Revista Cocina

Este año NO me pongo a dieta

Por Sentir @menjasa1

El inicio de año es un momento propicio para hacer balance del año que ha terminado y también para plantearnos algunos propósitos de cara al año que empezamos. Después de las fiestas navideñas, en las que muchos de nosotros hemos disfrutado de algunas comidas copiosas y hemos comido turrones y polvorones, llega enero. Y con enero llegan también los “debería”: Este año debería hacer más deporte, debería cuidarme más, debería encontrar tiempo para mí, debería dedicar más tiempo a la familia, debería aprender a relajarme, debería dejar de fumar, y así un largo etcétera de “deberías” que muchas veces se quedan en eso, en frases condicionales que no acaban traduciéndose en hechos.

Uno de los propósitos más recurrentes y que habremos oído miles de veces es el de ponernos a dieta. Es sobre este propósito sobre el que queremos hablar hoy, y no precisamente para empujaros a llevarlo a cabo. A continuación os damos tres razones por las que creemos que NO es una buena idea ponerse a dieta:

  1. La palabra dieta lleva implícito en su significado el concepto de pérdida, ponernos a dieta de cualquier cosa es dejar de hacer algo. Si hablamos de la comida, la frase “me pongo a dieta” implica que dejo de comer alimentos que actualmente estoy comiendo y que probablemente me gustan, con la consecuente sensación de pérdida o sacrificio que esto puede conllevar. Esta sensación de pérdida y sacrificio pueden hacer que o bien no inicie la dieta o bien la abandone fácilmente.
  1. Las dietas están muy focalizadas en el peso. Empezar una dieta donde nuestro principal objetivo sea alcanzar un peso determinado puede provocar mucha angustia, ya que el éxito o el fracaso de la dieta únicamente vendrá dado por un número en una báscula. Además, si el número que vemos cuando nos pesamos no es el que nosotros esperamos, automáticamente generaremos una valoración negativa de nuestro esfuerzo, aumentando así las probabilidades de que acabemos abandonando la dieta.
  1. Una dieta tiene un componente de temporalidad Es decir, hago dieta, pierdo peso y dejo la dieta para volver a comer como comía antes de iniciarla. Esto puede conllevar a la larga la recuperación del peso perdido y el retorno a unos hábitos no muy saludables, lo que nos desmoralizará y nos hará volver a proponernos lo mismo el próximo año, entrando en una especie de espiral de meses a dieta seguidos de meses de no dieta.

Así pues, ¿cómo lo deberíamos enfocar? Si estamos convencidos de que nos conviene un cambio de hábitos, ya sea porque no nos sentimos cómodos con nuestro peso o porque no nos encontramos del todo bien a nivel de salud o por ambas cosas a la vez, debemos dar la vuelta al concepto clásico de dieta y plantearnos el cambio de hábitos de la siguiente manera:

En lugar de hacer dieta, lo que tenemos que hacer es empezar a comer de forma más saludable. No se trata tanto de eliminar para siempre algunos alimentos, sino más bien se trata de incorporar otros que harán, sin que nos demos cuenta, que se equilibren el resto. No debemos tener la sensación de estar “perdiendo” aquellos alimentos que tanto nos gustan, sino que lo que estamos haciendo es colocarlos donde les corresponde y descubrir al mismo tiempo otros alimentos que nos pueden resultar también muy gratificantes.

El principal y único objetivo de la dieta no debe ser el peso. El peso es sólo un factor entre muchos otros, y en muchos casos no es ni mucho menos el más importante. Tenemos que aprender a comer más saludable para encontrarnos mejor de salud, sentirnos bien con nosotros mismos, ganar forma física, estar más tranquilos, poder transmitir a nuestros hijos o familiares unos buenos hábitos de salud, etc.

Aprender a comer de forma saludable es, como dice la palabra, un aprendizaje que nos servirá para siempre. Empezar a cuidar nuestra alimentación es una apuesta de futuro, no un trámite de unos meses. Es por ello que el cambio de hábitos debe ser, sobre todo, agradable y fácil de incorporar a nuestras vidas.

Ya para terminar, si realmente sientes que este año sí que estás preparado para empezar a cuidar tu salud, te propongo un reto: Si mañana tuvieras que empezar a cuidarte un 1% más de lo que te estás cuidando ahora, ¿qué pequeño cambio podrías hacer? Hazlo.


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