Revista Cultura y Ocio

Este jueves..............palíndromos

Publicado el 26 marzo 2015 por Charo
ESTE JUEVES..............PALÍNDROMOS
Este jueves soy yo misma la encargada de organizar la convocatoria. Se me ocurrió proponer diez frases palíndromas , debiendo escoger una o varias de ellas para escribir un relato coherente.
Estas son las frases:
-ACASO HUBO BÚHOS ACÁ-LA RUTA NOS APORTÓ OTRO PASO NATURAL-SE CORTA SARITA A TIRAS ATROCES-NO SUBAS ABUSÓN-LA TURBA BAJABA BRUTAL-OÍR ESE RÍO-ANITA LAVA LA TINA-ÁTALE, DEMONÍACO CAÍN, O ME DELATA-AMO LA PACÍFICA PALOMA-SE VAN SUS NAVES
Y éste es mi relato. Podréis leer todos los demás relatos participantes pinchando AQUÍ
Abigail está sentada cómodamente en un sillón de la consulta de su siquiatra. Hace diez años que apenas sale de casa si no es para cosas realmente necesarias. Sufre episodios de pánico que la paralizan completamente cuando se encuentra rodeada de un grupo de personas. Durante esos episodios una frase se repite en su cabeza una y otra vez: átale, demoníaco Caín, o me delata. Ha probado numerosas terapias sin éxito y por fin se ha decidido con la hipnosis regresiva.   El doctor le habla suavemente y poco a poco va entrando en un estado de relajación. Es de noche, está tumbada en una cama fría y húmeda. Hay una vela encendida  en una pequeña mesa en el centro de la sala. Oye voces a lo lejos.  Se incorpora y mira por la ventana, la turba baja brutal por la pendiente que lleva a su casa. Los aldeanos agitan  antorchas, palos, y utensilios agrícolas mientras  gritan enfervorecidos: ¡hay que coger a la bruja! ¡No la dejéis escapar! Abigail está aterrorizada, sabe que es imposible razonar con la masa enloquecida, será una más de las que permanecen en la cárcel de Salem, hasta ser quemadas en la hoguera, acusadas de brujería. Sale por la puerta de atrás y huye hacia el bosque cercano. Oye a sus perseguidores y los ladridos de  los perros que llevan con ellos. Para tener alguna posibilidad de huir tiene que llegar al río. Oír ese río sería su salvación, pero está exhausta. Se mete en una pequeña cueva que conoce desde niña, tiene que recuperarse un poco para continuar. Se acurruca en el suelo e intenta calmar su respiración. Oye pasos y jadeos al lado de la cueva. Es un hombre con su perro. Reconoce a su hermano y eso le produce más pavor si cabe. Siempre la ha odiado y ha encontrado la excusa perfecta para deshacerse de ella. Él la ha denunciado, está segura. El hombre suelta al perro y éste se dirige gruñendo hasta la cueva. Si la descubre estará perdida. En un último intento desesperado le grita a su hermano: ¡átale, demoníaco Caín, o me delata! Pero éste le responde entre grandes carcajadas: ¡ya es tarde, bruja, por fin acabaré contigo!
 El perro comienza a ladrar a la entrada de la cueva marcando a su presa y la muchedumbre se dirige hacia allí enfervorecida. En pocos segundos Abigail estará entre la masa aullante, indefensa.

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