Revista Ciencia

ET no existe o por qué estamos solos en el universo

Por Uncafelitoalasonce

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“Es bastante mejor comprender el universo como realmente es que persistir en el espejismo, aunque sea reafirmante y gratificante” – Carl Sagan

ET no existe o por qué estamos solos en el universo

Quiza en alguna estrella lejana. Pero... ¿llegaremos a tiempo?

Cuando hablamos de vida en otros planetas, siempre pensamos en la variable espacial. ¿En qué otros planetas ahí fuera habrá vida? ¿Dónde estarán? ¿A qué distancia? Voy a decirlo claro, a efectos prácticos estamos solos en el universo y es posible que nunca contactemos con otra forma de vida inteligente. Aun siendo muy importante, no será la distancia en años luz lo que nos separe de otras civilizaciones, será el tiempo.

Para entender este razonamiento, es necesario que antes comprendamos, lo insignificante de nuestra existencia en comparación con el tiempo que lleva la Tierra dando vueltas al Sol. Nuestro paso por la vida en la tierra es de apenas unos segundos. Usemos la metáfora del día. Si comparamos la historia del planeta tierra con las 24 horas de un día, nos daremos cuenta de la verdadera dimensión del tiempo y de lo poco que llevamos por aquí. A las 0 horas 0 minutos se habría originado la tierra, la vida habría aparecido a eso de las 3:42 de la mañana, y solo a las 21:18 habrían aparecido los primeros peces. ¡Más de 18 horas de vida en forma exclusiva de bacterias, algas y protozoos! Los dinosaurios se habrían extinguido a las 23:39 (a solo 21 min del final del día). Nosotros, bueno, el primer Homo vio la luz a las 23:50:00. Colón habría descubierto América a las 23:59:59,58 segundos. O lo que es lo mismo, el periodo de tiempo comprendido desde Colón hasta hoy en día solo son 2 centésimas de la vida de la Tierra. Como os podéis imaginar el proyecto SETI (búsqueda de vida inteligente) no llega a la centésima desde que está en marcha.  Quedaros con esto de momento…

La evolución por selección natural es el proceso por el que la naturaleza determina qué especies viven y cuáles mueren en un lugar y tiempo concreto. Este proceso es universal, es decir, lo mismo ocurrirá en cualquier otro planeta del universo en relación con la vida. Los mismos componentes de la vida, Carbono, Hidrógeno, Oxígeno (ya que otros potencialmente posibles para la vida como el silicio, no funcionarían), están repartidos por el universo. Por tanto, las mismas leyes físicas y biológicas serán de aplicación allí. Lo que ha funcionado en la tierra, será lo que estará en funcionamiento en cualquier otro lugar del universo. No hay que olvidar que las leyes de la física o química son universales, es decir, de aplicación en todo el universo.

Ahora bien, ¿qué probabilidades tenemos de que coincidamos en el tiempo y en el espacio con otra especie inteligente de otro planeta? En cuanto al espacio, según el catálogo de estrellas habitables (HabCat) se conocen unas 17.000, y que las distancias que nos separan de ellos son enormes. Por ejemplo, la estrella más cercana susceptible de albergar vida está a 200 años luz de la Tierra. Podemos asumir, que se podría (aunque aun estamos muy lejos de ello) construir una nave espacial que permitiera trasladar a miles de colonos a otros planetas (usando una biosfera cerrada). Por supuesto, serían los descendientes los que llegarían al destino final. Las implicaciones éticas y morales de un viaje de esta magnitud se me escapan. También habría condicionantes físicos muy fuertes ya que la falta de gravedad conlleva el atrofiamiento del organismo. Pero bien, superando todas estas limitaciones podría ser posible mandar a un número suficiente de seres humanos, en un viaje de no retorno, más allá de los límites de nuestro sistema solar, con la esperanza de que sus tatatatatatataranietos llegaran a un planeta que pudiera albergar vida inteligente.

Pero, ¿llegarían en el momento adecuado? Las probabilidades de que esto fuera así son casi nulas, si tomamos como referencia nuestra propia evolución como especie. Lo más seguro es que, o bien llegaran en un momento de la evolución del planeta de destino demasiado temprana, con lo cual, podría haber vida, pero no inteligente. O bien, que llegaran en un momento demasiado tardío, y la vida inteligente ya se hubiera extinguido. Todo esto, suponiendo que realmente en el planeta de destino, se hubieran dado las condiciones y accidentes necesarios para la aparición de la inteligencia. Es decir, puede que hubiera vida, pero esta nunca hubiera acabado en una mente pensante. Otra posibilidad, aunque menos plausible, es que hubiera vida inteligente y no fuéramos capaz de reconocerla.

Es por este motivo por el que ni creo en ETs, ni en OVNIS, ni abducciones ni situaciones similares. La inmensidad del universo se nos escapa. Realmente pensamos poco en ello. El universo, no es solo inmenso en espacio, lo es más, y esto es casi más abrumador, en tiempo. Nosotros no llevamos aquí más que un pequeño fogonazo, una chispa que, como en una hoguera, apenas representará un fracción mínima del tiempo total del fuego. Eso si, siempre podrá aparecer un cisne negro y darle la vuelta a todo, pero ya hablaremos de ello en el futuro.

¿Hemos de renunciar a buscar vida inteligente? Nunca, la propia búsqueda, define cómo somos, y siempre habremos dejado una constancia de que existimos. Quizá dentro de millones de años, en otras estrellas lejanas, girarán otros planetas y en ellos, un ser estará haciéndose las mismas preguntas que nosotros, ¿somos los únicos aquí? Con suerte, sus radiotelescopios captarán una secuencia proveniente del proyecto SETI de la tierra, y su vida cambiará para siempre.

¿Cómo lo véis vosotros? ¿Creéis como yo casi imposible contactar con otros seres inteligentes? ¿Existirá algún tipo de vida en otros planetas? Vamos a comentarlo.

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