Revista Comunicación

Estar o no estar en Facebook no es la cuestión

Publicado el 30 mayo 2009 por Ksibe
La comunicación es una necesidad básica del ser humano, como lo demuestra el hecho que muchos de los grandes inventos de la humanidad tienen que ver de una u otra manera con la comunicación. Los medios de comunicación (radio, televisión, prensa) o las tecnologías de la comunicación (teléfono, satélite, móvil) son claros ejemplos.
Asimismo, vivir en una sociedad lleva implícito socializarse, es decir, relacionarnos en mayor o menor medida con las personas que nos comunicamos. Lo hacemos de manera diferente en función del entorno (familiar, profesional), de la proximidad (padres, hermanos, amigos, compañeros de trabajo, jefes, clientes) y de los objetivos que implícita o explícitamente nos hemos fijado (obtener un trabajo, hacer negocios, ligar o simplemente entretenerse). Desde la irrupción de la denominada Web 2.0, Internet se está convirtiendo cada vez más en uno de los principales medios que utilizamos para comunicarnos y por tanto para socializarnos.
Como no podría ser de otra manera, el mundo virtual tiene muchos paralelismos con el mundo real. Aunque en general, la manera de comunicarnos y de relacionarnos a través de Internet no es muy diferente de la del mundo off-line (al fin y al cabo, somos las mismas personas), lo que si hay es un cambio de paradigma en el cómo nos comunicamos.
Ya no es necesario coincidir ni en el tiempo ni en el lugar para compartir inquietudes, ideas, conocimientos, opiniones o sensaciones con multitud de personas a la vez. E incluso lo podemos hacer con personas a las que no conocemos y con las que no hemos cruzado ni una sola palabra antes. Lo único que se requiere es tener afinidades comunes. Quien hace posible esta nueva manera de relacionarse son las herramientas de la Web 2.0, entre las que cabe destacar las redes sociales (Facebook, Meetic, LinkedIn) por su aceptación cada vez más generalizada y los nuevos canales de comunicación (Twitter, YouTube).
Como todo lo nuevo es comprensible que estas herramientas y sobre todo las redes sociales generen inquietud entre cierta parte de la población. Lo que no se debe hacer es caer en la tentación de demonizarlas por el simple hecho que alguien haya escrito un artículo, o se emita un programa en televisión, donde se incida desmesuradamente en los potenciales riesgos que tienen las redes sociales para sus usuarios. Pero tampoco se trata de convertirse en un evangelizador acérrimo, aunque se esté plenamente convencido que las ventajas que aportan son mucho mayores que las posibles amenazas. Alguien que no ha utilizado previamente ninguna de estas herramientas podría experimentar al hacerlo una sensación de desengaño al no ver cumplidas las expectativas que se había hecho. Como todo en la vida, hay que valorar las cosas en su justa medida y darle la importancia que tiene para cada uno ni más ni menos.
Cada vez hay más personas que me preguntan para qué sirven las herramientas 2.0 y en cuales “hay que estar”. Muy recientemente, una buena amiga poco amante de las nuevas tecnologías me pidió que la ayudara a definir su perfil en Facebook. Cuando le pregunté por qué quería estar en ésta red social concretamente me respondió que “porque todo el mundo está en Facebook:-(

Estar o no estar en Facebook o en cualquier otra red social debe ser una decisión personal que no puede estar avalada porque esté de moda o porque “están todos”. La respuesta que le dí a mi amiga fue “si quieres estar en la red y empezar a crear tu identidad digital hazlo, pero decide por propia voluntad donde quieres estar, por qué quieres estar y para qué quieres hacerlo” Esas son las verdaderas cuestiones.

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