Revista Coaching

Estado de ánimo contagioso. ¿Una metedura de pata de Facebook?

Por Elblogderamon @ramoncerda

Estado de ánimo contagioso, una afirmación que creo que tenemos todos bastante asumida, y si no, debiéramos tenerla. De ahí también que muchos libros de autoayuda y superación personal recomienden encarecidamente no relacionarse demasiado con gente negativa, también conocida como gente tóxica. Apartarla de nuestro lado sería una medida prudente.

#estado de ánimo contagioso

Estado de ánimo contagioso, el nuevo descubrimiento de Facebook

Es evidente que cuando uno entra a un sitio donde prevalece el malhumor, resulta fácil seguir con la tendencia y perder la sonrisa, aunque también puede suceder al contrario si quien entra en el lugar es lo suficientemente positivo. Es algo que llevo observando desde hace años y puedo asegurar que no es ninguna teoría. Es real. El secreto estaría en no dejarse arrastrar por las malas energías; de ahí que convenga no interactuar demasiado a menudo con gente que es negativa durante el cien por cien de su tiempo, que la hay en abundancia. Está claro que es normal no estar siempre de buen humor, pero de ahí a que haya gente que solo cuente penas…

Facebook y el estado de ánimo contagioso

El caso es que Facebook ha querido demostrar esto pseudocientíficamente con un experimento en su red social. El problema: que lo ha hecho sin el permiso de los usuarios que ha usado para el experimento, lo cual ha suscitado una vez más una ola de quejas sobre confidencialidad y más historias de este tipo.

Por lo visto, durante algún tiempo Facebook ha estado eliminando de algunos muros los comentarios positivos y, de otros muros, los comentarios negativos, para determinar hasta qué punto los afectados quedaban contagiados por el buen o mal humor de sus amigos virtuales.

Yo no es que esté ni a favor ni en contra del experimento, ni me preocupa lo más mínimo el tema de la confidencialidad de Facebook, pero lo que está claro es que no hacía ninguna falta. Los resultados eran más que previsibles.

Ramón Cerdá

 


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