Revista Opinión

Estelas en la mar

Publicado el 02 agosto 2016 por Msnoferini

Estela en la mar

Perdonar una vez más este largo silencio, aunque lo cierto es que tampoco tengo porque pedir disculpas a nadie pues a fin de cuentas este espacio es mi espacio, un diario sin llave donde comparto con quien quiera leerlas mis opiniones y vivencias, y donde mi preocupación por lo que pasa en mi mundo me lleva en ocasiones a ser cronista de unos hechos sobre los que busco ser lo más aséptico posible pero al final es difícil no caer en la subjetividad de la propia opinión. Pero la cuestión es que últimamente ya no tengo excesivas ganas de ponerme delante del ordenador a escribir, aun siendo muchos e importantes los hechos y noticias que pasan en este mundo, pues me siento bastante vacío.

Veo pasar ante mí la vida, mi vida, la vida de quienes me rodean, la de la gente que quiero y de la que no quiero, o de aquellos que me son totalmente extraños, y me doy cuenta que tal como decía Machado en un poema maravilloso, que el gran Joan Manuel Serrat supo musicar de manera muy acertada: “… todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar, pasar haciendo caminos, caminos sobre la mar”.

Está claro que todo pasa, y en mi relativa juventud son muchas las cosas que he visto pasar, cosas livianas y cosas importantes, cosas que pasaron pero que a la vez quedaron. Todos a fin de cuentas somos lo que hemos vivido. Nuestras vivencias hacen de nosotros lo que somos y nuestro futuro viene marcado por nuestro pasado.

En mi vida he podido ser testigo de no pocos caprichos del destino, he visto a gente bien situada que dejaban de estarlo y pobres a los que la suerte o su propio esfuerzo les llevaba a una vida aparentemente mejor, he visto truncarse la felicidad de la cotidianidad cuando el triste destino se llevaba por delante a alguien lleno de vida. He visto alegría y he visto y conocido la tristeza.

He visto muchas cosas, pero aun así siempre he sido muy reservado y he mirado de dejar bien guardados algunos de mis recuerdos y de mis fantasmas. Pues siempre me ha parecido obsceno mostrar las vísceras de uno mismo y presumir de según que cosas. Me viene a la cabeza épocas de mi juventud en las que como muchos otros jóvenes de mi época comencé a coquetear con los estupefacientes y siempre había el que presumía de haberse metido o consumido más cosas que nadie. Y siendo más mayor he tenido que ver y oír a aquellos que presumían de superar al resto en dolorosos recuerdos de sus propios pasados, al igual que aquellos que presumían de superar al resto en activismo y compromiso social. Siempre habrá alguien que nos supere, y siempre habrá alguien más estúpido que nosotros mismos.

Cada día que pasa me doy cuenta de que el ser humano parece haber comenzado un proceso de involución o de estupidez colectiva en la que hemos perdido de manera alarmante una serie de valores para vendernos al materialismo, sin saber discernir las cosas realmente importantes y maravillosas que tenemos en nuestro entorno más cercano. Nos hemos vuelto totalmente ciegos y sordos y no somos capaces de ver en que nos estamos convirtiendo y como todo lo que toca el homo modernus o homo egoísta se convierte en podredumbre.

Pueden aparecer nuevas ideologías, filosofías y tendencias pero al final, por muy perfectas, democráticas y justas que puedan parecer el ser humano las acabará corrompiendo. Pues esta es nuestra naturaleza.

Dejaros claro que quien escribe estas palabras no pretende aleccionar a nadie, pues como también dice el mismo poema de Machado: “nunca perseguí la gloria de dejar en la memoria de los hombres mi canción…”. Nunca he perseguido ninguna gloria, ni he pretendido ser gurú de nada, simplemente soy un niño en el cuerpo de un hombre con un montón de complejos que simplemente reivindica su derecho a sentirse útil.

Pues a final de cuentas pasamos haciendo camino, pero son caminos en la mar, y por ello lo que muchos deseamos es simple y llanamente pasar por esta vida sin molestar y alargar nuestra estela, para que como mínimo la puedan ver nuestros hijos o algún día les puedan decir lo larga y profunda que fue la estela que dejó en el mar de la vida o en el recuerdo de muchos su padre.

Marco


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