Revista Maternidad

Estrechando lazos (capilares)

Por Sandra @sandraferrerv
Estrechando lazos (capilares)A la larga lista de cosas que hacemos cada tarde después del colegio (pintar, cantar, leer, hacer puzzles, recortar...) hoy hemos añadido una nueva: sesión de peluquería. A Pequeña Foquita le regalaron una preciosa muñeca de esas clasicorras que a mí tanto me gustan y a la que hemos bautizado como Gertrudis (para no desentonar) pero la llamamos Quequu (Gertru en idioma-pequeña-foquita) de cariño. No la deja a sol ni a sombra.
La susodicha Quequu tiene una mata de pelo ondulada y frondosa que más de una la quisiéramos. Pues bien, hoy a Pequeña Foquita se la ha ocurrido que ella peinaba a la Quequu mientras yo la peinaba a ella. Han terminado las dos con sendas coletas a cada lado del cogote que estaban a cual más preciosa.
A pesar de que cada día renace la niña dormida que hay en mí al tirarme al suelo y participar en todos los juegos que me piden mis enanos, hoy ha sido un despertar especial. Qué fantástico ha sido recordar mis propias tardes de la infancia a la luz de una tenue lámpara, en mi pequeña habitación que para mí era un auténtico palacio, peinando y repeinando a mis preciosas y queridas muñecas. Momentos en los que el tiempo se detenía. No habían prisas, relojes ni nada más allá de aquel trozo de plástico que formaba todo mi universo.
En resumen, que ha sido una tarde genial, con una salvedad. Cuando Pequeña Foquita ha querido cerrar el círculo y ha pretendido hacerme a mí el mismo peinado que ella y Quequu lucían orgullosas, mi pobre cuero cabelludo se ha resentido en demasía. Todo sea porque mi linda niña terminara diciendo: mama, esssstás mun bapa.

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