Revista Cine

Exit Through the Gift Shop

Publicado el 28 julio 2011 por Diezmartinez
Exit Through the Gift Shop
¿Quién fue la figura más influyente de las artes plásticas en el siglo XX? Si la pregunta fuera sobre quién fue el más grande artista plástico del siglo pasado, creo que Pablo Picasso llevaría la clara delantera en la respuesta. Pero si la pregunta se refiere a quién fue " la figura" y subre "su influencia", creo que el nombre y apellido qu estamos buscando es el de Marcel Duchamp.A partir de la celebérrima obra de influencia dadaísta "Fuente" (1917), cierto urinario firmado como R. Mutt, Duchamp demostró que bastaba que el artista señalara que eso que él hacía (o "encontraba" o "intervenía") era arte -y que un museo, un coleccionista o un crítico lo aceptara- para que, en efecto, eso -lo que sea- fuera arte. No fue el primero, cierto, pero sí el más influyente: con el "ready-made", Duchamp demostró con creces que no se necesitaba tener, necesariamente, un gran entrenamiento artístico para irrumpir en el mundo del arte. bastaba una buena idea; o, si usted quiere, una buena puntada. La sombra de Duchamp alcanza a cubrir el tema central de Exit Through the Gift Shop (EU-GB, 2010), hilarante y, a la vez, encabronante opera prima realizada por el famoso artista callejero autonombrado Bansky -y de quien, hasta el momento, se desconoce su identidad-, filme nominado al Oscar 2011 a Mejor Largometraje Documental. El propio Bansky, rostro oscurecido, voz ¿británica? distorsionada, aparece desde el inicio de la cinta informando que lo que estamos viendo inició como un documental sobre el arte callejero, esa mezcla de arte popular urbano y vandalismo provocador. La película, se nos dice, empezó accidentalmente, por la afición/obsesión del excéntrico, apasionado o simplemente orate Thierry Guetta, un francés radicado en Los Ángeles que, al no tener nada importante qué hacer -más que mantener esposa y dos hijos-, se dedicó durante casi una década a grabar los ires y venires de algunas de las figuras del "street art" global, como Space Invader -primo de Guetta-, Monsieur André, Zeus, Shepard Fairey y, por supuesto, el mundialmente famoso/desconocido Bansky, célebre por sus graffitis, esculturas callejeras o sus "intervenciones" murales, como la realizada en Cisjordania.Durante la primera parte de la película, Exit Through the Gift Shop se muestra como una absorbente crónica de una corriente artística que, por razones evidentes, siempre se ha desarrollado entre sombras, en el anonimato, en la oscuridad. Al mismo tiempo, sin embargo, va emergiendo, poco a poco, el inquietante -y siempre culposamente divertido- autorretrato narcisista de ese desocupado francés, Thierry Guetta, suerte de servicial asistente solovino del artista que ha decidido seguir, sea Space Invader, sea Shepard Fairey, sea Bansky. Llegado el momento, el propio Bansky, a quien Guetta ayudó para que aquél realizara una de sus más famosas "intervenciones", le aconseja -en parte, se entiende, para quitárselo de encima- que se dedique a hacer su propio arte mientras él, Bansky, trata de encontrarle un sentido a las cientos de horas que Guetta ha grabado sobre el arte callejero y que ha producido un documental, Life Remote Control, que parece haber sido realizado, dice Bansky, por "un retardado". Ni tardo ni perezoso, Guetta regresa a Los Ángeles, se autonombra "Mr. Brainwash" y bajo la sombra de Tzara, Duchamp, Warhol y el propio Bansky, monta una mega-exposición ultraderivativa y se convierte en el nuevo genio del arte contemporáneo gracias a la complicidad de medios y público, ya condicionados a aceptar desde hace casi un siglo que cualquier cosa -un urinario, una caja de zapatos vacía- puede ser arte. En esta segunda parte, el filme se convierte en una lúcida sátira sobre eso que llamamos arte contemporáneo y el mercado millonario que lo sostiene.Como cineasta documental, Bansky demuestra ser, por lo menos en la forma, bastante convencional: las infaltables cabezas parlantes y los testimonios se alternan con las imágenes necesarias -la mayoría de ellas grabadas por el extravagange y narcisista Monsieur Guetta- mientras la voz en off seca, sardónica, de Rhys Ifans, va acompañando los acontecimientos. Pero, por supuesto, el interés de Bansky no está en la provocación formal sino en el contenido y en su personaje que no es él, sino Guetta. Hace casi un siglo, Duchamp abrió la puerta para que muchos otros, con talento o sin él, entraran al mundo del arte. De alguna manera, gente como Bansky entró por esa misma puerta y, atrás y como subproducto indeseable, Mr. Brainwash/Getta. ¿Hay manera de detener esto? Es evidente, después de ver Exit Through the Gift Shop, que esto es imposible. Y, a lo mejor, qué remedio, sería hasta indeseable.
Exit Through the Gift Shop se exhibe hoy en la Sala 2 de la Cineteca Nacional, a las 20 horas.

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