Revista Ciencia

¿Estaremos presenciando el surgimiento de un nuevo modelo energético mundial?

Publicado el 27 enero 2015 por Elvis Hernández @elvis_hernandez

La atmósfera del mercado energético mundial está enrarecida. La demanda, la oferta y el precio de la energía no parecen estar respondiendo actualmente a los parámetros económicos tradicionales, generando situaciones contradictorias como el hecho del desplome de los precios del petróleo en medio de una etapa de relativa bonanza y crecimiento económico a nivel mundial.

Para el final de la segunda semana de diciembre del año 2014 los precios del petróleo habían cerrado en 55 dólares por barril, un caída de más de 50 dólares en menos de tres meses. Y lo más sorprendente no es el desplome dramático de los precios, sino la falta de explicaciones y la poca reacción por parte de los principales productores de petróleo del planeta.

Varias teorías surgieron por parte de analistas del mercado energético para tratar de dar una explicación a esta caída abrupta en los precios del mercado petrolero. Sobretodo por la contradicción que representa el hecho de que grandes economías consumidoras como EEUU, Gran Bretaña, La Unión Europea, China y otras se encuentran en medio de un crecimiento económico relativamente estable. Algunos teorizan que la caída de los precios del petróleo es para detener el avance del grupo terrorista estado islámico que ha crecido de manera desproporcionada en los últimos meses gracias al financiamiento que obtiene de los pozos petroleros que han tomado por la fuerza; a pesar de los esfuerzos militares para la destrucción de esos pozos y refinerías portátiles por parte de EEUU y otros estados. Otros analistas argumentan que la caída de los precios del petróleo busca desestabilizar economías que dependen altamente del precio petrolero; ya que sus acciones subvierten el orden mundial tales como Irán con sus planes de desarrollo de la energía nuclear, o Rusia con la anexión de Crimea y su participación en el conflicto de Ucrania. Tal vez, la explicación más razonable es que se ha desatado una guerra de precios entre los productores de petróleo convencional. los nuevos productores de petróleo a partir de esquistos (shale oil), y otros proveedores de energía, incluyendo los proveedores de energías alternativas y renovables que están tomando cada vez mayores cuotas en el mercado energético.

La regla más básica de la economía establece que si el precio cae, simplemente se corta el suministro. Por ello, sorprende enormemente la decisión adoptada por los países miembros de la OPEP en su reunión del 27 de noviembre de 2014 en Viena de no reducir las cuotas de producción de sus países miembros. Sobretodo cuando la mayoría de los países dependen fuertemente de ese ingreso petrolero para estabilizar y balancear sus presupuestos económicos para el año 2015. Los más perjudicados con la caída del precio del barril son Lybia, Irán y Algeria y de los países no OPEP el más afectado es Rusia. Las estimaciones más conservadores indican que para balancear los presupuestos Lybia necesita $138 por barril, Irán $134, Algeria $131, Nigeria $123, Venezuela $118, Arabia Saudita $104, Rusia $104, Iraq $101, Emiratos Arabes Unidos $81, Kuwait $78, y Qatar $77. Todos muy por encima de los precios actuales del barril petrolero. Por ello, sabiendo que la OPEP tiene capacidad de maniobra y podría disparar los precios del barril petrolero la pregunta es ¿por qué no lo han hecho? Y la respuesta más probable es que ha comenzado una guerra de precios para mantener el control del mercado energético mundial.

En los últimos años una gran cantidad de nuevas formas y fuentes de energía han entrado a competir en el mercado energético mundial, estimulados en muy buena parte por los altos precios del barril de petróleo; que han hecho más competitiva a las energías alternativas (como la eólica y la solar), la explotación de mantos bituminosos, de esquistos por fracturación hidráulica (fracking), entre otra diversidad de fuentes de energía. En el caso particular de los esquistos o shale oil como se le conoce en inglés, ha desatado todo un boom de producción en los Estados Unidos de Norteamérica, convirtiéndolo en poco tiempo en el tercer productor de petróleo y con proyección de ser el primer productor mundial en menos de dos años. Aún cuando Estados Unidos no es un exportador neto de petróleo, es el mayor consumidor del planeta con una cuota del 25% del total de petróleo producido, y esto trae como consecuencia que reduce las importaciones de países petroleros, como ocurrió durante el año 2104 que dejó de importar petróleo desde Nigeria al sustituirlo con su producción interna.

Se proyecta que los EEUU sobrepasará la producción de petróleo de Arabia Saudita gracias al fracking. Pero aun cuando es extremadamente abundante el petróleo de esquistos y los pozos de producción e infraestructura pueden ser montados muy rápidamente a costos relativamente bajos, los elevados costos de producción que están en el rango de los 70 a 90 dólares por barril , no permiten mucho rango de negociación con precios bajos del barril de petróleo. De allí, que parezca razonable que los paises productores de petróleo estén interesados en manterner un barril por debajo de los 60 dólares, precio que hace inviable económicamente la producción de petróleo por fracking. Los costos de producción del petróleo convencional son hasta tres veces menores que los del fracking, dándole un amplio márgen de ganancias a los productores tradicionales para controlar el mercado energético mundial.

Si esto es cierto, veremos precios de barril petrolero por debajo de los sesenta dólares por mucho tiempo. Esto no sólo afectará a los productores de petróleo no tradicional sino que también impactará fuertemente el mercado de las energías alternativas donde los altos precios del petróleo hacían viable su utilización y sobre todo su desarrollo. El mercado petrolero pujará por mantener precios relativamente altos, pero no lo suficiente como para hacer nuevamente viable la explotación por fracking u otros medios como la explotación costa afuera. Sin embargo, hay que recordar que el mercado energético es demasiado importante dentro de las políticas de los países desarrollados como para creer que es posible controlarlo a voluntad, utilizando para ello sólo las reglas de la economía y de los mercados. El mercado energético es el que decide los balances de poder a nivel mundial; por tanto la guerra de precios que se avecina responderá mucho más a políticas que dictarán los gobiernos, como tradicionalmente ha sido controlado este mercado, más que a los vaivenes de la oferta y la demanda. Sólo habrá que conectar los puntos entre las políticas económicas de los gobiernos y el precio del mercado petrolero.

Para entender como funcionan las políticas económicas gubernamentales en el mercado petrolero se puede tomar como referencia la historia reciente de la última crisis petrolera, denominada la tercera crisis, que ocurrió entre los años 2003 y 2008. Por razones que muy pocos han podido explicar los precios del petróleo alcanzaron el 07 de julio del 2008 máximos históricos de 147 dólares por barril, haciendo que la economía norteamericana se resintiera sobretodo por los altos precios de los combustibles. La producción petrolera de los Estados Unidos estaba en declive desde su pico de producción en 1970, y sólo podía incrementar su producción perforando en áreas protegidas en el continente y en su plataforma continental costa afuera. Ambas áreas estaban protegidas por leyes especiales (una orden ejecutiva y una ley de congreso de ese país) que establecían moratorias de exploración y explotación en dichas zonas para proteger los ecosistemas existentes. En 1998 el presidente de los Estados Unidos Bill Clinton había extendido la orden ejecutiva de prohibición de explotación costa afuera hasta el año 2012. Pero el 14 de julio de 2008, tan sólo una semana después del extraño precio histórico de 147 dólares y seis meses antes de culminar su período presidencial, George Bush se vio "obligado" a levantar la orden ejecutiva que prohibía la explotación costa afuera para afrontar las crisis petrolera que se vivía en ese momento. Dos meses más tarde, en septiembre de 2008, el congreso de los EEUU anuncia que la orden del congreso que establecía la moratoria de explotación costa afuera expiraría también y no iba a ser renovada. Para finales del 2008 los precios del petróleo se habían desplomado hasta los 40 dólares por barril al tomarse en cuenta el enorme potencial de producción petrolera en esas zonas.

Ya no existiendo la moratoria de explotación costa afuera, la empresa petrolera BP comienza en el 2009 los trabajos de explotación petrolera en el Golfo de México para lo cual instala la plataforma de perforación profunda Deepwater Horizon, que perfora el pozo petrolero más profundo hasta el momento. Pero el 20 de abril de 2010, a un poco más de un año de iniciado los trabajos, se produce una explosión en el pozo y dos días más tarde se hunde la plataforma Deepwater Horizon causando enormes daños a los ecosistemas locales. Para el 15 de julio de 2010 se logra contener el derrame, ya habían transcurrido 55 días desde el accidente y se estima que alcanzó verter unos 780 millones de litros de petróleo al ambiente. Se considera el mayor desastre ambiental causado por la industria petrolera mundial, siendo unas seis veces mayor al del Exxon Valdez. El presidente Obama tuvo que reinstalar nuevamente la moratoria ejecutiva de explotación costa afuera. A partir de ese momento, al no contarse con el potencial de producción de estas zonas protegidas, los precios del petróleo comenzaron a escalar hasta el primer semestre del 2014, cuando alcanzaron los 120 dólares por barril.

Esta escalada de precios en el barril de petróleo hizo rentable la explotación por fracking, y desde 2010 hasta el 2014 se perforaron sólo en los EEUU más de 10 mil pozos petroleros, casi el doble de los que produjo Arabia Saudita en ese período. Estos pozos tendrán que cerrar su producción si el precio del barril petrolero se mantiene por debajo de los sesenta dólares. Esto significa que el mayor consumidor del planeta tendrá que depender nuevamente de los países exportadores de petróleo, a menos que vuelva a realizar la explotación costa afuera y en las reservas ecológicas de Alaska, como efectivamente se estima que ocurrirá cuando los republicanos tomen el control del congreso en el año 2015.

México, socio comercial principal de los EEUU fue uno de los más afectados por el aumento de la producción petrolera por fracking en ese país. Petroleos Mexicanos (Pemex) había perdido en los últimos años cuotas del mercado americano debido a la falta de inversión en exploración, explotación y la aplicación de nuevas tecnologías. México reaccionó en diciembre del año 2013, cuando el presidente Enrique Peña Nieto estableció reformas constitucionales para modificar el monopolio que poseía PEMEX desde hace más de 70 años sobre la producción petrolera en México, y crear nuevas leyes que le permitirían liberar el mercado energético interno. El 11 de agosto de 2014 se firmó la primera legislación que abrió la industria petrolera, del gas y la electricidad a las inversiones privadas extranjeras, garantizando además que dichos contratos y concesiones serían de rápida asignación. Como resultado de esta política, la explotación de grandes cantidades de petróleo en México proyecta un mercado petrolero para las américas de bajos precios para los próximos años.

Aparentemente un nuevo modelo de producción energética ha llegado para quedarse, en la que los gobiernos están dispuestos a tomar grandes riesgos que afectan nuestros ecosistemas pero garantizando la energía que requieren las sociedades para su crecimiento y desarrollo. No es un modelo sustentable, está basado en la guerra de precios, pero parece garantizar la hegemonía de poderes en el planeta.

¿Estaremos presenciando el surgimiento de un nuevo modelo energético mundial?

Volver a la Portada de Logo Paperblog