Revista Opinión

Estraperlo

Publicado el 26 mayo 2014 por Jcromero

Hay quien toma una palabra, la escribe sobre un folio en blanco, separa cada una de sus partes y realiza una disección pormenorizada de sus elementos en el empeño de encontrar su código genético. Aparta prefijos, sufijos y cuantas adherencias pudiera encontrar hasta llegar a la sustancia, a la raíz primera del vocablo. Todas las palabras tienen un origen. Cuando éste es heredado de pueblos y culturas pretéritas, hay que indagar por el complejo territorio de la etimología. Son palabras que interesan a lingüistas y antropólogos. Pero también usamos palabras que nacieron de forma espontánea; palabras que cuentan un acontecimiento, una historia.

Siendo niño pregunté por el origen de la fortuna de una de las personas más ricas del pueblo. Me respondieron que todo comenzó en tiempos del estraperlo. El tono sigiloso del confidente, marcando intencionadamente cada una de las sílabas de aquella palabra acompañada por una mirada cómplice, me hizo callar, buscar en el diccionario y aprender que el vecino había estado relacionado con el negocio ilegal de productos de primera necesidad en los tiempos de la escasez de alimentos y suministros.

La historia de esta palabra, hoy en desuso por más que proliferen juegos y negocios ilegales, es bastante peculiar. Se trata de un acrónimo formado con los nombres de dos empresarios de origen judío, Daniel Strauss y Joachim Perlowitz. Según otros, no fueron dos sino tres: Strauss, Perle (Perlowitz) y Frieda Lowann, mujer del primero. Sea como fuere, éstos habían patentado una ruleta eléctrica denominada straperlo que una vez españolizada pasó a ser estraperlo que sería reconocida por el Diccionario de la RAE en la edición de 1950.

Como el juego de azar estaba prohibido en España, era necesario obtener una licencia gubernativa que autorizara su instalación. Sus promotores buscaron la complicidad de las autoridades acercándose a ellos, repartiendo generosas cantidades de dinero y algún que otro regalo. Aunque lo pudiera parecer, no se trata del caso Gürtel; estamos entre los años 1934 y 1935. Junto al reparto generoso de miles de pesetas, Strauss y sus cómplices alegaban que se trataba de un juego de destreza y habilidad puesto que mediante la observación se podía calcular dónde caería la bola, en realidad se trataba de un simple sacadineros, de un vulgar engañabobos.

Intentaron acercarse a la Generalitat de Cataluña organizando una velada de boxeo que tendría como gran atractivo el enfrentamiento entre Paulino Uzkudun y el alemán Schemelling, pero las autoridades catalanas no mostraron interés alguno y las pretensiones de Strauss se diluyeron como la sal en el agua. Entonces, se dirigieron a Madrid donde repartieron dinero generosamente y lograron que la ruleta pudiera estrenarse en San Sebastián aunque a las pocas horas, el ministro del Interior canceló la autorización. Strauss, dicen que gracias a la intervención de Lerroux, consigue que la ruleta haga juego en Mallorca, pero exige ser compensado económicamente y que se le devuelva el dinero que había repartido. Como no se le hizo caso, envía una carta al presidente de la República que hizo dimitir a Lerroux y remitió las pruebas acusatorias a las Cortes para que abrieran una investigación. El caso Strauss, como se conoció en su día, dio al vocabulario español esta nueva palabra para aludir, por analogía, a la venta subrepticia, al chanchullo, al fraude, al comercio ilegal, al mercado paralelo y en negro.

Es lunes, escucho música:

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En la hemeroteca de la época: Sumario por la denuncia Strauss, La Comisión investigadora ha emitido dictamen, Denuncia sobre el juegoEn algunos blogs: Estraperlo, Bárcenas y el estraperlo, Ruta del estraperlo, Estraperlo (La colmena), El estraperlo en Tapia, El estraperlo.

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