Revista Cultura y Ocio

Están aquí

Por Cayetano
Están aquí

Diógenes Pulido, en una carta enviada recientemente al director de La Charca Literaria, denuncia lo que está pasando. Algo realmente grave: los extraterrestres ya están aquí. Han adoptado forma humana para pasar desapercibidos. Como en aquella vieja película titulada La invasión de los ladrones de cuerpos, o en la serie televisiva V, adoptan nuestros rasgos y se van situando en la sociedad, haciéndose poco a poco con el control de todo.

Les recomiendo leer dicha carta en el enlace adjunto, si bien me permito citar textualmente algunas de sus frases: 

"Aunque disimulan muy bien su origen y sus intenciones, siempre hay algún gesto que los delata. Fíjense, por ejemplo, en el presidente norteamericano. Su piel, su cabello... no son del todo naturales. ¿Habrá un reptil bajo la epidermis? Parece sacado de una película, recién maquillado y peinado, para dar el pego. Reparen en el fondo de sus mensajes. Van encaminados a la destrucción. Está deseando destapar con sus bravatas y provocaciones la caja de los truenos. Siempre amenazante, como si la paz mundial no fuera su objetivo. (...) O la mirada gélida, que te hiela el alma -como de saurio-, del mandatario ruso. O ese afán por destruir la convivencia por parte de todas esas formaciones políticas extremistas, partidarias de recortar las conquistas sociales habidas hasta la fecha, siempre amenazando o despreciando a los colectivos más vulnerables, como inmigrantes, gays, mujeres maltratadas, etc. O esos que quieren a toda costa, al precio que sea, independizarse del estado al que pertenecen desde siglos... ¿No es evidente que todo va encaminado al desastre, a la destrucción global del planeta?"  La carta al director que se publicó en este medio amigo hace poco y que escribió el señor Diógenes Pulido me ha hecho reflexionar y, además, traer aquí a colación unos interesantes testimonios de ciudadanos españoles que podrían arrojar luz sobre el tema.  Dos personas hablan sobre la certeza de que estamos siendo invadidos por extraterrestres:  1.-    Testimonio de Angelines Pérez, editora senior de Monitor Deloitte España: "Subiendo el otro día en el ascensor caí en la cuenta. ¡Dios, qué ciega había estado hasta ahora! Cruzarme todos los días con alguno y no percatarme de nada. Esas miradas vacías, sin luz y sin brillo. Esas muecas que pretenden ser sonrisas. Hasta que monté en el ascensor y todo se me aclaró de repente. Lo había cogido en la planta baja. Iba vacío. Y cuando ya se cerraban las puertas, un hombre trajeado con cara de preocupación logró bloquear el cierre y entrar. Parecía absorto en algo, como distraído por algún pensamiento. Le conocía de otras veces, era el director de la sucursal bancaria que había en el edificio aquel de oficinas. Cuando subió detrás de mí, le pregunté a qué piso iba, si subía o bajaba al parking. Y se me quedó mirando un instante con una expresión de imbecilidad absoluta, luego dirigió confuso su vista hacia los botones con los números de los pisos, tragó saliva y por un instante abrió la boca y salió de ella una lengua larga y bífida como la de las serpientes, a su vez se le escapó una especie de siseo que parecía salir del fondo de su garganta. Enseguida sacudió la cabeza, como despertando de una modorra involuntaria y, disimulando lo que pudo, masculló una disculpa, algo así como perdone, estaba distraído, pensando en otra cosa. Voy al cuarto piso, gracias. 

Me quedé sin habla."  2.-   Testimonio de Auxemio González, electricista autónomo:   "Estuve en el mitin del nuevo partido político que se presenta a las próximas elecciones generales después de arrasar a nivel local en dos Comunidades Autónomas. La verdad es que nunca me había involucrado con ninguna formación hasta el punto de asistir a mítines como hacía ahora; pero sin duda me movió a ello el desencanto personal por la situación de desgobierno que atravesaba el país en esos momentos. También ese hablar claro y esa voluntad de hacer las cosas como Dios manda, inyectaron en mi ánimo una sensación nueva. Cuando salió el líder, pulcro, sonriente y pleno de energía, todos nos pusimos en pie, agitamos nuestras banderas y, enfervorizados, aplaudimos a rabiar y coreamos, como una sola voz, las consignas patrióticas que siempre nos diferenciaron de los otros grupos y formaciones. ¡Tenía la sensación de estar participando en algo grande! Hasta que acabó el acto. Todos los allí presentes teníamos la ilusión de estrechar la mano de nuestro amado líder. Y yo tuve la suerte de estar situado junto a la puerta del recinto por la que tenía él que salir a su regreso en compañía de sus guardaespaldas. Cuando ya se aproximaba, salí a su encuentro con la mano tendida. Y tropecé en el recorrido hasta darme de bruces con él. Creo que hubo una mala interpretación de mi gesto por parte de alguno de sus fornidos acompañantes porque, confundidos por mi torpeza, creyeron que se trataba de un intento de agresión y, de mala manera, uno de ellos, rapado y con gafas de sol, retorciéndome un brazo, me apartó de su camino y, de un tremendo empujón, me arrojó a un lado. Gracias a aquello me di cuenta de dos cosas (aparte del tremendo dolor de brazo): una, que el guardaespaldas aquel llevaba una pistola bajo la chaqueta; dos, la mirada que me echó el líder: dura, fría. No era humana. Por un instante, como un relámpago, me pareció que uno de sus ojos tenía una pupila alargada y vertical, sin párpados, con un extraño movimiento del cristalino, como ocurre con algunas serpientes... Me estremecí. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, como si hubiera visto la imagen viva de la muerte. Entonces fue cuando comprendí que habíamos sido invadidos por extraterrestres y que venían a destruirnos." Enlace a la Carta al Director de La Charca Literaria.
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