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Evitar el conflicto

Por Joseluisp

Evitar el conflicto

Una cliente me comentaba con satisfacción que en su equipo nunca se producían conflictos, algo que muchas veces entendemos como una señal inequívoca de trabajar en un equipo de alto rendimiento. Sin embargo, a menudo tendemos a identificar la falta de conflictos con la evitación de conflictos, un comportamiento que puede hacer más daño al equipo del que uno se puede imaginar.

Nuestra sociedad nos ha educado en la creencia de que el conflicto es algo malo, por lo que siempre tendemos a evitarlo, rechazarlo, reprimirlo o negarlo. Se nos presenta como un tabú, un enemigo no deseado que se instala entre nosotros para introducir el desconcierto, la confusión y la destrucción.

La creencia parte de considerar que el estado natural de las cosas es el equilibrio y el consenso. Cuando pensamos así tendemos a considerar el conflicto como una amenaza que destruye este equilibrio y este consenso para transportanos a un estado desconocido. Por ello es natural el miedo al conflicto. Después de todo, el conflicto no es cómodo, pues nos saca de nuestro espacio de confort y nos lleva a un escenario nuevo y desconocido.

Patrick Lencioni considera que la evitación del conflicto es uno de los síntomas que caracterizan a un equipo disfuncional. Un equipo que evita el conflicto renuncia a alcanzar sus objetivos para mantener ese estado tan confortable de equilibrio. Cuando nuestra prioridad es mantener las relaciones alejadas del conflicto, los equipos dejan de tratar aquellos temas que son fundamentales para mejorar su funcionamiento y alcanzar sus objetivos y sus resultados. Nos instalamos en una cordialidad en la que no permitimos que los asuntos importantes deterioren el grupo. El resultado final es un conjunto de personas que viven en una calma tensa, alrededor de tabúes y conversaciones pendientes que han bloqueado la capacidad de lograr sus metas y que nadie se atreve a ponerlas sobre la mesa para no provocar una tempestad.

Quizás la solución no sea evitar esa tempestad, sino aprender a gestionar el conflicto. A vivir con él aceptándolo y aceptando que, en muchas ocasiones, alcanzar nuestros objetivos y el de nuestros equipos pasa por situaciones incómodas.

No piense que todo la anterior es exclusivo de los equipos profesionales y de las sesiones de teambuilding. Piense, a nivel personal, en el coste que puede tener reprimir determinados conflictos. Evitar el conflicto tambien puede bloquear relaciones personales, relaciones familiares, sistemas sociales e incluso naciones enteras. Después de todo, un conflicto larvado sólo nos ayuda a ganar tiempo, a mantener un equilibrio contenido, una calma tensa, una bomba de relojería que se va alimentado de munición y con un temporizador que en cualquier momento generará una explosión superior a la que en su momento se podría haber evitado.


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