Revista En Femenino

Eva antes de un viaje...

Por Puramariacreatriva

EVA ANTES DE UN VIAJE…

Tengo un calendario en un rincón de mi cocina, así, entre la Thermomix y la nespresso, muy cerquita de un taco de madera con tropecientos cuchillos, me temo que no de Albacete sino de Taiwan, que, según leí antes de comprarlos, eran la megapera para “cortar todo tipo de superficies, desde metal hasta mármol. Si me paro a pensar -cosa que mi médico, el que me revisa la hipertensión intermitente que padezco, me desaconseja porque dice que pensar aumenta la actividad cerebral y eso, en una mujer, es como abrir la espita de la más poderosa arma de destrucción adanística-no sabría deciros porqué los compré. La verdad es que no creo que necesite nunca cortar un filete de acero o una rodaja de piña marmórea, pero bueno…

Cuando colgué el calendario, un calendario de esos de madera, en los que una mete y saca (qué acto tan bonito ese de “meter y sacar”) fichitas de madera con los números del 1 al 31, según el mes del que se trate, me hice el propósito, otro más, de marcar bien marcaditos los puentes, acueductos, vacaciones y otras festividades varias para recordarme a mí misma que “este año sí que voy a viajar, nada de aprovechar las fiestas para hacer cambios de armarios, cocinar como una loca y rellenar cientosmiles de tuppers, lavar las cortinas y realizar la operación “todo-más-limpio-que-los-chorros-de-oro”. Ha empezado septiembre, que además de ser el mes, con respecto al nivel mar, que se halla más bajo, ya que incluye un pedazo de cuesta de morirse y yo, además de haber casi olvidado las casi-vacaciones que casi-tuve, me doy cuenta de que no he mirado en la agenda festivalera y, un año más, el espíritu aventurero, de viajera mochilera, de pequeña exploradora del nationalgeographic de secano, como mi desodorante, ha logrado abandonarme.

He olvidado que pronto habrán puentes, construcciones virtuales que proliferan en los países mediterráneos y latinos, y que antes de que vuelva a joderme ese pesado del almendro, el que regresa a casa, sin que nadie le invite, por navidad, habrá ocasiones para montarme un viajecito.

Estaba yo frotándome las manos, no con crema hidratante, sino con aire metafórico, pensando en que quizás antes de que papa noél me traiga ese regalo precioso que siempre me trae, encargado por mis gemelos y mi esposo, es decir: NADA (ay, candela, ay mamá, cómo tienes de todo y eres tan tuya, no sabíamos que encargarle a papanoél!!!) Injusticia vil que no acabo de superar, por mucho que se reitere, y ante la que siempre acabo exclamando un: y si no sabíais que encargarle al rechoncho de papanoel…¿por qué no se os ha ocurrido probar con los tres reyes magos, jolín?, pues, como digo, estaba yo pensando que antes de navidad iba a conseguir convencer a mi adán de que nos hacía falta, por prescripción candelística, largarnos a algún sitio, gemelosless (que en inglés quiere decir, sin gemelos) cuando recibí la llamada de una amiga invitándome a su casa a pasar unos días. El destino no era la India ni Praga, sino la capital de España, cuna de ilustres personajes como…joder, no me viene a la cabeza más que Esperancita Aguirre y esa es personaje, pero de ilustre..ná de ná.

Y allá que me preparé para el gran viaje…si yo me sentía, después de un montón de tiempo sin haber viajado sola, como la reencarnación del guaperas maduro de “DE LAQUADRA SALCEDO”, los gemelos y mi adán, aunque me hice la despistada para fingir que no me percataba, daban saltos como si fueran teletubbis con cuatro martinis y un daikiri encima. Yo tenía ganas de descansar un poco y disfrutar…lejos del hogar, pero, joder, no esperaba yo que los gemelos se alegrasen, desempolvaran la wii, mi adán rebuscara en los cajones hasta encontrar tres barajas de cartas, comprarse pilas nuevas para el mando de la tele-via-satélite, esa que compró con más canales que los que había en Venecia en sus buenos tiempos y llegase, antes de mi partida, con 14 cajas de cerveza…con alcohol…que me pareció lo más plus de grave. En fin, me entraron ganas de relinchar, digo de renunciar, pero una es de la vega baja alicantina, más orgullosa que la anarosaquintana y no da su brazo a torcer más que cuando el fisio, por sorpresa, le hace una llave terapéutica con la excusa de intentar mejorar la tendinitis de supranoséqué que tengo en el hombro.

Felices me las prometía yo, pero…el proceso “eva preparando su viaje” se inició, indefectiblemente. Dicho proceso, que todas las evas conocemos, y que adán finge desconocer, comienza unas semanas antes del acto de la partida, cuando eva hace mil listas-de-la-compra, que cuelga hasta del cabezal del tálamo matrimonial, esperando, infructuosamente, que adán las vea, tope con ellas y se brinde, sin copas, a realizar las adquisiciones de intendencia pertinentes. Eva termina comprándolo todo, incluso las galletas, croissants y gofres que, hasta ese momento ha considerado veneno cancerígeno, porque…”pobrecitos, que mal lo van a pasar sin mí, ¿qué harán en las comidas, cómo se aclararán con la lavadorasecadora?”  y ahí empieza el previaje, el calvarioprevio al desplazamiento turístico. Eva se empeña en llenar la despensa, atiborra los estantes de la nevera, lava-y-plancha hasta los azulejos del trastero, despliega cacerolas sobre la bancada de la cocina (“así lo verán todo sin tener que buscar mucho, pobrecitos…) apila diezycatorce rollos de papel, de WC y de cocina, con la esperanza que ni uno ni otro servicio, el traserístico y el culinario, se queden, sin, al menos, los servicios mínimamente mínimos y, por supuesto, friega el recipiente de plástico donde se depositan las bolsas de basura (que hasta la víspera del día en que eva se larga, momentánea e inofensivamente, ha permanecido con chorretones  de colores que entran en la gama del negro-negro que no han sido “vistos” por adán, víctima de una sospechosa ceguera y sordera intermitente)

Así las cosas, terminada la limpieza de la casa (eva, en su versión más gilipollas no se llega a dar cuenta de que no se va a rescatar las colonias cubanas sino…sencillamente a pasar unos días y no al fin del mundo precisamente), la pareja de adán se dispone a hacer su maleta, otro proceso de locos porque eva pasa algo así como cuatro horas metiendo y sacando (vaya manía con el “mete y sacar”) ropa de sus tropecientos armarios (para ser justas, hay que señalar, llegados a este punto, que por cada 1 armario para adán, en las casas donde hay una eva “asentada”, se contabilizan, por término medio unos 5 para eva) y termina metiendo en la maleta los pantalones que no se pondrá ni un solo día (suelen ser los que no le vienen, pero a ella le encantaría que le cupiesen en su anatomía lorzística), ropa interior bonita y glamourosa (que desde que los gemelos nacieron ha pasado del estado activo al estado en stand-by de la lingerie picantona en casa de matrimonio-con-hijos) y zapatos de tacón vertiginoso (cosa sobre la que no hace falta ser la hija de Stephen Hawkins para deducir que es una soberana gilipollez porque viajar con tacones es como ir al desierto con un i-pad). Eva finaliza hinchando la bolsa de aseo, ahora, en estos tiempos modernos, llamada neceser, con muestrecitas de crea que llevan un güevo de tiempo en un cajón, que no ha probado en la vida y que, de probarlas en el viaje, corre el riesgo de que le produzcan una reacción alérgica…y todo por esa cosa tonta que nos coge a las eva de empeñarnos en que, cuando viajamos, todo ha de ser “nuevo”, “distinto”, fuera de la rutina…la madre que nos parió!!!!

Total, y en sustancia, como sentencia mi adán cada 2 x 3: Eva, si no cae enferma por agotamiento, un ataque de ansiedad, o una intoxicación por haber utilizado una botella de amoníaco y salfumán limpiando el hogar evístico antes de largarse…se marcha para pasar 3 puñeteros y pobres días con un agotamiento de cojones, remordimientos estúpidos (y lo peor, producidos sin razón alguna) y muertecita y flagelada…y, para rematar, aún no ha llegado a la estación y antes de subir al tren ya está llamando a los gemelos y mandando un sms de mil caractéres para decirle a su adán dónde está el “jamónyorkparalosniños” y que ya le echa en falta…hay que joderse…eva esperando que ellos le digan: NO TE VAYAS, MAMÁ y ESPOSA….y, en su lugar, las natillas de chocolate, los gofres, la wii y las birras vuelan por el espacio aéreo casero que la pobre eva había dejado “despejadito del tó”…

En fin…que os dejo, que me voy a limpiar los cristales del comedor antes de coger el tren para ir a pasar 2 días a casa de mi amiga Elisa, pero vuelvo..¿eh?

EVA ANTES DE UN VIAJE…

 


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