero hasta el pueblo que es más barato, poniendo a prueba nuestra paciencia al más puro estilo Santo Job en nuestro viacrucis particular, conduciendo durante interminables horas por desvencijadas carreteras secundarias, que vieron el asfalto fresco el día en el que pasó Julio Cesar para visitar a su tío abuelo. Es curioso porque, como decía mi vecino, “si nos siguen cobrando los impuestos, vete a saber donde está er parné”. ¿Preguntamos a Bárcenas que últimamente parece que sabe más que el mismo Oráculo de Delfos?

Bueno, el caso es que ya hemos llegado a casa y parece que no hemos recibido visita de los ladrones ordinarios, porque de los saqueadores habituales sí tenemos noticias en forma de facturitas que se amontonan en el buzón.

Ahora ya nos queda volver a la rutina. Nos sentamos en el sillón de “esperar noseque”, conectamos la tele y empiezan a desfilar seres incalificables. Como nuestra “Esperanza de España” quien, toda cañí ella, se atreve a decirnos qué es ser español y qué no en función de la afición a los toros, igual era cosa de la euforia sobrevenida por unos vinos traicioneros.

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Existen otros métodos igual de científicos en base al fervor que se le tiene a la selección, o el tamaño de la teja y la mantilla empleados en las procesiones, admito, pero no son los de Espe. Si es por eso, entonces sería prudente acercarme mañana a la embajada de San Olaf a ver si me amparan y me hago olafiano. Resulta verdaderamente indignante que una persona que ni siquiera ha aclarado el espectáculo del otro día en la Plaza de Callao, ahora se permita darnos ningún tipo de trasnochadas lecciones de ciudadanía y menos repartir carnets de españolidad en pleno siglo XXI. Seguro que los guardias que sufrieron su peculiar visión del respeto a la autoridad compartirán su capacidad moral para distinguir entre “churras” y “merinas”.

Personalmente ando desconcertado con esta señora. He de admitir que siempre ha sido muy inteligente a la hora de conseguir que el mundo gire en beneficio propio. Eso me hace dudar sobre si lo suyo sigue siendo la política o cree que sus tiempos, y de paso los de su partido, están llegando al ocaso, por lo que ha cambiado su perfil, pasando a venderse como una famosilla que hace o dice cualquier cosa por mantenerse en el candelero. Esa loca carrera suele tener un mal final, el olvido en cualquier estantería de un programa del corazón.

Bueno, yo os dejo por hoy que he salir corriendo a comprar libros y rosas, como todos los años. Hoy es Sant Jordi. Creo que no hay que perder ninguna ocasión para homenajear con ellos a la gente que te quiere con un buen libro (aunque llegue sólo para la edición de bolsillo) y una flor. Uno que es arcaico y prefiere los libros en papel y las rosas con olor… Aunque pensándolo bien, igual me expongo a que me retiren el DNI. Bah, correré el riesgo, ¿no vale la pena?.

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